Con amor y odio

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- Si, nos dijeron que nuestra compañera será la nieta de Snow.- dijo un chico, yo aún tenía la almohada sobre mi cara.- No lo creíamos hasta que la vimos pelear con Johanna Mason.

- Parece que ahora no habla, ja.- dijo la chica.

- Déjenla en paz.- Dijo Alexander, sentado a mi lado.

- Ella no necesita que su noviecito cuide de ella ¿o si?

- No, no lo necesito.- dije mientras me quitaba la almohada de la cara y me ponía de pie.
Los vi a los dos, la chica; tenía el cabello cortado perfectamente hasta el hombro y el rostro pálido, sus ojos eran dorados, seguro ese color no era natural. El chico; era alto y rubio, tenía delineador dorado en los ojos, no pude evitar sonreír.

- ¿Sacaste esa idea de Cinna? Le pregunté
Me miro con los ojos entrecerrados.
- ¿Y tu de donde sacaste la idea de el labio reventado? Ah, cierto, es por la golpiza que te dio Johanna.

- Cuidado con lo que dices.- le dije amenazándolo.

- Cálmate Sthep.- Alexander me tomó del brazo.

- No me digas así.- le dije mientras me apartaba de él y lo miraba, quería protegerme, como siempre, pero yo debía aprender a hacerlo sola.

- Si, hazle caso a él.- Alexander me volvió a tomar del brazo y yo solté una especie de gruñido, no sabia que era lo que me pasaba y el chico frente a mi lo notó.

- Tranquila.- me dijo.- Nosotros no queremos problemas, no tenemos nada contra ti.- la chica lo miro.- Soy Ethan.- me tendió la mano, no me quedo de otra más que aceptar su saludo.- Y ella es Miranda.- Dijo apuntando hacia la chica.

- Bien.- le dije mientras me aproximaba a la puerta.

- ¿A dónde vas ahora? Me preguntó Alexander

- Necesito estar sola un momento.- Y entonces salí, no sabia a donde me dirigía pero estar encerrada en aquella habitación solo haría que estuviera peor.

Caminé por varios pasillos hasta que llegue a uno que me condujo a una escalera, subí, llegué a la azotea del edificio. Me senté en la orilla del edificio, tenía por lo menos diez pisos.
Alguien se sentó a lado mío.

-¿Que no puedo estar sola un momento? Pregunté, quien se había sentado junto a mi era Ethan.- ¿Me seguiste?

- Así es.- dijo él sonriéndome.

- No le veo la gracia a que me hayas seguido.- le dije frunciendo el ceño.

- No... Sólo es que, me agradaste.

- ¿Te agrada que las personas te miren enojadas? ¿O que intenten golpearte?

- La verdad es que no, pero como ya te dije, me agradaste, además noté que allá abajo, mientras peleabas con Johanna, no eras realmente tu.

- Ni siquiera me conoces.- le dije

- Entonces déjame hacerlo, en cuanto anochezca saldremos de aquí un rato, puede ir tu novio si quieres.

- No es mi novio.

- Mejor para mi.- sonrió.- Aún así puede ir si quieres.

- Lo pensaré.- le dije, y entonces el se fue.

Después de sinsajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora