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–Gracias Alix –agradeció amablemente el joven modelo.

Cualquier hueso roto...no es culpa mía –mencionó la pelirroja con una expresión seria.

No seas aguafiestas –dijo mientras se posicionaba detrás de la azabache y la tomaba de los hombros– Marinette y yo solo queremos divertirnos.

–Bien, regresaré en una hora para ver si no murieron –dijo antes de alejarse.

Que exagerada...–dijo en un tono burlón el de ojos esmeraldas.

No está exagerando, Adrien –dijo preocupada– yo nunca me he subido a una patineta, ni por curiosidad –se cruzó de brazos mientras miraba al chico.

Entonces conmigo será tu primera vez –respondió el chico sin pensar muy bien aquella oración.

La chica se sorprendio y su rostro se lleno de color, cosa que quiso disimular al desviar la mirada, el chico reaccionó al mismo tiempo que analizó sus palabras y se incorporó para "aclarar" las cosas.

D-Digo que...será nuestra primera vez –sus mejillas y orejas ardian– bueno...tuya porqué yo ya me he subido a una patineta, aunque fue para un comercial y...no fui muy bueno, yo...ahhh podrías olvidar lo que dije? –preguntó apenado.

El joven modelo se acercó a la chica pero ella le arrebato la patineta y la colocó en el suelo.

Piensa bien en tus palabras, Agreste...solo logras incomodarme –dijo en un tono muy serio.

El chico bajó la mirada, se sentía avergonzado por lo que había dicho, aún sentía sus mejillas arder y le apenaba ver el rostro de la azabache, sentia miedo cuando notaba que ella estaba enfadada, y no es para menos, Marinette nunca mide sus palabras cuando está molesta.

Debido a eso, su amistad con Felix había terminado y Felix la amaba pero había cosas que no permitía.

Segundos después, mientras el muchacho se encontraba ordenando sus pensamientos, escuchó un quejido proviniendo de la chica, levantó la mirada hacia donde ella se encontraba y la vio en el suelo mientras que la patineta continuaba alejándose.

Marinette! –pronunció alarmado para luego correr hacia ella.

Carajo –susurro la chica mientras se apoyaba con sus antebrazos.

Mierda –se quejó al incarse a la altura de la chica– ¿Pero qué paso? –preguntó preocupado.

Paso...que Alix tenía razón! –respondió molesta– siempre tienes muy malas ideas, Agreste!

Eso le había dolido al chico pero decidió concentrarse en ayudar a su amada que darle importancia a aquellas palabras.

Déjame ayudarte –sé acerco aún más pata tomarla de los brazos pero ella volvió a quejarse.

La de ojos azules se acostó en el suelo, dejando a la vista sus rodillas rojas por el pequeño rastro de sangre que comenzaba a salir de sus heridas.

Okey, lo acepto, fue una muy mala idea –admitió el chico mientras se arrodillaba a un lado de la azabache.

No importa! Solo ayúdame –dijo intentando reprimir sus lágrimas.

Cla-Claro! –se humedecio los labios– pasa tu brazo por encima de mí hombros y yo te tomaré de la cintura.

La chica acató sus órdenes y poco después ambos ya se encontraban de pie.

𝑻𝑹𝑨𝑻𝑶 [𝙰𝚄 Felinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora