De nuevo en casa

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Subimos a una de las camionetas en las que antes viajaban los agentes de la paz, un hombre que yo nunca había visto iba conduciendo y Johanna iba junto a él, Ethan, Alexander y yo íbamos atrás.

- Parece un paseo para niños.- dijo Johanna mirando por la ventana.

No dije nada, no le vi caso. Ella ya estaba haciendo bastante por mi, además ella me dio la única fotografía de mis padres.

Permanecimos callados todo el camino. Cuando llegamos después de unos minutos bajamos de la camioneta.

- Espéranos aquí ¿de acuerdo?- Le dijo Johanna al conductor. Él asintió.

- Bien, hay que entrar.- dijo ella, pero yo ya estaba dirigiéndome a las escaleras para llegar a la entrada principal.

Percibí un olor horrible. Me detuve.
- ¿Qué es éste olor?- Pregunté

Johanna y los demás también avanzaron y ahora estaban enfrente de mi.

Johanna miró al cielo y después bajo la mirada.
- Es el olor de los cuerpos que estaban aquí.

- ¿Murió gente aquí?- Le pregunté desconcertada.

- Si, niños.

- ¿Cómo?- Preguntó Alexander.

- Bombas.- le respondió Ethan.- Me sorprende que no lo supieran.

- Bueno, me tenían encerrada así que no tenía tiempo de ver las noticias, Ethan.- Le dije

- ¿Encerrada? Ja, seguro estabas en un hotel cinco estrellas.- me dijo sin mirarme.

Me paré frente a él, lo mire con los ojos entrecerrados.

- ¿Cinco estrellas, dices?- Estaba más enojada de lo que pensé.- Según tu, ¡¿Estar días encerrada sin que a nadie le preocupe si mueres o no, sin tener más que una miserable comida por día, y que antes de pasar por todo eso tu propio abuelo te torture es tu propia casa?! Si para ti eso es un hotel cinco estrellas entonces si, estuve en el por varios días

- N-No sabia eso.- dijo Ethan. Porque siempre las personas que más opinan sobre ti no saben las cosas por las que has pasado.

- No, claro que no lo sabias.- Le di la espalda y seguí caminado, subí las escaleras.
Trate de abrir la puerta.
- Al parecer esta cerrada.- dije

Johanna avanzó y pateó la puerta, se abrió.

- Si, al parecer.- dijo con una sonrisa en el rostro.- Siempre había querido patear esa puerta.

- ¿Y ahora que?- Preguntó Alexander.

- Vamos a registrar el despacho de Snow.- dijo Johanna.

Después de sinsajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora