Alfa Equivocado ; Ranley

29

No sabía explicarlo, no entendía tampoco por qué estaba yo acá nuevamente.

De las misma manera que he estado casi toda la semana, y la semana pasada también. -ya me deshice mis pensamientos moralistas, no soy una buena persona. "Bueno" eso jamás aplicaría para mí, mucho menos ahora.

No cuando disfruto tener al alfa de alguien más encima mío, robandome el aliento y haciendome sentir pleno, haciendome tocar las estrellas.

He perdido la batalla contra mí mismo.

No estoy orgulloso de eso, pero mientras él se encarga de sostenerme tan cómodamente entre sus brazos, no puedo sentirme arrepentido.

¿Cuando fue que todo empezó a salir mal?

Luego de ese beso luego de años, intenté huir de él, no observarlo y terminar las grabaciones como debían, saliendo casi corriendo del set, también evité ir a la casa de los Shiba, sabía bien que me lo encontraría ahí.

Pero Ran me buscó, una y otra vez. ¿Era amor? No, solo deseo. Él me desea y yo no sé lo que quiero. Pero ya no puedo sentir arrepentimientos, porque he tenido sus labios contra los míos más veces de las que puedo contar ya, y no me arrepiento de eso tampoco.

Mi respiración entrecortada hizo presencia cuando nos separamos, ambos buscando un poco de aire, la vista se sentía tan bien. Ran estaba hecho un desastre por mi, y yo no me quedaba atrás.

Mientras que él solo tenía algunos botones de su camisa sueltos, yo ya tenía la mía completamente abierta y casi cayendo por mis hombros. Ran besó mi mandíbula lentamente, sacandome suspiros bajos, me tocaba con tanta delicadeza.

—¿En qué estás pensando?— Me preguntó, separandose muy poco de mi piel, así que su aliento chocó.

—En que no debería estar haciendo esto contigo.

Cínico.

Él solo se rio y me abrazó de la cintura más cerca.

—No te preocupes, estamos sacando esto de nuestro sistema, en algún momento te cansarás, en algún momento me cansaré y volveremos a la normalidad.

—Me aterra como no tienes ningún conflicto con el hecho de serle infiel a tu prometida.

Y lo dije. Él me miró a los ojos sorprendido.

—¿Quién dice que estoy siendo infiel? Yuzuha es una chica liberal, no le importa realmente si tengo ganas de satisfacerme con alguien más, ella también puede hacerlo.

—Pero no será así cuando se casen —Él se encogió de hombros.

—Por eso será mejor que dejemos ir estas ganas lo más pronto posible, muñeco.

—¡No me llames así, idiota! 

Ran no replicó, solo me besó de nuevo, profundizó sus labios contra los míos y me marcó con su olor, como hacía mucho últimamente, incluso creo que he tomado más duchas de las necesarias estas semanas.

Lo que más prohibido se siente de todo esto, es que estamos en su oficina.

Estoy a horcajadas en su regazo, él me está abrazando de la cintura.

Y todo esto hubiera sido correcto antes, pero incluso si Yuzuha no tiene problema con esto, no he tenido la decencia de mirar a los ojos a Taiju y decirle lo que sucede.

No, no creo poder decirle a Taiju.

Él ha seguido tan amable como siempre, tan... el chico perfecto. Podría incluso confundirme, pero siempre me marca de su olor cuando Ran está alrededor, me besa con una pasión que me abruma y me hace sentir caer.

"Debes decidirte por uno" me dijo Draken, pero ¿Realmente debo decidir?

Es decir, sé que esto que traemos con Ran no durará para siempre, él jamás será una opción, yo jamás seré una opción para él. Pero no puedo anhelar un futuro con Taiju cuando no me siento ni un poco arrepentido de lo que hago a sus espaldas.

Porque sentirme avergonzado no es lo mismo que sentirme arrepentido.

—No pienses en otro alfa mientras me tienes acá —Gruñó Ran, yo rodé los ojos.

—No eres exactamente el que debería decir eso.

—Pero estás conmigo, no con él —Su mano derecha viajó hasta mi mandíbula y me acercó a él, chocamos nuestros labios.

Sí, jamás me sentiré arrepentido, solo un poco avergonzado.

Porque creo que soy adicto a la forma en la que me sostiene, e incluso mis instintos me piden que vaya más lejos, mi omega me grita para que lo tenga junto a mi y no lo deje casarse, estoy enloqueciendo. 

La peor forma en la que un omega puede caer en la locura es la locura por amor. La locura porque desea a un alfa ya tomado. Mis colmillos pican, pero no he tenido un celo adecuado desde hace años.

Los cigarrillos me calman, los supresores inyectados no me han permitido volver a tener un celo.

Cuando Ran se separó para su reunión, aproveché para irme a mi departamento, una ducha para sacarme su olor de encima y pondría a lavar la ropa que usé hoy. Pero a penas abrí la puerta, del otro lado me estaba esperando un olor peliculiar al cual me acostumbré también.

Los ojos dorados de Taiju me saludaron. Una mueca.

—Creo que debemos hablar, Nahoya.

Tragué saliva, yo también creo que tenemos que hablar.