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El pelinegro apoyo sus codos sobre la mesa del comedor, concentrado en dibujar suavemente en una vieja libreta con una pluma y tinta que intentaban manchar su trabajo, pero eso no lo detenía, cada trazo era un escape, una pausa del mundo y del cao...

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El pelinegro apoyo sus codos sobre la mesa del comedor, concentrado en dibujar suavemente en una vieja libreta con una pluma y tinta que intentaban manchar su trabajo, pero eso no lo detenía, cada trazo era un escape, una pausa del mundo y del caos que lo rodeaba.

A la vez disfrutaba de un enorme pedazo de pastel de los sobrantes de la boda. Era el mejor pastel que había comido nunca, y se ponía mejor con el pasar de los días.

Cuando de repente el sonido de un golpeteo continúo proveniente la puerta principal siendo tocada le saco de su estado de paz. Se levantó para abrir con cautela, era inusual que recibieran visitas que no entrarán por la chimenea. Ya que el acceso al departamento de los gemelos era a través de una escalera empinada en forma de caracol ubicada en la parte trasera de la tienda de bromas, para mayor privacidad y separación del negocio.

Agarro su varita y abrió con cuidado la puerta para mirar por la rendija, pero la otra persona la empujó dándole en la cara haciendo que este retrocediera sujetando su rostro adolorido.

-¡Demonios!-chillo sintiendo como casi se le salen las lágrimas por el dolor.

-¡Angelina, cuidado!-regaño alguien y Abaddon levantó la mirada aún sosteniendo su nariz y frente adolorida, encontrándose con el rostro fruncido de Lee Jordan que le miro con preocupación acercándose para examinar su cara.

-¿Cómo te sientes? ¿Estás bien?-pregunto levantado su mano, pero bajándola sin saber si debía sostener el rostro del pelinegro para revisarle o sería demasiado invasivo de su parte.

-¿Qué sucede?-gruño George asomándose al haber sido atraído por el ruido. Seguido de Fred que se acercó enseguida a Abaddon.

-¡Hola, George, Fred!-saludo emocionada la bruja que acomodó su cabello negro hacia atrás y sonrió brillantemente. Lee giro los ojos a su lado y observo con atención como Fred examinaba al pelinegro.

-Oh... Hola, Angelina... ¿Qué haces aquí?-pregunto con inquietud al verla de pie en la puerta, con pantalones de tiro alto ajustado y acampanados en el final, una blusa blanca de escote cuadrado, un bolso y un abrigo rojo.

-¿Te duele mucho? ¿Qué pasó?-cuestiono preocupado Fred en voz alta sujetando las mejillas del menor con sus manos.

-Oh, por Merlín, lo siento muchísimo, Malfoy. No me fije que estabas allí.-hablo la morena que sonrió en un tono inocente.

Abaddon se apartó de Fred con un gesto malhumorado, de su nariz corría un largo hilo de sangre.

-Es Weasley-remarco molesto.

-Tranquilo. Angelina no quiso lastimarte a propósito y se ha disculpado.-dijo George y Abaddon se volteó para mirarle, entonces el pelirrojo vio como la piel pálida del ojigris estaba roja en su frente y nariz y como la sangre escurría de esta, ¿Talvez debió haber sido más sensible con Abaddon? No se había fijado que fuera tan grave y que estuviera sangrando, solo pensaba que su hermano estaba exagerando al preocuparse, y ahora el otro le miraba con reproche.

coмproмιѕo y pαrιαѕ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora