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Marinette y Felix se encontraban jugando en el gran jardín de la mansión Agreste.

La pequeña azabache era una superheroina y el joven rubio era un supervillano, ambos se veían felices, aquellos niños era muy buenos amigos hasta que ese día llegó el hermano gemelo del rubio.

Marinette estaba persiguiendo al joven rubio pero resbaló, estuvo apuntó de caer al suelo pero el rubio con el cabello despeinado fue más hábil y la sostuvo de las costillas, la azabache estaba sorprendida porque sabía que ese chico con era Felix.

–¿Adrien? –dijo sorprendido el pequeño rubio mientras se acercaba.

Adrien le sonrió a su hermano y ayudó a la azabache a equilibrarse.

–¿Y mamá? –preguntó Felix y enseguida observó a su encantadora madre entrando a la mansión, acto seguido, corrió hacia ella para luego abrazarla.

–Mucho gusto, Adrien, soy Marinette, Felix me ha hablado mucho de ti –dijo con amabilidad y estiró su brazo esperando estrechar amistosamente su mano con la de aquel chico.

Adrien estaba sorprendido y nervioso al mismo tiempo, era la primera vez que hablaba directamente con una chica de su edad, pues había asistido a una escuela de varones. No sabía que decir ni mucho menos que hacer.

Miró la mano de la chica, la tomó con delicadeza, la levantó un poco y depositó un suave beso sobre los nudillos, pues había visto algo así en una película. La azabache estaba sorprendida ante ese acto, jamás había recibido algo así, ambos estaban nerviosos, pues no sabían que hacer después de lo ocurrido pero para su buena suerte se acercaron Felix y Emilie, la progenitora de ambos chicos.

Mamá, hermano, ella es Marinette, es mi...mejor amiga –sonrió con ternura mientras miraba a la chica y ella le correspondio la sonría.

Felix se encontraba sentado en una banca que se encontraba en el patio del instituto, estaba leyendo el libro que había comprado, levantó un poco la mirada y rodó los ojos al ver Marinette jalando de la mano a Adrien, obviamente lo estaba guiando a un lugar, volvió a su lectura e ignoro lo que pasara a su alrededor.

Te...tengo una sorpresa! –dijo la azabache con emoción y una gran sonrisa en el rostro.

¿De verdad? –preguntó el chico correspondiendo a la sonrisa de la chica.

Cierra los ojos –ordenó amablemente.

–Está bien –se encogió de hombros y procedió a acatar la orden de la chica.

Marinette soltó la mano del joven modelo, se acercó a su casillero, de este saco una caja y la oculto detrás de ella.

–Puedes a...–no termino la frase que iba a decir porque en ese momento entró un chico con gorra, se puso nervioso al percatarse de la presencia de la azabache.

Adrien, Kim quiere hablar contigo sobre...eso –dijo intentando sonar casual.

El de ojos esmeralda abrió los ojos de inmediato al escuchar el comentario de su amigo el moreno, miró a Marinette con una expresión tranquila pero por dentro estaba muriendo de los nervios.

–Perdón Mari, olvidé que Kim me prestó unos apuntes –se acercó a ella y depositó un apresurado beso sobre la mejilla de la azabache– te veo en clase.

El rubio y el moreno salieron casi corriendo de aquel sitio, Marinette se quedó extrañada. ¿Por qué Adrien pediría apuntes? Y...¿Por qué a Kim? La chica de ojos azules cerró su casillero y busco al rubio con la mirada, hasta que lo encontró, el joven modelo y su amigo entraron a un salón para después dejar la puerta entreabierta.

Se dirigió hasta aquel lugar y en lugar de entrar se acercó para escuchar la conversación.

–¿Y lo vas a lograr? –preguntó el más alto de los tres.

–¡Por supuesto! Que sea mi mejor amiga, no significa que sea la excepción –dijo en un tono engreído.

Marinette es más lista de lo crees, Adrien, ya deberías saberlo –dijo el moreno.

Si fuera tan lista ¿por qué siempre me hace caso? A pesar de que ella sabe que estoy haciendo las cosas mal, sigue confiando en mi –solto una carcajada.

La chica se sorprendió al escuchar eso, pero en lugar de entrar y hacer que sus dudas se aclaren, prefirió seguir escuchando.

–No creo que sea correcto hacer esto, pero....amo las apuestas, no podrás con ella –sonrió engreído.

Te demostraré que te equivocas y te daré los detalles –dijo con seguridad y también dibujo una sonrisa engreída sobre su rostro.

Marinette quería llorar, jamás imagino que Adrien sería capaz de hacer algo así, sin esperar nada más, se fue corriendo, casi tropieza en el último escalón pero se agarro del barandal, esta acción llamó la atención de Felix y de otros más pero no hicieron nada al respecto. La azabache se dirigió a su edificio, corrió hasta el departamento, entró a su habitación y se acostó en su cama a llorar, estaba dolida, decepcionada y enfadada pero está última emoción era dedicada hacia Felix, pues la chica le dio la razón.

Era una niña estúpida.

Creyó que Adrien se podía enamorar de ella y ser la pareja perfecta, con la vida perfecta, apoyándose uno al otro y cambiando la reputación del chico, pero solo eran ideas tontas.

Felix vio como la chica se marchó de la escuela, pero intentó ignorarlo, de pronto se escucho el timbre de la escuela, indicando el comienzo de clases, cerró su libro, tomó su mochila y apuntó de subir los escalones, se percató que había una pequeña caja de color negro debajo del escalón, se agachó para tomarla y al abrirla notó que era para Adrien, era uno de los accesorios que Marinette solía hacer por entretenimiento. El rubio lo guardo en su mochila y se dirigió a su clase.

𝑻𝑹𝑨𝑻𝑶 [𝙰𝚄 Felinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora