Amistad

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Cuando ese momento terminó, nos quedamos callados un momento.
- Creo que debemos seguir.- le dije

- ¿Seguir?- Me preguntó con una extraña sonrisa y levantando una ceja.

- Seguir caminando, Alexander.- le respondí.

- Ah, si claro.- Comenzamos a caminar.- ¿Por qué tenemos que regresar si ya tenemos lo necesario? Podemos irnos ahora.

- Dejé el tridente de Finnick allá, tengo que ir por el.- le dije.

- Cierto.-dijo mirando al suelo, otros minutos de silencio pasaron.- ¿No volveremos a hablar de eso?- me preguntó

- Sabes que eso de que perdiste tu alma me parece ridículo.- puse los ojos en blanco.

- ¿Entonces por qué me dejaste besarte?- dijo

- Porque... Quería que lo hicieras.- le respondí

- ¿De verdad?

- Si.- le dije.- Al menos eso creo.

- ¿Por qué crees que es ridículo lo que te he dicho?- me preguntó

Alcé la voz.
- Porque no es posible que pierdas el alma, ni siquiera sabemos si eso existe.- dije

- ¿Que nunca has sentido que te falta algo o alguien, Steph?- me dijo mientras me miraba con ternura.

Si lo había sentido, eso que me faltaba eran mis padres, entones lo entendí; quizá no puedas perder parte de tu alma pero si puedes sentir que algo te falta para vivir.

Asentí.

- Entonces sabes como me siento, o mejor dicho, sabes como me sentía porque, ya no me siento así, no más.

Lo miré, ya habíamos llegado a el edificio por el que teníamos que subir para saltar hasta el otro. Cuando llegó el momento de saltar el me detuvo y me tomó del brazo.

- Espera.- me dijo.- Sólo ve por el tridente y regresa aquí:

- ¿Por qué?- Le pregunté.

- Es mejor que nos vayamos ya ¿no lo crees?

- No.- le dije.- Hay que quedarnos solo esta noche, para poder descansar.
El asintió con la cabeza.

- Entonces solo una cosa más.- me dijo.

Me abrazó y me besó la frente.
- Listo.- me dijo con una sonrisa.
Salté y entramos al edificio por la puerta de la azotea.

Cuando llegamos a la habitación, Ethan ya no estaba dormido en la otra litera.
- Bien, hay que dormir.- dijo Alexander. Sacó el tridente de abajo de nuestra litera y me lo dio.- Toma

- Déjalo ahí, mañana cuando nos vayamos lo sacaré..- le dije

- De acuerdo.- Y se acostó en la cama superior de la litera.

- Hey.- le dije.- Yo escogí esa.

- Aquí hay espacio.- me dijo.

- Estas loco si crees que dormiré ahí.- reí:

- Entonces me temo que tendrás que dormir abajo.- Me sonrió.

- No soy idiota.- le dije y subí a la cama superior de la otra litera en la que hace horas dormía Ethan y me acosté.

- Chica lista.- dijo y sonrío.
Fue lo último que vi antes de quedarme profundamente dormida.

Después de algunas horas abrí los ojos al sentir que alguien me estrechaba con sus brazos, era Alexander.

- ¿Que no tenías tu propia cama?- le dije con voz ronca.

- Pero tu no estabas allí.- dijo casi dormido.
Cerré los ojos de nuevo, esto ya estaba siendo extraño pero también muy reconfortante.
Yo seguía sin saber como eso era posible...

Después de sinsajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora