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–Estas bromeando ¿verdad? –preguntó el de ojos esmeralda con una sonrisa burlona.

Tomatelo cómo quieras –respondió y pasó a lado de él, dejándolo confundido.

Oye ¿estás bien? –preguntó extrañado.

¿Te importa? –respondió formulando otra pregunta.

¿Qué pasa? Te veo de mal humor –comento preocupado.

–¡Estoy bien, Agreste! Ahora, dejame en paz –ordenó y se alejo de él.

El joven modelo estaba impresionado y confundido al mismo tiempo, no sabía que había hecho para que la azabache se molestara o el porqué de su humor, como sea, quiso darle su espacio y fue a su salón de clases.

Mientra tanto Felix, había sido espectador de aquella escena y estaba sorprendido y alegre por la reacción de Marinette, por un momento, él creyó que la chica se hecharia para atrás, volviendo a lo que era antes, ellos dos siendo enemigos y su hermano teniendo todo lo que quiere.

La azabache, no se sentía feliz pero sí orgullosa de sí misma, al fin le demostraría a todos que es más que una chica inocente.

Pasaron las horas y Adrien necesitaba hablar con Marinette, pero quería darle su espacio, Felix, quien no estaba en la misma clase que su hermano, estaba intrigado por la conducta de la chica y la chica estaba poniendo de todo su esfuerzo para no mirar al rubio que se encontraba enfrente de ella.

En el almuerzo, Lila le comentaba a Marinette sobre un precioso vestido que había creado recientemente el famoso diseñador Gabriel Agreste, la de ojos azules no le estaba prestando mucha atención, estaba perdida en sus pensamientos, era la primera vez que no almorzaba junto a Adrien, se sentía aburrida sin las bromas y conversaciones extrañas del chico.

–¿Marinette? ¿Estas bien? –preguntó la castaña.

Si, sólo que no tengo mucho apetito ahora –sonrió leve y alejo su comida.

–La castaña tampoco le presto atención, estuvo observando a un joven rubio que le hacía señas para escaparse de ahí– Olvidé algo en el salón ¿quieres que te traiga algo? –preguntó con una sonrisa amable.

¿Del...salón? No gracias, estoy bien –sonrió leve y bajo la mirada.

Okey, no tardó, trata de comer algo, por favor –terminó de hablar mientras se dirigía a la salida de la cafetería.

El rubio con cabellera peinada notó el comportamiento de la chica, era desobedecer las instrucciones que la azabache le había dado pero necesitaba hablar con ella, no dejaría que nada ni nadie le quitara la oportunidad de volver a ser amigos.

–¿Te estás arrepentiendo? –preguntó el chico sentándose a su lado, todos los presentes en el lugar se quedaron sorprendidos al no ver una guerra entre Felix y Marinette.

Si, tal vez...debería dejar que Adrien me explique las cosas –dijo decidida.

No está mal saber escuchar, pero ¿por qué usaría las palabras que uso? Pará qué cualquiera pudiera malinterpretar sus palabras? –preguntó en un tono serio– ambos sabemos cuál es la reputación que Adrien se ha ganado, así que no creo que lo que sea que hayas escuchado, haya sido inocentemente malinterpretado, hasta señas sabe hacer el precoz y si no me crees, puedes ir a los vestidores y...ver con tus propios ojos que Adrien...es todo un perro –dijo para después darle un sorbo a su agua.

La azabache se quedo confundida pero así lo hizo, se levantó de la mesa y camino con paso rápido hacia los vestidores

¿Qué has hecho? –preguntó la morena al acercarse al rubio.

Yo? Nada –dijo tranquilo.

–¿Que le dijiste a Marinette? –preguntó con el ceño fruncido.

Solo le dije lo que nadie se atreve, le estoy abriendo los ojos a esa chica –dijo serio.

La morena se quedó confundida pero decidió alcanzar a Marinette y detenerla de cualquier cosa que vaya a hacer, el rubio por intriga, hizo lo mismo.

La azabache se acercaba a la puerta cada vez más, cuando tocó la manija, dudo por unos segundos pero después la giró y entró, no vio a nadie, estaba solo pero si logró escuchar sonidos extraños para sus oídos, se dejó guiar por aquellos sonidos y al llegar, sintió decepción, traición, dolor, furia y asco, Adrien abrió los ojos y miró a la azabache parada junto a los casilleros, detuvo el movimiento de la castaña, se subió los pantalones e intentó tocarla pero la de ojos azules estrelló la palma de su mano contra la mejilla del rubio.

Adrien estaba sorprendido y asqueado de así mismo, la chica estaba apuntó de llorar pero no lo hizo, miró a su amiga y ahí se encontraba ella observando la escena, se sentía apenada y avengonzada.

La azabache se dio la vuelta y se encontró con su mejor amiga y aquel otro rubio, salió corriendo y el de cabellera peinada fue a alcanzarla.

Adrien también iba a hacer lo mismo pero fue detenido por la morena.

¿Qué carajos les pasa a ambos? ¿Tan urgidos están que no pudieron aguantar unas horas? ¿De verdad? –reclamó– Son una mierda y Marinette, Marinette no los perdonará y deseo que no lo haga –dijo molesta y salió de ahí junto con el rubio pero al salir se percataron de la escena en la que Felix y Marinette eran protagonistas.

Marinette no se veía disgustada, se sentía protegida y Felix se sentia orgulloso pues la primera batalla, la había ganado él.

Adrien y Alya estaban sorprendidos, pero al mismo tiempo, el joven modelo estaba preocupado, no quería que el rencor que le tenia su hermano, corrompiera a la azabache, ella era muy especial para él, no la quería de enermiga, solo de imaginarlo, se le destroza el corazón.

𝑻𝑹𝑨𝑻𝑶 [𝙰𝚄 Felinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora