XIX

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La nieve caía aún más fuerte y la oscuridad se cernía aún más sobre nosotros. Me abrazaba y me besaba sin entender que no era seguro estar allí por mucho más tiempo, yo me aferraba al calor de su cuerpo porque el frío me estaba calando hasta los huesos y un sentimiento contradictorio me recorría el interior. Me sentía culpable por querer estar pegada a su enorme cuerpo,era mi captor y yo me sentía segura entre sus brazos después de mucho tiempo.

El señor Jeon se separó de mí y me miró sin alejarse mucho de mis labios, esbozó una pequeña sonrisa, tocó la herida de mi frente con la yema de sus dedos.

—Tenemos que curar ésto —su tono un poco tierno me sorprendió, cogió mi mano y empezamos a andar entre la nieve y la maleza.

Me costaba andar por el espesor que se había formado, era mucho mayor al que había cuando corría sola. La que caía sobre nuestras cabezas también era cada vez más consistente.

No sabía lo lejos que quedaba la mansión, pero iba a ser un poco incómodo seguir su paso. Mi pequeño cuerpo se hizo más pequeño todavía a causa del frío que sentía, estaba empapada.

De pronto sin decir nada se giró y me cogió entre sus brazos, yo tan pequeña y el tan grande y tan fuerte me tenía pegada a su pecho en un instante.

—Cógete a mi cuello —dijo mirando mi rostro tan penetrante que mi estómago sintió ese vuelco que ya se había convertido en parte de mí.

Eché mi cabeza en su hombro y sentí el olor embriagador que emanaba de su cuello. Aún estando mojado igual que yo su calor me envolvía para reconfortarme.

Me rendí completamente a él, relajé mi cuerpo y mi alma ante un hombre impetuoso y atractivo.

Llegamos después de unos minutos a la mansión, abajo estaba IU y la mujer que montaba junto a él  a caballo, con su pelo suelto y un vestido de color rojo puesto en su escultural figura nos miraba con mal aspecto.

—Hola a todos, no quiero que me molesten —sin decir nada más siguió andando sin parar ante ellos. Me apretó mucho más con sus brazos cuando se dio cuenta que yo quería soltarme y bajar al suelo. Me daba tanta vergüenza que me vieran llegar cogida por él.

—¡Jungkook me prometiste que ibas a cenar conmigo! —gritaba la mujer mientras ya íbamos subiendo las escaleras sin querer escucharla.

—¡Cambio de planes... lo siento preciosa! —gritó sin más.

Me llevaba por el pasillo con sus grandes zancadas resonando en la madera.

Abrió la puerta de su habitación empujando con el pie y la cerró con el hombro cuando ya estábamos dentro. Me bajó, se quedó frente a mí con una mirada que me hizo delirar, y después empezó a quitar mi abrigo.

—Estás empapada, tienes que cambiarte o te pondrás enferma —cuando me había quitado también el gorro y los guantes fue a su armario mientras yo abrazaba mi cuerpo con mis brazos temblando de frío.

Sacó un jersey de color negro y me lo extendió.

—Cambiate en el baño —me habló despacio y en tono bajo sin dejar de mirarme, esbozó una pequeña sonrisa, pasó la yema de sus dedos por mi mejilla—. Venga Yangmi no te demores porque enfermeras sino lo haces pronto, después curaré tu herida.

¿Era malo querer saltar sobre su pecho para que me abrazara de nuevo?

No os asustéis , no lo hice, tan solo fui al baño y me senté por un momento en el inodoro, tenía que poner en orden todo lo que estaba sintiendo en éste momento.

Mi pecho ardía y mi cuerpo era suyo.  Estaba completamente entregada al señor Jeon ¿Me había enamorado?. Solo tenía dieciséis años y nada de experiencia con los hombres.

Atrapé mi rostro con las dos manos y lloré, no podía ser tan tonta, él nunca me iba a querer a mí, a una simple chica menuda e insignificante. Y más teniendo mujeres como la que había ahí abajo esperando que bajara para cenar con ella.

Solo era mi raptor, y si me trajo hasta aquí era porque me necesitaba para sus propósitos.

Me cambié con su jersey que me servía de vestido y salí fuera.

Había encendido la chimenea que tenía en la habitación y estaba mirando por la ventana. Se había quitado sus ropas de montar porque estaban mojadas como mi ropa. Se había vestido con un pantalón de algodón y una camiseta de color negro, nunca lo había visto vestido de esa forma. Estaba realmente guapo y mi pecho volvió a arder por no sé cuántas veces más desde que lo vi aparecer ante mí en el bosque.

—¡Ah! ¿Ya estás lista? —me vio y vino hacia mí tan alto y tan guapo como siempre.

Puso una sonrisa en esos labios que había tenido hace poco sobre los míos y cogió mi mano, sentir su piel erizó la mía en un segundo.

—Te curaré tu herida —me sentó en el sillón de color negro donde durmió la noche de nuestro primer beso.

Sacó un pequeño maletín y se puso de rodillas ante mí. Con un bastoncillo impregnado en algo lo arrastró por la herida.

—¡Escuece! —dije molesta al sentir arder la zona que limpiaba seguro con alcohol.

—Shshhh quietecita —dijo en un susurro y sopló en ella, su aliento nubló mi entendimiento.

Luego puso una especie de pomada que me relajó un poco.

Me miró fijamente y se acercó a mí y se quedó a centímetros de mi rostro.

—Vas a volverme loco, una simple niña va a hacer que pierda un negocio de millones de dólares, una simple niña capta toda mi atención últimamente y eso me está haciendo el mayor de los perdedores, y lo peor de todo es que me está dando totalmente igual —respiró fuerte— ¿Qué hago contigo Yangmi? ¿Crees que es bueno volverse majara en mi mundo?

Tragué fuerte por lo que decía y por su rasgada y ronca.

—Ven, vamos a dormir —me empujó de los hombros y me tendió en la cama—. Yo lo haré contigo.

—¿Aquí voy a dormir? —le dije al ver que era su cama.

—Sí...aquí...no te preocupes no te haré nada —se fue al otro lado y se tendió, no esperó ni a que yo pusiera objeciones.

Lo miré y lo vi cerrar sus ojos.

—Duerme Yangmi, es una orden —habló sin abrir los ojos.

Yo tapé mi cuerpo y el suyo con la ropa de cama. Sentía su calor aunque estuviera apartado de mí.

—Prométeme que nunca más harás una locura como la de esta noche —lo miré y tenía ésta vez su mirada al techo.

—No puedo prometerle eso, yo solo quiero hablar con mi hermana —al sentir mis palabras se giró para mirarme.

—Te dejaré hablar con ella por teléfono niña tonta —dijo molesto.

Mis lágrimas llenaron mis ojos.

—Gracias de verdad, señor Jeon muchas gracias —le dije poniéndome de lado para mirarlo.

Él hizo lo mismo y quedamos frente a frente.

—Siento que las circunstancias no sean las mejores para tí, pero te prometo que no dejaré que nadie te haga daño y cuando todo ésto acabe te dejaré que te vayas con tu familia —una oleada de dolor atravesó mi cuerpo.

¿Porqué tenía que estar sintiendo dolor si lo que me decía era que podría al final volver a mi vida pasada? ¿No es eso lo que quise desde el primer día que fui raptada?

Cerramos los ojos a la vez.

Éramos un hombre y una mujer durmiendo en la misma cama sin nada obsceno ni malo entre nosotros, eso es lo que estaba pasando...

Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora