De imprevisto

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Me senté en el pasillo, me recargué en la pared y me cubrí la cara, al parecer desde que mi abuelo me torturó acostumbro hacerlo.
Traté de no pensar en nada más pero los recuerdos de los sueños que acababa de tener me invadían de nuevo. Perdí la paciencia y dejé de cubrirme el rostro. Me levanté y me di cuenta de que alguien de negro se acercaba a mi, era alto, por su manera de caminar pude notar que se trataba de un hombre, estaba a unos metros.

- ¡La encontré!- gritó, y entonces más hombres de negro se aproximaron.
Corrí hasta la habitación y cerré la puerta, me apoyé contra ella.

- ¿Qué pasa?- Me preguntó Alexander mientras bajaba de la litera y se incorporaba.

- Unos hombres...- comenzaron a golpear la puerta.- Creo que vienen por mi.- le dije.

Se puso serio, ya estaba totalmente despierto.
- ¿Cuántos hombres son?- me preguntó

- Pude ver al menos a 3.- le respondí

- No hay otra salida, tiene que ser por la puerta.- dijo

- Pero nos atraparán.

- Tenemos que arriesgarnos.- sacó el tridente.- Tenemos que hacer esto.

Yo tomé las mochilas que habíamos preparado, le di la suya y me puse la mía.

Los golpes que los hombres le daban a la puerta era cada vez más fuertes.
- Cuando te diga, abrirás la puerta y te pondrás detrás de mi.- me dijo

Me preparé para abrir la puerta.
- Uno.- mi respiración se agitaba.- Dos... Tres.

Abrí la puerta, me pare detrás de él y vi como atravesaba a uno de los hombres con el tridente.

Después de sinsajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora