Caida

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- ¿Llegar a tiempo a donde? - pregunté
- Iremos por un par de cosas.- respondió Ethan
Comenzamos a caminar a través de varios callejones, no pude ver en qué condiciones estaban las demás calles, pero lo poco que pude ver estaba casi destruido.
- Tenemos que bajar.- dijo Miranda
- ¿Bajar? - Le preguntó Alexander
- Si, abajo hay túneles.
Yo no tenía ni idea de que esos túneles existieran.
- ¿Y por qué no vamos por aquí? - Les pregunté
- Había trampas que fueron activadas y varias calles quedaron cubiertas de una espuma tóxica.- Dijo Ethan
- Vaya.- le respondí.- Bien, entonces bajaremos.
Seguimos caminando hasta que llegamos a una de las calles cerca de las afueras del Capitolio. Ethan se detuvo, se agachó y levantó una placa de metal, debajo de ella había una escalera.
- ¿Quién va primero? - Preguntó él
- Bajen ustedes primero.- le dijo Alexander.
- ¿Aún no confían en nosotros? - Preguntó Ethan mientras me miraba.
Le sonreí falsamente.
Bajaron ellos primero, cuando fue nuestro turno, Alexander me tendió la mano para ayudarme a bajar, acepte su ayuda; después de todo, el era la única persona en la que yo confiaba.
Cuando bajamos percibí un olor horrible; olía a rosas... Y sangre. El mismo olor de mi abuelo.

- ¿Por qué huele así?- Pregunté antes de cubrirme la nariz

- No lo sabemos, hacia tiempo que no veníamos aquí.- Dijo Miranda.
Seguimos caminando, bajamos unas escaleras más y de repente, lo vimos:
Había mutos por todo el suelo, parecían reptiles, y todos olían a una mezcla entre rosas y sangre.

- Creo que era mejor la espuma tóxica.- dijo Ethan sonriendo.

- Ya es tarde como para regresar.- le dijo Miranda.
Así que seguimos caminando.
Ethan y Miranda iban detrás de nosotros, yo iba junto a Alexander.

- ¿Estás bien?- Me preguntó él

- Si ¿Por qué no debería estarlo?

- Dijiste que casi morías.- sonrío.- ¿Esa no es suficiente razón?

- Ah, eso.- me pase una mano por el cabello, era un desastre. Él me apartó un mechón de cabello del rostro.- Casi caía del edificio cuando salté.

- ¿De verdad?- Noté su preocupación.- ¿Qué pasó después?

- Ethan me ayudó.- le dije

- ¿Confías en el?.- me preguntó

- No lo sé, quiero decir, me ayudó y todo pero, dijo algo extraño.

- ¿Que te dijo?

- Algo cómo "si quisiera matarte lo haría"- le dije en voz baja imitando la voz de Ethan, su voz tranquila y un tanto ronca.

- Pero no lo hizo.- me dijo Alexander.

- ¿Entonces tú si confías en él?

- No, pero me alegro de que no te haya dejado caer.- me dijo él

- Pero ese es el problema de no saber si confiar o no.- le dije.- Nunca sabes si te dejaran caer hasta que ya lo han hecho, te das cuenta hasta que ya es tarde.

- Sabes que yo no te dejaría caer.- me dijo.- Y no es tarde.

- Oh no.- escuché decir a Miranda, me di cuenta de que Alexander y yo estábamos tan distraídos que no nos habíamos dado cuenta de lo que había frente a nosotros.

Había un montón de mutos, todos muertos, o al menos eso parecía. Se notaba que alguien los había matado violentamente.

- Otra de las trampas, supongo.- dijo Ethan.
Seguimos caminando, pero de repente me detuve, junto a uno de los mutos, en el suelo, había un tridente.

- No puede ser.- dije, caminé hasta el y lo tomé.
Los otros ya se habían percatado de eso.
- ¿De quién podrá ser?- Preguntó Ethan
Observé el tridente, tenía una inscripción en el "F. O."

- Finnick Odair.- susurré.

- Así que aquí fue.- dijo Miranda.

- Aquí debe ser el lugar donde él murió.- Dijo Ethan.

- ¿Te lo quedarás?- Me preguntó Alexander.

- No lo sé.- dije

- Quédatelo.- me dijo Ethan.- El ya no lo necesita.

- ¿Y yo lo necesito?- Pregunté

- Con el odio que la gente te tiene... Yo opino que necesitas un arma.

Después de sinsajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora