Los nuevos mates salieron por cuenta propia, Dalia quería estar lejos del responsable de su intoxicación. Para su buena suerte su mate la siguió con una distancia moderada que no impedía olfatear a su mate y a los licántropos alrededor suyo. Como Alfa posesivo y territorial que era no dejaría que algún macho se le acercara. Sus desarrollados sentidos ayudaban en eso. Advertía a cualquiera con el que se topara. Los miembros de la manada por respeto se mordían la lengua evitando que sus rostros mostraran sus verdaderos sentimientos, no era miedo lo que sentían, en realidad era una inmensa alegría, veían al cachorro que todos habían cuidado como su propio hijo rendido al amor de su mate, en su tiempo muchos dudaron sobre las decisiones que su Luna había tomado, ahora veían que sus creencias eran las correctas, su camino esta bellamente iluminado y su Diosa les daba su bendición de la única forma que podía, eligiendo a una mate omega para su cachorro y su futuro Alfa.
Por el contrario...
En el despacho todos se encontraban a la espera de los incuestionables reclamos que el Alfa y Luna de Ater harían. Todos los lideres más que aliados eran amigos, la historia de las 3 cabezas masculinas principales sobrepasaba los 100 años. Carlos Giordano, Lucas De Santis y Constantine Bianco por supuesto una amistad solo era eso. Las cuestiones de sucesión de una manada eran de suma importancia y las acciones que la omega pelirroja tuvo con ellos no podían escusarse.
Carlos y Lucas se miraron entre sí, conocían a Constantine, con el tiempo y con la vejes su actitud autoritaria disminuyo. Él no era el problema...
¿Quién sería el valiente en hablar con la Luna?
Así como la mente humana envejecía y algunos se volvían más condescendientes (como el actual Alfa) en otros aumentaba la aprensión a ciertas ideas. ¿Cuál era el caso de la Luna?
Su respuesta no tardo en llegar. La risa de la Luna de Ater se dispersó por todo el despacho rompiendo con la tensión que existía en el despacho.
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— ¿Podemos... saber porque se ríe Luna? — Lucas al final hablo.
— Estoy muy feliz. — Ore muchas noches a nuestra Diosa, hace dos décadas había perdido la esperanza de tener un hijo, después vino la invasión de una manada enemiga y todo paso tan rápido. En un abrir y cerrar de ojos mi cachorro estaba teniendo su primera transformación. Y ahora, no solo podría ver a mis nietos, sino que mi puesto sería para una loba digna.
— No... comprendemos — Por supuesto que no lo hacían. Estoy segura, mi antecesora debió sentir lo mismo que yo ahora.
— Solo es cuestión de tiempo, al conocer a la manada, cuando ella empiece a convivir y verlos como su familia los cuidara también como lo a hecho con sus 3 hermanitos. *sonrisa*— Recordar como le planto frente a mi hijo, a su propio mate y un Alfa, solo por ese instinto... protección, una Luna no es una sin él.
— Entonces... — Ver a mis amigos con frases tan simples, como si fueran estudiantes de primaria era aún más divertido.
— La celebración y bienvenida a nuestra nueva primera beta seguirá como se ha planeado, Constantine y yo nos seguiremos haciendo cargo de la manada como hasta ahora, hasta que Dalia se sienta cómoda aquí, se hará un anuncio oficial.
— ¿Cómo esta tan segura que eso pasara?
— Confíen en el juicio de la Luna de Ater. — Así como la Diosa confió en Dalia.
Nuestra Diosa siempre une a dos almas por una razón.
۞
La noche caía y la luna se alzaba solemne, mi vestimenta estaba lista, al igual que mi maquillaje y peinado. Solo está ahí, mirando hacia lo más hermoso del cielo, mi Diosa, era ella quien me unió a él, mi amor.
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Un rechazo más para una omega cualquiera.
WerewolfMi nombre es Eunice, soy una Licántropo de 28 años, actualmente busco la manera de entablar relaciones con las manadas de Oriente. ¿Quién lo hubiera dicho? Eunice Conti seria la criatura que pondrá solución a todo el desastre que se genero en un m...