Llegamos a un edificio a las afueras del Capitolio, parecía abandonado. No lo estaba, cuando la camioneta se detuvo, dos hombres salieron del edificio, ambos estaban armados.
- ¿Quién es él?.- Preguntó uno de los hombres mientras apuntaba hacia Alexander.
- Un amigo.- respondió Dominic.
- ¿Dónde está tu hermano?.- preguntó el mismo hombre. Oh no.
- Murió, cuando fuimos allá un hombre nos atacó.- explicó Dominic.
El hombre bajó la mirada, parecía desconcertado. Dijo:
- No debía haberlos atacado, somos del mismo bando, si los atacó fue por una razón.- Y tenía razón, no los iba a atacar a ellos, me iba a matar a mi, pero Ethan se puso en medio.
Dominic desvió la vista del hombre, luego me miró a mi. El hombre abrió la puerta, me vió.
- ¿Y ella quién es?.- Preguntó.- ¿También es otra de tus amigas?
- Algo así.- dijo Dominic mientras bajaba de la camioneta, Alexander hizo lo mismo.- Ethan me pidió que la ayudara, que los ayudara a ambos.- dijo.
- ¿Sabía Ethan quién es ella?.- preguntó el hombre.- ¿Sabía que es la nieta de Snow?
- Si, él lo sabía.- respondí.
El hombre miró a Dominic, el asintió.
- ¿Y a qué se supone que los vas a ayudar?.- preguntó.
- A salir del Capitolio.
- Ja, eso quizá será fácil, todos la van a querer fuera de aqui.- dijo el hombre, yo entrecerré los ojos, odiaba que todos hablaran de mi así.
Entramos al edificio, por dentro estaba muy iluminado, y repleto de gente, la mayoría estaba vestida de negro, pero otros llevaban ropas de todos los distritos combinada en un solo atuendo, era dicícil distinguir a que distrito pertenecía cada persona, no había ropa extravagante y eso me resultaba raro pero, a la vez me calmaba, todo eso era nuevo, estaban comenzando de nuevo.
Estaba tan distraida observando todo que, no noté que una mujer iba caminado hacia nosotros, su ropa era como la de los rebeldes que yo veía en las propos del distrito trece, supe de inmediato que se trataba de la nueva presidenta.
- Presidenta.- dijo Dominic.- Tengo lo que me pidió.
Ella asintió y dijo:
- Muy bien.- me miró, noté su sorpresa al verme allí.- ¿Cómo lo conseguiste?.- Su mirada volvió a Dominic.
- Ellos me han ayudado.- dijo.- Sus nombres son Alexander y...
- Stephania.- interrumpió.- Lo sé, pero la pregunta es ¿Por qué están aqui?
Entonces hablé:
- Esperaba que nos pudiera ayudar.- le dije.
- ¿Por qué debería hacerlo?.- dijo
- Porque yo les he ayudado a conseguir lo que necesitaban.
- Y te lo agradezco.- dijo Paylor.
- Puede agradecérmelo ayudándome saliendo de aquí; del Capitolio.- le dije.
- Esta bien, después de todo los medios de transporte ya están funcionando.- dijo ella.- Dime a donde quieren ir tu y tu amigo y me aseguraré de que se cumpla.
- ¿No es ninguna trampa?.- le pregunté.- Ha sido demasiado fácil.
- Sé que en este punto debe ser muy difícil para ti confiar en las personas, pero no se trata de ningúna trampa, yo no te necesito aquí y tampoco me interesa porque te vas, solo sé que tu ya no significas nada aquí, ni en ningún otro lado, en cualquier lugar te tratarán igual.- me dijo.
Tenía razón, no tenía porque ponerme una trampa o retenerme, si moría, a nadie le iba a importar. Si vivía, nadie se iba a preocupar por mi, al contrario, muchos se alegrarían. Mi vida ya no importaba aqui ni en ningun lado.
A menos que encontrara a mis padres. Sólo así mi vida le importaría a alguien y tendría algún sentido. Pero si no...
- Irémos al distrito trece.- le dije.- ¿Aún hay personas allí, no?
- Si, las hay.- me dijo.- ¿Que se supone que quieres hacer allí?
- No tengo porque decirte eso.- le respondí y comencé a apartarme de ella.
- James y Elizabeth.- dijo, volví a mirarla.- Ahora recuerdo, Annie Cresta me pidió que buscara información sobre tus padres ¿No es asi? Plutarch me informó que te hizo llegar una fotografía.
Me quedé callada unos segundos, ella lo sabía.
- Si.- le dije.
- Ellos estaban en el distrito doce, eso tu ya lo sabías, y supongo que también sabes que el distrito doce ya no existe. ¿Qué te hace pensar que no murieron en aquel ataque?
- Porque mencioné que iría al distrito trece y usted automáticamente dijo sus nombres, eso me hace pensar que estan ahí.- le respondí.
- Inteligente.- dijo ella con una sonrisa de satisfaccíon.- Tal vez no seas igual de estúpida que Snow.
Y por segunda ocasión en el mismo día habían insultado a mi abuelo.
Por segunda ocasión en el mismo día había aclarado que no soy como él.
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Después de sinsajo
FanfictionDurante años los vencedores los juegos del hambre se llenaban de riquezas y a mi parecer, eso era suficiente. Pero después noté que las riquezas no eran nada comparado con el sufrimiento que los tributos debían soportar antes y después de los juegos...