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JUNGKOOK

—Hola Nam, hola Park.

Habían llegado cuando estaba durmiendo con Yangmi. Tenía que encarar la situación lo antes posible.

No quisieron molestarme porque lo dejé bastante claro al llegar con ella en mis brazos. Nadie se atrevió ni a subir a la planta de arriba mientras intentaba dormir sin conseguirlo. Tenía un fuerte dolor de cabeza y me encontraba muy cansado.

Nunca creí tener tanto control, no había pegado ojo en toda la noche.

Tenerla tan cerca y tan lejos a la vez fue desesperante. Pensar que podía haberla tocado y haber rozado con la yema de mis dedos esa piel virgen que escondía debajo de mi suéter de color negro y no haberlo hecho, me hizo sentirme frustrado e incómodo. Se movía y se pegaba a mí a todas horas, yo empujaba su pequeña figura sin querer tocar demasiado, aún así mis más bajos instintos se despertaron y sentí un dolor enorme que no pude desahogar por estar ella en mi habitación. Y para qué tampoco hacerlo si ella iba a seguir después pegada a mí toda la noche.

—Hola Jeon —me saludó Jimin nervioso—. Nam me dijo que querías hablar conmigo —estaba sudando.

—Vamos a mi despacho —les dije para estar más cómodos hablando.

Kendall ya nos esperaba allí, le dije que estuviera por si necesitaba aclarar algo del orfanato y de la otra hermana de Yangmi.

Entramos y nos sentamos.

—Park antes de nada te quiero pedir perdón —abrió los ojos y echó su cuerpo hacia adelante al escuchar de mí algo que nunca creyó que dijera.

Pero es que tenía que tenerlo de mi lado, debía ayudarme con el senador Adams. Yangmi ya no estaba en el plan.

—Vas a matarme cuando salga por la puerta ¿Cierto? —dijo y Kendall reía por verlo tan asustado.

—No digas bobadas, yo sólo mato al que me la juega —lo miré torcido para crear un poco más de temor, era retorcido de mi parte pero me gustaba crear una atmósfera fría y Jimin siempre entraba en mi juego— Y tú nunca harías eso ¿Verdad?

—Sabes que no, yo nunca he intentado joderte la vida Jeon. Solo han sido malos entendidos — movía sus manos de un lado a otro nervioso.

Eché mi cuerpo hacia atrás y me relajé.

—No tengas miedo, no te haré nada. Para lo que te he llamado es para algo bueno —miré a Namjoon para que dijera lo que vino a decir. Si notaba que otro de nosotros también estaba conmigo estaría de acuerdo con todo.

—Jimin como te dije va a decirte algo de tu pasado —Nam era un gran comunicador y el mejor de los negociadores—. Será importante para Jeon que colabores, los demás me han dicho que están también con él.

Asintió con seriedad.

—¿Recuerdas cuando vivías con tus padres de pequeño? —le pregunté y echó su mirada al suelo. Era un mafioso en toda regla pero sin embargo tenía una faceta que lo hacía demasiado humano para éste mundo de sentimientos hostiles.

—Fue una época muy hija de puta —dijo con enfado y me miró de frente— mi padre trataba mal a mi madre porque se enteró que lo engañaba con otro hombre.

Ahí aparecía Yangmi, ahí aparecía el senador Adams.

—Tenia dos hermanas ¿Sabes?

—¿Recuerdas sus nombres? —le dije con algo de ansiedad en mis palabras por llegar pronto a lo que me interesaba en todo ésto.

—Solo de la mayor, se llamaba Sunhee —respiró hondo— hay otra porque recuerdo a mi madre embarazada pero mi padre salió de la cárcel y me llevó con él y ya no las volví a ver jamás.

Se oía triste aunque quería esconder el sentimiento que lo ahogaba.

—Y si te dijera que sé dónde están tus hermanas ¿Qué dirías?

Abrió sus ojos más que antes y se levantó de su asiento, ya no pudo esconder su nerviosismo.

—Jeon no juegues conmigo de ese modo, yo puedo soportar todo lo que esta mierda de vida que he elegido vivir me haga o me quiera joder, pero con mis recuerdos no te metas —estaba  allí de pie con sus puños apretados.

Así quería verlo, así me gustaba Park, decidido y retador hasta conmigo, al que tenía miedo.

Me levanté y me puse frente a él.

—Aunque no lo creas no quiero joderte la existencia, más bien me la estoy jodiendo yo mismo con éste asunto —me miraba aún con rabia—. En ésta casa está viviendo desde hace un tiempo una de tus hermanas.

Se quedó callado procesando toda la información.

—¿Sunhee?

—No, se llama Yangmi.

YANGMI

Desperté y estiré mi cuerpo, había descansado tan bien, creo que mejor que nunca.

De pronto recordé con quién había pasado la noche y bajé mis brazos rápidamente avergonzada.

Miré al otro lado pero no había nadie, me senté en la cama y miré a mi alrededor, aún estaba la chimenea encendida.

Me levanté y me di cuenta que llevaba el jersey del señor Jeon puesto en mi cuerpo y así no podía salir, todos sabrían que era suyo y eso sería muy comprometedor.

¿Qué me pondría? ¿Cómo iría a mi habitación así?

Abrí su armario para ver si había algo para ponerme. Moví la ropa de un lado a otro, sus abrigos, sus jerseys de cuello vuelto, sus grandes pantalones y sus gorros aparecieron ante mí, me encantaba toda su ropa.

Al final del todo vi una pequeña caja de cartón, la abrí y vi un vestido de color champagne, era tan pequeño como yo. Me ilusioné.

Lo cogí para verlo de cerca, era corto y de manga francesa. Era precioso.

Me miré en el espejo de cuerpo entero que tenía a un lado y lo puse delante para ver cómo se vería cuando me lo pusiera, di vueltas con él como una niña pequeña con algo que le gusta enormemente.

Me metí en la ducha y después de veinte minutos estaba ya vestida y peinada, había dejado mi pelo largo castaño claro suelto.

Salí al exterior y saludé con efusividad a los dos hombres que estaban en el pasillo que se quedaron boquiabiertos. Seguro que pensando que hoy estaba loca, pero estaban equivocados, solo era feliz y solo pensaba en ver de nuevo al señor Jeon.

Bajé las escaleras y estaba IU comiendo en el salón de la casa.

—Hola preciosa —me dijo con una sonrisa sin despegar sus ojos de la pantalla de su tablet.

—Hola IU —le dije con una sonrisa.

Pero al levantar la vista y mirarme de cerca le cambió la cara y miró mi vestido muy seria.

—¿No te gusta? —le dije al verla levantarse de golpe.

—Quitate el vestido antes de que mi hermano te vea —dijo nerviosa— ¿Dónde lo has encontrado?

—En su armario, no tenía nada que ponerme y he creído que...

En ese momento el señor Jeon con Kendall y unos hombres apareció y se quedó frente a mí con una expresión que me dió miedo verla.

IU salió en su busca nerviosa y agarró su brazo.

—Jungkook no sabe nada del pasado así que no la tomes con ella, por favor cálmate.

—Sube y quítate ese vestido —su voz aunque no fue alzada denotó su enfado, tenía los dientes apretados y respiraba agitado.

Yo subí rápidamente las escaleras con la sensación de que habíamos vuelto de nuevo a la tensión fría del principio...

Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora