Nuevo complice

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- ¿Que haces aquí?- le preguntamos.

- Tratando de ayudar.- se encogió de hombros.

Un chico llegó corriendo, se paró detrás de Ethan, acerqué el tridente a ellos, indicándoles que se alejaran.

- Mira nada más.- dijo él chico junto a Ethan.- No es como dijiste.- soltó una carcajada.

- ¿Quién diablos eres tú?- le grité

- No es para nada como me contaste.- corrigió.

- ¿Alguien pude explicarme que pasa aquí?- les dije a ambos sin bajar el tridente. Alexander puso su mano en mi hombro.

- Sólo queremos ayudar.- dijo Ethan.

- ¿Por qué tendrías que ayudarnos?- le pregunté.

- Porque tu nos ayudaras a nosotros.- dijo

- ¿Y en qué se supone que los ayudaré?

- A decirnos donde están todos los documentos que tenía tu abuelo sobre los juegos.- dijo Ethan seriamente.

- ¿Creen que yo sé dónde están?- le dije con media sonrisa, sabia donde estaban pero para eso necesitaba regresar a la mansión.

- ¿No lo sabes?- me preguntó el chico detrás de Ethan.

- Si sé dónde están.- le dije sonriendo.

- Vamos entonces.- dijo Ethan.
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Todo el camino transcurrió en completo silencio, cuando por fin llegamos hablé:
- Hay que darnos prisa, quédense aquí...

- Ni creas que irás sola.- me dijo Alexander, parándose a mi lado y mirándome con cariño.

- Esta bien, acompáñame entonces.- le dije.

- Nosotros también debemos entrar.- dijo el otro chico.

- ¿Es realmente necesario?- preguntó Alexander.

- Si, si nos quedamos aquí podrían vernos y se supone que está prohibido venir.- explicó él.

- ¿Para qué necesitan esos documentos?- le pregunté.

- Queremos saber todo lo que nos ocultaban acerca de los juegos.- dijo encogiéndose de hombros.
Puse los ojos en blanco.
- Bien, se los daré siempre y cuando nos ayuden a llegar al distrito 4.- le dije.

- Trato hecho.

Cuando entramos me di cuenta de que todo estaba más descuidado que la última vez que estuve ahí.
Subimos las escaleras y entramos al despacho de mi abuelo.
Me paré justo en el centro del despacho y puse las rodillas en el suelo. Traté de buscar un azulejo suelto y, cuando lo encontré, lo levanté, había una carpeta repleta de papeles ahí. La saqué.

- Fue más rápido de lo que esperaba.- dijo Ethan.

- Descubrí esto cuando era niña pero jamás se lo había dicho a nadie, tan solo con ver las palabras "Tributos" y "Cosecha" en la carpeta decidí dejarlo todo como estaba y no volver a abrirlo.

- Que bueno que aún lo recordabas.- dijo el chico, sonriéndome, Alexander lo miró enojado, ese gesto me pareció innecesario.

- Bien, yo llevaré eso con la presidenta y tu los ayudaras a ellos a llegar a donde necesiten, ¿De acuerdo?- le preguntó Ethan al chico.- No tardes demasiado, Dominic.

Escuchamos que la puerta se abría, tomé el tridente del suelo, donde lo había puesto para poder levantar el azulejo, y entonces salimos del despacho para poder bajar las escaleras y salir, pero entonces vi a uno hombre de negro, era rebelde y llevaba un arma.

Apuntó hacia mi. Jaló el gatillo.
Pero la bala no me hirió a mi, alguien se interpuso.

Después de sinsajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora