XII

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YANGMI

La fiesta era más una reunión de amigos que otra cosa más sofisticada como la que estaban acostumbrados a hacer en la mansión.

Ellos charlaban de sus cosas, de lo que habían vivido en común y yo sólo escuchaba atenta pero sin entender nada de lo que decían, no podía hacer otra cosa tampoco, esta no era mi vida.

No es que me sintiera desplazada, pero no tenía nada que aportar a sus anécdotas.

Miré hacia el gran ventanal que había en el salón principal y me entusiasmé al ver que nevaba, no podía salir fuera desde que llegué aquí. Bajo ningún concepto me dejaban poner un pie en el exterior, pues lo tenía totalmente prohibido. Pero eché un vistazo medio escondida para saber que hacía el señor Jeon y vi que hablaba en éste momento con Yoongi, y por otro lado Tae tenía una conversación con IU. Empecé a dar unos pasos atrás despacio, supe que tenía la posibilidad de salir al balcón, nadie se daría cuenta.

Llegué al gran espacio abierto que daba a la entrada principal. En cuanto puse el pie donde el suelo era de mármol megro pude admirar la alfombra blanca que se extendía hasta el pequeño bosque que era parte de las tierras pertenecientes al señor Jeon. La nieve aún caía y era algo tan hermoso que me olvidé por un momento donde estaba.

Noté el frío en mi cara y me dieron ganas de llorar, me sentía sola porque añoraba a mi hermana a la que necesitaba a mi lado todos los días.

El frío me caló más hondo porque mi vestido no era muy apto para estar fuera con las temperaturas tan bajas que había. Pero no quise darle mucha importancia y seguí mirando a mi alrededor.

—No pensarás salir corriendo, ¿verdad? —miré a mi lado y estaba el señor Jeon con su mirada a la lejanía, siempre hacía lo mismo, era su manía preferida. No se había acercado mucho a mí, estaba distanciado lo suficiente como para poder abrir mis brazos y no tocarlo, pero de todos modos podía sentir su fuerte presencia.

—¿Me dejaría? —dije sabiendo la contestación.

—No.

Puse una pequeña sonrisa amarga.

—Mi hermana debe estar preocupada por mí —no iba a esconder lo que eso me dolía.

—La vida a veces es cruel Yangmi y yo de eso sé mucho —y a mí que me importaba la suya, a mí solo me importaba que estaba arruinando la mía.

—Si yo me atreviera a escapar ¿Que me pasaría? —le pregunté con algo de miedo, el mismo que tenía con solo pensar que no sé si sería capaz de hacerlo.

Se volvió a mí y yo me giré también, me miró con los mismos ojos fríos de siempre. Tocó una de mis manos y yo sentí una sensación extraña, era fuego que derritió mi interior y me llenó de calor en un solo toque.

—¿Tienes frío? —dijo y sin dejar que le contestara se empezó a quitar su chaqueta y la puso sobre mis hombros. Entonces contestó a mi pregunta cogiendo mis dos brazos y mirándome fijamente.

—Los hombres que hay fuera tirarán a matar a todo lo que corra o sea sospechoso. No es una broma Yangmi, así que si no quieres morir no lo hagas. No salgas de aquí por ninguna circunstancia —sin decir nada más me soltó y se fue al interior donde los demás reían.

Volví a mirar la fría estampa que había a lo lejos, me di cuenta que seguiría aquí tanto tiempo como él quisiera que estuviera.

Cuando entré todos estaban igual, charlaban y bebían animados.

El tiempo pasó, ya era bastante tarde.

Yo estaba sentada en uno de los sillones de piel negra, los zapatos de tacón me mataban y no los soportaba, IU reía junto a Taehyung al lado del balcón.

El señor Jeon hablaba por teléfono y noté como lo hacía enfadado, pude escuchar el nombre de la chica con la que tenía la conversación, era esa que estaba en su habitación el día de mi cruel incidente con aquel horrible hombre. Se llamaba Yanize, recordaba su nombre de esa noche cuando me llevaba cogida en sus brazos, ahora la había nombrado en cuanto cogió el teléfono antes de separarse de nosotros para hablar con ella.

—¿Te has aburrido? —dijo Yoongi sentándose a mi lado.

—No, ha estado todo muy bien —le dije amable porque él lo había sido conmigo.

—Hoy estás muy guapa —me sonreía y yo hice lo mismo contagiada por él.

El señor Jeon vino hacia nosotros.

—Vamos a dormir Yangmi —estaba serio, o mejor dicho enfadado, pero yo no había hecho nada, seguro que era con esa mujer y la estaba pagando conmigo.

—Déjala un poco más, ahora la acompaño yo —no le gustó nada lo que comentó su amigo.

—Lo siento pero ella tenía que haber estado arriba hace mucho tiempo —cogió mi brazo con fuerza y me levantó de golpe.

—¡Ah! Me haces daño —dije molesta.

Me soltó y apretó los dientes.

—Pues anda tú solita —no se movió ni un ápice de mi lado, necesitaba saber que lo haría rápido.

Quise revelarme y miré a Yoongi a ver si me ayudaba.

—Lo siento mucho pero él manda aquí, tendrás que irte pequeña —dijo Yoongi sonriendo y el señor Jeon lo miró mal — ¿Qué he dicho? —se dió cuenta que hubo algo que no le gustó porque fruncía el ceño.

—¿Pequeña? ¿Esas confianzas que son? —allí de pie, más grande que nosotros y con ese tono de voz fuerte y dominante, hizo tragar a Yoongi.

—Bueno me voy, mañana nos vemos —se fue escaleras arriba a su habitación sin poner objeciones.

Me miró de nuevo a mí que nos habíamos quedado solos porque IU había desaparecido de pronto.

—¡Andando! Vamos.

Lo dijo todo autoritario y yo rodé mis ojos molesta ¿Así trataba a todas las mujeres? No claro, con otras era más cariñoso, yo solo era una niña a la que había secuestrado.

Empecé a andar enfadada y subí las escaleras deprisa. Él venía tras de mí, escuchaba sus fuertes pisadas.

Cuando iba a entrar a mi habitación me cogió la mano.

—¡Largaos! —los dos gorilas de mi puerta desaparecieron sin rechistar, estaba acostumbrado a mandar y que todo el mundo obedeciera.

Cogió mi cintura mientras me miraba a los ojos, presionó hacia atrás y me pegó a la pared. Su cuerpo no rozaba en ningún momento el mío porque tenía su pelvis echada hacia atrás, pero sin embargo no podía moverme porque puso sus dos manos en la pared. Mi rostro daba en su pecho y tuve que mirar hacia arriba mientras él miraba hacia abajo.

—No te fies de ningún hombre, todos somos unos pervertidos con chicas cómo tú —sus ojos atrapaban los míos, su tono de voz había cambiado a uno que aún no había escuchado desde que lo conocí y su cercanía me tenía sumida en una clase de mareo que no sabía si me haría caer en redondo al suelo.

—¿Chicas como yo? —conseguí decir aunque lo hice demasiado bajito—. Habiendo chicas cómo la que usted tiene ¿Para que quieren a una cómo yo?

—¿Que es que no sabes de tu potencial? —miró mis labios y algo recorrió mi estómago.

Se lamió los labios y luego se separó. Me dejó huérfana de nuevo, como si ya no quisiera estar sola otra vez en mi vida.

Abrió la puerta de mi habitación sin mirarme.

—Buenas noches —dijo— mañana saldremos de viaje así que espero no tener que llamarte —dijo en tono seco.

—¿Dónde? —¿Otra vez íbamos de viaje?

—No tienes porqué saberlo — y se fue dejándome allí viendo su espectacular figura de espaldas.

Cerré los ojos más cansada que en toda mi vida había estado.

—¡Entra ya! —gritó sin volverse siquiera y yo di un respingo.

¿Tenía ojos en su nuca acaso?...

Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora