El chico de cabello refinado se miraba en el espejo, siempre había vestido formal, su atuendo casual lo hacía ver como su hermano y no le agradaba mucho eso pero se dejó convencer por su madre.
El atuendo del chico consistía en un pantalón negro, tenis del mismo color, una camisa de manga corta y un suéter color beige, se colocó el anillo que su madre le había dado a él y a su hermano cuando cumplieron quince años y salió de su habitación.
Mientras tanto, el joven modelo se encontraba frente a su espejo viendo cual de las dos camisas que tenía en cada mano, se veía mejor, pero no se encontraba solo, una linda rubia se encontraba platicando con él.
–Y conseguí el regalo perfecto! –se acercó a él y le enseñó un lujoso reloj en una pequeña caja de madera oscura– ¿Qué te parece? ¿Crees que a Felix le gustara? –preguntó mirando atenta al rubio.
–¿Cuál de las dos se me ve mejor? –preguntó serio.
–Adrien! –regaño la rubia– en serio necesito tu ayuda.
–No conozco los gustó de mi hermano, Chloe, aunque el reloj es muy bonito, yo digo que le fascinara –dijo mientras se colocaba la camisa roja con cuadros negros.
–Eso espero, hoy le diré a Felix mis sentimientos, soy imposible de rechazar.
–Claro –la volteo a ver– Vamos.
Ambos salieron de la habitación y fueron a la recepción donde se encontraban algunos invitados, mayormente del joven modelo.
Chloe vio a lo lejos al joven de cabello refinado y una sonrisa risueña se dibujo en su rostro, soltó un suspiro y empezó a caminar hacia la dirección de aquel chico.
Felix esperaba a la azabache, quien había dicho que llegaría en cinco minutos pero aún no llegaba.
–Felix! Feliz cumpleaños –se acercó y lo abrazó.
–Gracias, Chloe –dijo sin interés.
–Te traje esto –le enseñó la caja y la abrió, dejándole a la vista aquel lujoso reloj.
–Ahhh mi padre me regalo uno igual está mañana –mintió, su padre sólo lo había felicitado.
–Ah..emm...olvidalo, te conseguiré algo más –guardó el reloj avergonzada y miró al chico– ¿Bailamos? –propuso con una sonrisa.
–No...no se bailar, Chloe –dijo serio.
Entonces la vio llegar, aquella azabache con el cabello suelto, usando falda negra, una blusa blanca y tenis blancos, se veía muy linda, no estaba sola, estaba acompañada de Alya y su novio Nino.
–Lo siento, Chloe, tengo que darle la bienvenida a los invitados –elevó la mano unos segundos y se fue.
Cuando la azabache lo vio, ambos cruzaron miradas y sonrieron, cuando el rubio se acercó, quiso tomar la mano de la azabache pero ella lo abrazó con una mano, pues con la otra, estaba cargando la caja en donde en su interior se encontraba el regalo del chico.
–Feliz cumpleaños, amargado –dijo con una sonrisa.
–Tonta –correspondió al abrazo.
Al separarse, ambos se mirarón a los ojos pero segundos después la chica reaccionó y con un sonrojo en sus mejillas le dio la caja al chico.
–Es t-tu regalo –dijo nerviosa– espero te guste.
–Me encantará, estoy seguro –sonrió tierno.
–Pero...¿puedes abrirlo en tu habitación? Siento que todos se burlaran –dijo la azabache jugando con sus dedos.
–Tranquila, no importa, si te sientes más cómoda, vamos a mi habitación –propuso.
–Me parece que es lo mejor –dijo con una sonrisa.
–Marinette! Me alegra verte! –sé acercó el joven modelo a abrazar a la azabache.
–Feliz cumpleaños, Adrien...–dijo dando algunas palmadas en la espalda del chico.
–Felix...necesito hablar con Adrien a solas.
–Entiendo, iré a mi habitación –dijo serio.
–Te alcanzo en unos minutos.
–Vamos, Felix, acompáñame –dijo la rubia abrazando el brazo del chico con cabello refinado.
La azabache no pudo evitar sentir celos pero tenía que concentrarse en Adrien, su platica con él.
Ambos adolescentes fueron al jardín de la casa y se sentarón sobre el césped, era una linda noche, el cielo estrellado, una luna tan brillante, hacia frío pero no demasiado, ellos querían estar solos pero no tenían a muchos sitios que ir esa noche. En el jardín se encontraban algunos chicos, por lo tanto, la atmósfera no era del todo silenciosa.
–De...¿de que querías hablar? –preguntó extrañado.
–El...el día que te conocí, me dejaste sorprendida, no sabía que Felix tenía un hermano, jamás lo menciono, después tú y yo nos volvimos cercanos, demasiado cercanos y me olvide de Felix, me olvide de como él pudo haberse sentido solo me concentre en ti y en mi fantasía de tener una historia de amor como las que veía en las películas, quería una historia similar –se quito la pulsera que antes de encontraba en su muñeca derecha– eras el chico de mis sueños, entiendo que Felix se haya enojado cuando te elegí a ti en lugar de a él, lo entiendo y no estuvo bien, no quería perderte pero tampoco lo quería perder a él, sin embargo...no hice nada para impedirlo, lo aleje.
El chico solo la miraba con atención.
–Malinterprete lo que dijiste con Nino y Kim, me disculpo, fue mi error, pero si no fuera por eso, Felix y yo no nos habríamos vuelto a acercar, ni siquiera me hubiera enterado de los sentimientos que él tiene hacia mí y...debo admitir que yo le correspondo.
–No, no es verdad, sólo estas confundida, tú estás enamorada de mí, Marinette, no de Felix –dijo convencido de sus palabras.
–Estaba enamorada de ti, Adrien, pero ahora es diferente, estoy enamorada de Felix, hemos tenido muchas oportunidades para besarnos pero eso nunca sucede –el rubio frunció el ceño– siempre paramos hasta que sea el momento indicado y estoy impaciente por ese momento –soltó una pequeña risita– te hice esta pulsera con todo mi cariño –acercó la pulsera hasta la mano del chico y él la tomó.
El joven modelo estaba fascinado con aquella pulsera, admiraba los detalles que contenía.
–Te la iba a entregar ese día que te escuché con los chicos, ese día te iba a confesar mis sentimientos, luego Felix la encontró y me la devolvió, pensé en romperla, tirarla a la basura o quemarla pero no pude –se humedecido los labios– decidí dártela, puedes hacer lo que quieras con ella.
–Marinette...te amo, siempre lo he hecho y sobre el tema de las demás chicas, no puedo explicártelo porque sería asqueroso –tomó la mano de la azabache– solo dame una oportunidad, te lo suplico.
–Marinette alejo su mano del chico y se puso de pie– me enamore de Felix, Adrien, quiero estar con él y estaré con él –acarició su antebrazo y soltó un suspiro– Feliz cumpleaños, Adrien.
La chica se dio la vuelta y camino hacia la mansión, Adrien se sentía quebrado, se sentía vacío, había perdido a Marinette, ahora ella estaba enamorada de su hermano, parecía una pesadilla de la cual quería despertar, pero no lo era, todo era real y le dolía.
Sin poder resistirlo más, comenzó a llorar, llamando la atención de las pocas personas que se encontraban ahí, ellos se acercaron a él para entender lo que pasaba y poder consolarlo pero el rubio no dijo ninguna palabra.
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𝑻𝑹𝑨𝑻𝑶 [𝙰𝚄 Felinette]
Fanfiction𝐿𝑎𝑠 𝑎𝑝𝑎𝑟𝑖𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑠 𝑒𝑛𝑔𝑎𝑛̃𝑎𝑛, 𝑙𝑎𝑠 𝑝𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑢𝑠𝑎𝑚𝑜𝑠, 𝑛𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑠𝑜𝑛 𝑙𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑟𝑟𝑒𝑐𝑡𝑎𝑠, 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑚𝑜𝑠 𝑚𝑎𝑙𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑝𝑟𝑒𝑡𝑎𝑟 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐ℎ𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑦 𝑙𝑎 𝑟𝑒𝑝𝑢𝑡𝑎𝑐𝑖𝑜́...