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Fred despertó la mañana después de la boda sintiendo su cabeza reventar por la resaca, intentó moverse, pero se encontró con dos pesos acurrucados sobre su pecho desnudo. En realidad, los tres estaban semi desnudos. ¿Qué carajos había pasado anoche?

El pelinegro le siguió un par de minutos después sintiendo su cuerpo cálido y con la resaca palpitando en su cabeza y un nudo en el estómago. Parpadeo un par de veces y se encontró frente a frente con Fred que le dio una suave sonrisa somnolienta, miro alrededor notando la familiar alcoba matrimonial bastante vacía a excepción de los muebles y después hacia un lado donde George se acurrucaba aún roncando en el pecho de su hermano mayor ¿Y estaba sin camisa? ¿Fred estaba sin camisa? ¡¿Y por qué él tampoco estaba usando camisa?! ¡¿Por qué no tenía pantalones?! ¡¿Y por qué estaba recostado en el pecho de Fred?!

Trato de alejarse con rapidez, pero el mayor apretó su cintura con su brazo derecho libre evitando que se levantase.

-Buenos días-pronuncio en un tono casi coqueto con una mirada pícara.-Parece que anoche no solo bailamos en la pista, sino que también tuvimos nuestro propio baile privado, ¿eh?

Abaddon sintió que el rubor subía rápidamente a sus mejillas al escuchar las palabras juguetonas de Fred. Tragó saliva nervioso y apartó la mirada, intentando encontrar algo que decir. ¿Qué demonios significaba eso?

El otro río ante su falta de respuesta y después se llevó la mano a la cabeza, adolorido. Abaddon acarició el cabello pelirrojo gentilmente a lo que el pelirrojo gimió satisfecho, haciendo que el ojigris se pusiera de pie tratando de cubrir su cuerpo, cogió una camisa de Fred del suelo y se la puso con rapidez, sonrojándose, mientras Fred traga saliva sin perderse cada uno de sus movimientos.

-¿A dónde vas?-preguntó, viéndolo terminar de abotonarse descuidadamente.

-Traeré pociones para la resaca-sonrió Abaddon, frotándose los ojos, y se alejó saliendo de la habitación. La camisa le quedaba grande, apenas cubría por debajo de sus muslos pálidos y voluminosos, y Fred solo pudo morderse los labios y cubrir sus ojos con su brazo. Estaba tan jodido. Sobre todo por la tienda levantándose en sus pantalones. Joder, joder, joder.

La incertidumbre sobre lo que realmente sucedió durante la noche nupcial atormentaban a Abaddon

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La incertidumbre sobre lo que realmente sucedió durante la noche nupcial atormentaban a Abaddon. Después de su encuentro con Angelina Johnson y aquel perturbador episodio en el baño, su memoria se volvía borrosa.

Intentó reconstruir mentalmente los eventos, pero todo parecía difuso y fragmentado. La posibilidad de haber compartido intimidad con los gemelos se interponía en sus pensamientos, creando una mezcla de emociones.

Se debatía entre la excitación y la ansiedad, sin saber si sus expectativas se cumplieron o si su mente le jugaba alguna travesura. Además que la broma tonta de Fred le había dejado con aún más dudas, pero estaba demasiado avergonzado como para preguntar.

La mañana se presentaba como un misterio, y Abaddon se enfrentaba a la difícil tarea de descubrir si aquella noche fue el inicio de una nueva etapa en su vida o simplemente un capítulo confuso de su pasado. Las dudas se agolpaban en su mente, formando un laberinto de preguntas sin respuestas claras. La única certeza era que la noche anterior había sido más complicada de lo que su mente podía abarcar en ese momento.

coмproмιѕo y pαrιαѕ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora