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Abaddon llegó a la madriguera sintiéndose horrible y derrotado, no podía creer que sus esfuerzos no diesen resultado y las cosas estuviesen mucho más tensas con sus prometidos, sabía que debía ser muy paciente pero simplemente no podía detenerse cuando lo provocaban de esa forma y a pesar de haber escuchado esas palabras miles de veces antes de llegar a donde estaban ahora, escucharlas del gemelo lo hacían sentir asqueado de si mismo y de lo que se había convertido por culpa de sus malas decisiones, con un nudo en la garganta cruzó la sala ignorando a su madre y hermano que intentaron hablarle y entro en la pequeña habitación cerrando la puerta, acostándose en la cama tratando de reprimir los pensamientos amargos que le provocaban los recuerdo de ese espantaso día.

Narcisa sabía que algo malo ocurría con si hijo desde el momento en que vio la expresión afligida en su rostro, no es que su hijo fuese muy expresivo antes, pero ahora que estaban lejos de su esposo y formando una nueva vida podía notar como sus hijos se hacían más abiertos con sus emociones y podían verse más vulnerables ante las situaciones en vez de esconderse bajo la fría máscara que su apellido les había creado.

Se levantó dispuesta haber que le ocurría a su hijo mayor giro la manija y se sorprendió que no tuviese seguro, aún así ingreso a la habitación y se sentó en una esquina de la pequeña cama de un cuerpo en la que se hallaba su hijo boca abajo y acarició los cabellos azabaches tratando de convencerlo de que le dijese lo que le estaba molestando.

Al día siguiente a las 8 de la  la mañana Molly Weasley se presentó en la casa de sus hijos, con el fin de darles el regaño de sus vidas.
Narcisa le había explicado cómo había llegado su hijo, pero que este se había negado rotundamente a contar lo que le molestaba alegando que todo estaba bien y aunque Molly lo intento tampoco tuvo resultados, pero sabía perfectamente como eran sus hijos y de lo que eran capaces, por lo que sabía que de alguna forma se las habían imgeneado para hacer algo que molestase al  chico.

Molly entendía como debían sentirse sus hijos, enfadados por tener que casarse con alguien a quien no querían, pero eso no justificaba el trato que le diesen al primogénito de los Malfoys que ya habían recibido un castigo tan humillante como ser una paria. Molly no podía condenar a esos dos chicos por lo que les habían inculcado sus padres y sus hijos tampoco deberían hacerlo, mucho menos si no se tomaban el tiempo de conocerlo realmente.

– Buenos días madre, ¿Qué haces aquí tan temprano?–un nervioso Fred le recibió notando la furia que aguardaba su madre.

–Vengo hablar de lo que hicieron ayer, Fred–respondió está de forma sería.

–Él no es Fred, soy yo. ¿En serio mujer te haces llamar nues...–respondió George apareciendo de la nada tratando de aligerar el ambiente, pero su frase fue cortada por la furia de su madre.

– ¡No es momento para bromas George! Lo que sea que hicieron ayer es inaceptable como se atrevieron a molestar a Abaddon cuando el recorrido era solo para que pasasen un tiempo juntos y se
conocieran–vocifero la mujer molesta esperando hacer entrar en razón a sus hijos, sin embargo Fred se mantuvo a raya, pero George no estaba aceptando que su madre los reprendiera por un mortífago, paria.

– ¡Excelente! También te fue con el chisme que buen prometido, hijo de papi y mami tenia que ser–añadio George con burla.

– No vuelvas a decir algo como eso George Weasley, porque él no tiene que decirme nada para saber lo que ustedes hicieron y esa familia ha estado pasando por todo tipo de cosas horribles estos últimos meses y lo que merecen ahora perteneciendo a nuestra familia es algo de tranquilidad, así que ahora que va a mudarse aquí como corresponde piensen muy bien lo que están haciendo y no se atrevan a dañarlo o
verán– terminó la conversación y se marcho por la chimenea esperando que sus hijos entrarán en razón y mejorasen su actitud.

Fred no podía negar que se sentía culpable por el enojo de su madre y que su hermano estuviese diciendo  cosas sin pesar, el tampoco estaba feliz por lo que les estaba pasando, pero estába tratando de ser el maduro en la situación, pero cayó en cuenta de que no había estado haciendo un buen trabajo al dejar que su hermano dijese todas esas cosas al Malfoy, sobre todo porque ahora era su prometido y debían por lo menos poder convivir en una habitación sin asesinarse.

George no sabía que pensar, sabia que se desquitaba con la persona equivocada pero no podía evitar sentirse frustrado ante todo lo que les estaba ocurriendo y aunque siempre había sido el más empático, sentía que no podía ponerse en los zapatos de la familia Malfoy, simplemente porque no era consciente de lo que conllevaba jugar del lado malo de la guerra.

George no sabía que pensar, sabia que se desquitaba con la persona equivocada pero no podía evitar sentirse frustrado ante todo lo que les estaba ocurriendo y aunque siempre había sido el más empático, sentía que no podía ponerse en los zapatos de...

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Por otro lado Abaddon se encontraba empacando en cajas las prendas que le habían dado los señores Weasleys, con algunos peines y accesorios de segunda mano, que no eran las cosas finas que solía usar, pero eran bonitas y acogedoras y no es que Abaddon pudiese quejarse si por primera vez en muchos meses tenía cosas a las que llamar suyas.

Sabía que debía mudarse al apartamento de los gemelos, como dicha tradición lo decia debía dormir en un cuarto separado de su prometido y después en la noche de bodas se unirían en la recámara matrimonial. El pelinegro no podía evitar sentirse nervioso y a la expectativa de lo que su nueva vida le traería, sabía que en algún momento la discusión del día anterior se repetiría, pero debía mantenerse fuerte para poder salir adelante y ahora no se sentía muy fuerte sabiendo que sólo unas pocas palabras de uno de los gemelos lo habían llevado al colapso y a hacer preocupar a su madre que le fue con el chisme a la matriarca que fue directo a reclamarle a sus hijos, definitivamente iba a tener un largo proceso antes de poder formar alguna clase de vínculo con los gemelos.

Tomo las cajas con ayuda de Narcisa y Draco y uno a uno entraron en la chimenea, con cada uno de ellos esperando que resultase lo mejor para todos.

coмproмιѕo y pαrιαѕ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora