En la noche del festival de la luna Shirley logro con éxito sacar de la fiesta principal al humano que buscaba una noche entretenida con la loba de ojos azules.
Una de las mayores preocupaciones de la bruja era el inequívoco olor de Sebastián.
Si bien ella no tenia el olfato desarrollado sabía que las feromonas podrían liberarse automáticamente y entremezclarse si se han compartido algo más que "simples encuentros".
Alertar de ese modo al Alfa de Garra Blanca era lo último que ella y Eunice necesitaban.
La curiosidad e intrepidez simple fueron algo que caracterizaron a esa pequeña alma humana, y él, al aceptar la propuesta de Shirley produjo un ligero cosquilleo.
¿Una pequeña esperanza?
Si, tal vez, un alma no cambia su esencia tan fácilmente después de todo.
— ¿Y? ¿Qué le parece?
— Ha... magnifico, es realmente una de las mejores que he visto.
El risco donde se encontraban estaba cerca de los limites de la Ater, el recorrido era cerca de una hora de distancia de la plaza mayor, los elegantes trajes de ambos se encontraban estropeados, sus respiraciones eran ligeramente rápidas por el ejercicio y las mejillas se mantenían calientes, desde esa altura podía observarse perfectamente el rio del que se alimentaba el gran cuerpo de agua que Ater, la luna que resplandecía maravillosamente tocaba directamente y tan dulcemente el agua que producía el efecto de ser plata liquida.
Los altos pinos daban la impresión de misterio al escenario, uno que incitaba a desentrañar sus secretos. Por muy salvaje y peligroso que este podría ser.
— Uhh, espera, aún hay algo más.
Shirley había recogido una piedra y la había aventado por el risco, mientras su otra mano se encontraba detrás de su espalda y que realizaba ligeros movimiento de dedos.
Un hechizo era lo que ella intentaba.
Luciérnagas aparecieron desde abajo del risco y los rodeo con tranquilidad después de unos minutos.
— Mágico ¿no?
— ... lo es.
Shirley esperaba con gran deseo haber hecho esto mismo hace siglos.
Y aun con la incertidumbre de no saber que elegirá la persona a su lado, quería hacerlo.
El recuerdo de una o tal vez miles de conversaciones no dejaban de rondar la mente de Shirley.
«Con esto puedo conformarme.»
Ella nunca uso su magia frente al Sebastián de hace siglos y esa era una de las pocas decisiones de las que se arrepentía.
Lo de ahora había sido una acción descuidada que fue notada con gran rapidez por parte del humano y eso era debido a que esas pequeñas criaturas voladoras brillantes, solo aparecían en las noches cálidas en los meses de verano, durante su período reproductivo.
La mirada de sospecha ahora se posaba en Shirley.
Su extraño comportamiento empezaba a llamar la atención de aquel hombre.
Aunque nada salió de pequeños comentarios alabando la hermosura del paisaje.
Regresaron. Había sido un recorrido largo y pasaban por las casas de los lobos de Ater, cuando la fiestaba estaba ya en bajo volumen.
— Es fastidioso...
— Sigue hablando y nos volverás a meter en problemas con los de Ater...
— Esos idiotas... ¡¿Cómo pueden tener descendencia con un humano?! ¡¡Ya ni siquiera estamos hablando de omegas sino de humanos!! ¡¡Humanos!!
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Un rechazo más para una omega cualquiera.
Hombres LoboMi nombre es Eunice, soy una Licántropo de 28 años, actualmente busco la manera de entablar relaciones con las manadas de Oriente. ¿Quién lo hubiera dicho? Eunice Conti seria la criatura que pondrá solución a todo el desastre que se genero en un m...