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Corea del Sur
Base militar Hwa-rang

Todos corrían por la gran llanura, aunque para algunos era un poco difícil avanzar, tenían puestas zapatillas de lona con la que salieron a toda prisa de los barracones, otros de cintura para arriba no llevaban nada, eso hacía las delicias de las chicas que reían al verles los cuerpos musculosos.

Ha-ri también iba corriendo por el lugar, quería encontrar junto a su compañera lo que les habían ofrecido sus superiores y descansar en su cama por un día completo. Estaban todos demasiado agotados. Odiaba a Yangmi pero no había vuelto a hablar con ella porque el castigo de limpiar los apestosos baños aún no se le olvidaba.

Los acantilados estaban cerca de la base militar pero todos conocían lo peligroso del lugar y no se acercaban mucho.

—Tenemos que ganar Nora, mi cuerpo está exhausto y necesito que se me caiga la baba mientras duermo —decía yangmi junior mientras corría con su pelo castaño largo suelto— tengo que cortar mi pelo, es muy largo y cada vez se me hace más difícil la vida aquí, me estorba amiga —se lo pasaba detrás de sus orejas con desesperación.

Nora la miró con el entrecejo fruncido.

—Me encanta tu pelo, no hagas una tontería —le dijo la otra— que te conozco —ella le sonreía.

Vieron unos pinos altos y abruptos a un lado de la llanura, estaban detrás de unas grandes rocas, las escalaron para llegar hasta ellos, eran las primeras que llegaban a ese lugar, y divisaron un saquito de color marrón en lo más alto.

—¿Qué es eso? Tal vez ahí han escondido algo ¡Voy a subir! —dijo ella decidida.

—¡Espera! Es muy alto y debajo está el acantilado —Nora no estaba de acuerdo que subiera allí— Yangmi si caes te caerás al vacío.

—¡No me caeré! —ya iba subiendo sin dejar que su amiga le hiciera cambiar de opinión, su temperamento y cabezonería eran de ese modo y punto.

Con soltura subía aquel tronco mientras el pelo se le enredaba en la cara.

Llegó hasta el saco y lo abrió, estaba agarrada a una rama con fuerza para no caer, soplaba a los mechones que caían en su rostro y se le pegaban a su frente por el sudor del esfuerzo.

Sacó un papel que ponía...

"La operación se realizará dentro de una semana, el misil está en en el interior de la cúpula"

Ella abrió los ojos viendo el sello que contenía, tenía letras chinas. No sabía de qué se trataba pero aquello no era del mando militar de Hwa-rang. Bajó rápidamente un poco desencajada, aquello era algo gordo.

Iba a hablar con Nora cuando vio a dos hombres vestidos de negro y encapuchados a acercarse a toda velocidad, la luna llena iluminaba toda la llanura y los que corrían hacia ellas las vieron desde lo lejos perfectamente coger lo que ellos buscaban.

—¡Nora corre! —cogió a su amiga de la mano y tiró de ella, lo que tenían detrás era el acantilado o al otro lado los dos que ya empezaban a escalar las rocas. Los tipos no pertenecían a la base militar, de eso si estaba segura, y el papel que ella había escondido en uno de sus bolsillos era la razón de que las persiguieran.

Tener un padre policía y una madre que lo había sido en el pasado le hacía entender muchas cosas, su progenitor le había adiestrado con astucia, aunque ella creyera que eran tonterías hasta ahora.

¿Pero cómo habría llegado el papel allí?

—Yangmi no podemos ir por aquí, caeremos al abismo —Nora estaba asustada.

—Tiene que haber una solución —ella nerviosa miraba de un lado a otro y maldecía por su situación nefasta.

Pero cuando ya estaban las dos con los puños levantados para pelear y defenderse porque los dos tipos llegaban hasta ellas, cayeron fulminados al suelo, les habían lanzado dos dardos envenenados aunque ellas no lo sabían.

Ellas jadeantes por la adrenalina de la situación y por ver que estaban muertos se asustaron, miraron a su alrededor intentando comprender que ocurría.

Hasta que vieron un militar salir de uno de los pinos, estaba arriba agazapado y no lo habían visto, saltó al suelo con un porte tan impecable y varonil que se quedaron mirándolo con los ojos abiertos.

—¡Malditos chinos! —dijo él— ¿Habéis pasado miedo? —les puso una sonrisa que las derritió.

—Yo nunca tengo miedo —dijo Yangmi toda altanera.

—Yo sí —dijo Nora embobada al verlo sonreír.

—Soy Min Yoongi junior —se presentó ante ellas, lo que Yangmi no sabía es que era el que mandó Park Jimin para ayudarla por petición de su madre.

Guapo al igual que su padre y con un cuerpo aún mejor por dedicarse a ser matón profesional y tener un exhaustivo entrenamiento desde corta edad, era el deseo para cualquier mujer.

—Regresemos a la base, no sé si habrá más de estos malnacidos y es peligroso estar aquí fuera —se puso ante ella, eran más alto y la miró con mirada felina, la de una pantera o gato montés.

Ella se quedó alucinada, era mayor que ella y emanaba deseo por todos lados.

—Sí vamos —dijo toda alucinada.

Yoongi junior iba detrás de ellas observando el lugar, mientras las dos se daban miraditas que lo decían todo sobre ese que llevaban detrás, sin tener que hablar se entendían.

Estaban cerca de la edificación, y apareció Jungkook corriendo junto a Osaka, El que las acompañaba los observaba apartado, Yangmi venía con el pelo desgreñado y con la ropa hecha un desastre al haberse enganchado con el árbol y las rocas, es que ésta chica no cuidaba en lo más mínimo su feminidad.

—¡Mira! —le puso Jungkook Junior un papel en la cara, ya estaba amaneciendo.

—¡Quita! ¿Eres tonto? —ya iban a empezar los dos de nuevo con su juego infantil.

—Un tonto que dormirá hoy todo el día mientras que tú trabajarás duro —empezó a burlarse de ella.

—Claro está que tú necesitas descansar para que tu cutis quede perfecto "casanova" —se burló de él.

—Pues yo creo que la que lo necesita eres tú —le dijo mientras intentaba no reír y le miraba los pelos que tenía de loca y los churretes en su cara por darse ella con las manos sucias para quitarse los mechones pegados por el sudor.

—¿Porqué dices eso? —le contestó molesta.

—Porque el nombre de "desastre" te viene como anillo al dedo —y sin poder resistirse se puso a reír— ¿Pero tú te has visto el aspecto de loca que tienes?

—¡Oye! No está bien reírse de un compañero que ha estado a punto de morir —se acercó a ellos Yoongi junior con su semblante de soldado imponente.

Cortó el otro la risa de golpe y se cuadró ante él al igual que Osaka.

—¡Quédate ahí pegado al suelo quince minutos! Ese es el castigo por increpar a un compañero.

Ella le sonreía con burla y altanería y el la miraba con los ojos de un diablo que la rabia lo consumía. Esos ojos redondos y esa mirada de un demonio de la noche la hizo temblar, era realmente guapo.

—Nos vamos chicas —el tono que usó Yoongi no le gustó nada a Jungkook y sentir que ella podía haber muerto menos...





Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora