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Ran se encontró a si mismo apareciendo un poco más de lo necesario en el set, sorprendiendo a los trabajadores y haciendolos temblar de miedo. Pero claro, Nahoya ni lo volteó a mirar. Estuvo profesionalmente lejos de él, jamás volteó su mirada para cruzarse, ni siquiera lo intentó.

No debería importarle, pero jodidamente lo hizo.

Así que luego, se vio a si mismo tratando de llamar la atención de Nahoya, una llamada, halagos, pero Nahoya solo agradecía superficialmente.

Tiene mucho estrés acumulado, y la causa de su estrés no ha cambiado ni siquiera con el tiempo.

Era demasiado difícil, en realidad para ambos. Y Taiju se había vuelto loco, realmente era un loco de remate, había optado por la idea más loca, aunque en realidad sus planes usualmente son descabellados, sin pies ni cabeza: lo llevó nuevamente a Nahoya a la casa Shiba.

Esta vez su idea era algo positivo, abrirse con su familia y anunciar su ruptura, manteniendo con sus padres que fue por razones totalmente positivas, pero ahí estaba ahora, sentado rodeado por la familia y todos reían y charlaban en la mesa.

No había rastro de Ran, no sabe si eso era algo bueno o malo. Pero todo el ambiente tan familiar lo empezó a asfixiar en un punto, la felicidad que intentó fingir y sonrió debilmente.

Los padres de Taiju le dijeron que esperaban que su vida fuera buena, que ellos siempre estarían para él casi como una familia, Yuzuha lo abrazó felizmente ¿Qué pensarían ellos acerca de lo que siente por el prometido de la niña de la familia? ¿Qué pensaría Yuzuha?

Tragó saliva, cuando se despidió rápidamente casi que huyó del lugar, se despidió suavemente y cruzó la puerta deseando que esa fuera la última vez que entraría a esa casa, debía serlo. Y mientras se perdía en el asfalto sintiendo su pecho doler con una presión insoportable, el vio la silueta de una persona acercarse.

Era Ran, ja. Perfecto para completar su día.

Ran se acercó casi corriendo, aún respirando agitado atrapó a Nahoya entre sus brazos.

—¡Hoya! ¿Estás bien? —Preguntó totalmente preocupado.

Sus ojos... parecían que realmente se estaban interesando en él, parecían tener sentimientos genuinos.

Nahoya se quedó hipnotizado en Ran, se quedó admirandolo mientras su omega se regocijaba de felicidad por el tacto que tanto había anhelado.

—Deberías soltarme, estoy bien —Se quejó, intentó levantarse. Realmente falló.

—No me parece que lo estés, eh. ¿Te hago un aventón a tu casa?

—¿No estabas yendo a lo de los Shiba?

—Ellos pueden esperar —Ran lo cargó como princesa entre sus brazos, caminando entre la oscuridad hasta su auto.

—¡No debes hacer esperar a tu esposa!

—A ella no le importará, deja de quejarte.

Fue dejado en el asiento de copiloto, Ran empezó a conducir luego de pedir la dirección y ponerla en gps, ambos en completo silencio. Pero toda la cabeza de Nahoya daba vueltas y el dolor que atravesaba su cuerpo podía volverlo sensible a cualquier cosa.

—¿Es esto porque terminaste con Taiju? —Preguntó curioso.

—¿De qué hablas, idiota?

Ran solo se encogió de hombros sin responder más, solo condució tranquilamente mirando de reojo a veces a Nahoya.

Pero el otro no se iba a quedar callado, estaba cansado de esto.

Alfa Equivocado ; RanleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora