Capítulo 36. Preparativos parte 1.

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La gran bienvenida por parte de los Alfas colmaba de comida hecha por el nuevo chef la mesa del gran salón, donde al fin podrían hablar con su querido hijo, y a su futura nuera. La semana en la que estuvieron ausentes, la Luna de Ater no había estado del todo contenta con su Alfa, habían discutido por la ausencia de Damián, tenía muchas cosas que aun debían ser preparadas para recibir a las manadas y sin mencionar que la Luna no dejaba de pensar en Dalia, su futura nuera no era una loba que dejara a sus crías por mucho tiempo, estaba segura de que eso solo causaría discordia entre los dos mates.

Hicieron un grandioso trabajo, apañándoselas para trabajar sin las habilidosas manos de su hijo, papeleo, pedidos y más pedidos de suministros, y sin mencionar el extremo cuidado que tienen con los tres hermanos de su nuera.

El día previsto para su llegaba un aullido hizo que todos los presentes en la mansión salieron corriendo, esperando por su Futuro Alfa.

La Luna aun miraba a su Alfa con ojos acusadores.

A diferencia de los que esperaban. La bienvenida no fue tan alegre.

El cuarteto estaba hecho un desastre, Damián solo llevaba 3/4 partes de su pantalón, y en su espalda desnuda llevaba a su Mate, Eunice y Shirley tenían lodo en toda su vestimenta y en especial, de Eunice surgía un olor a sangre asqueroso.

No era sangre normal, era sangre reutilizada, era de vampiro.

En seguida se les acercaron, examinaron que ninguno estuviera herido y los llevaron adentro.

Los tres lobos saludaron casualmente y subieron a ducharse.

Shirley fue la única que se quedó un rato con los Alfas, explico que en el camino se encontraron con 8 vampiros, no hubo problemas, los cuatro manejaron la situación bien y solo habían recibido heridas leves que sanaron de camino a la manada.

Aliviados, los Alfas subieron en dirección al cuarto de su hijo.

Shirley, los vio y salió al patio trasero. Asegurándose no ser vista por otros, recito hechizos en voz baja, ligeras llamas formaron extrañas caracteres y se desvanecieron unos segundos después.

Era un mensaje para Alana, los vampiros se estaban moviendo de diferente manera a la que habían predicho, y no solo eso, tenían más información de la que imaginaron.

Debian vigilarlos más estrechamente y evitar variable no deseadas.

«Eunice... qué tanto sabes?»

El recuerdo de Eunice con mirada perdida y ligeramente sorprendida no pasó desapercibida por la bruja.

Tendría que hablar con ella y aclarar su sospecha más adelante.

— Nunca lo vuelvas a hacer — Damián hablo con seriedad mirando a su Mate a los ojos.

— Pero estaban atacando ¿esperabas que me solo me quedara mirando? — Dalia, no entendía porque actuaba de esa forma, solo intentaba cuidar la espalda de su alma gemela.

— Soy un Alfa, puedo con lo que sea. — En este viaje había experimentado dos veces la incertidumbre de perder a Dalia, dolía, le ardía el corazón cada vez que volvía a imaginar un escenario donde ella resultaba herida.

— No te creas tanto, no eres inmortal, hasta un Alfa puede encontrar la muerte. — Ella nunca busco la protección de nadie, nunca fue la damisela en apuros y no comenzaría ahora, incluso si había encontrado a su mate se negaba a dejar el trabajo duro a otros. Pelearía, esa era ella. Sacaría colmillos y garras para defender a los suyos.

Un  rechazo más para una omega cualquiera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora