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YANGMI

Todo se estaba volviendo peligroso, había dejado atrás ya demasiado en mi vida, aún no superaba que Sunhee no estuviera más a mi lado, no quería perder a nadie más y mucho menos a Jungkook. Eso sería mi final también, nunca superaría su pérdida.

Él me miraba atento, sabía que no era algo que me gustara, no era nuevo quién era Eun Woo tampoco. Estaba en una maldita encrucijada con mis pensamientos.

—Sé que es tu amigo y es un buen tío después de todo, pero yo no puedo velar por él cuando venga a atraparme —su mal genio todavía le duraba— su trabajo es encerrarme y yo no lo voy a dejar, créeme, aún no ha nacido el que me prive de mi libertad.

Últimamente su aspecto hacia mí no era muy bueno cuando estábamos juntos. Pero debía saber que me dolía lo que me contaba.

—¿Y qué pretendes que le diga? ¿Que no haga su trabajo? ¿No hay otra solución? —le dije asustada por todo lo que se venía— . Tengo miedo Jungkook, no quiero que os pase nada a ninguno de los dos.

—Bienvenida a mi mundo Yangmi —su voz sonó algo sarcástica—. Las decisiones a veces son jodidamente dolorosas, pero solo preocúpate por él porque yo sé cuidarme solito, siempre lo hice antes de conocerte y pienso seguir haciéndolo.

Su actitud rencorosa le salía una y otra vez, no se podía hablar en condiciones.

Siguió contando todo lo que sabía y yo no podía controlar lo nerviosismo.

—Tiene más enemigos, está investigando demasiado y van tras él, así que tienes que decirle que se relaje un poco si no quiere acabar metido en una caja y bajo tierra. Eso es lo que tenía que decirte, no quiero que le ocurra algo y luego me eches a mí de nuevo la culpa, cómo hiciste con...  —me miró con expresión decaída al notar que los recuerdos de mi hermana dolían—. No importa, me voy tengo un largo camino por delante.

Me miró por un momento directamente con expresión dura y se volvió para irse, quería dejar por terminada la conversación.

—¿Te vas de viaje con esa? —no pude remediarlo, paró en seco.

—¿Eso es lo único que te importa? —volteó—. No te preocupes que acostarme con ella no entra en mis planes, son solo negocios.

Tan patética que me veía allí de pie ante él con mis celos saliendo sin control.

—Tal vez tú no quieras pero ella lo está deseando.

Para Yangmi, ¿Eres idiota? Lo rechazaste tú primero.

Se acercó esbozando una sonrisa que me hizo tragar fuerte.

—Gracias por decírmelo —bajó su rostro al mío— últimamente creí haber perdido mis dotes seductores porque cierta chica se ha encargado con su indiferencia que lo crea de ese modo.

Sus ojos atrapaban los míos para dejarme claro quién era Jungkook, alguien que con quién jugar era perder siempre.

Se separó de mí y cambió su tono de voz a uno más neutral.

—Yoongi te puede acompañar cuando vayas a ver a Eun Woo, no quiero que vayas sola, yo tardaré una semana en volver —suspiró—. No hagas locuras en mi ausencia, ahora eres un blanco fácil para los que nos odian.

Me entraron los siete males juntos y no pude reprimir decirle lo que sentía.

—Te echaré de menos Jungkook.

—No lo creo, has cambiado mucho y no puedo hacer nada por ayudarte porque no me dejas —se quedó pensando por un momento y luego lo soltó—. Duele Yangmi pero es tu decisión y yo ya no sé cómo comportarme para que comprendas que estoy a tu lado en tu dolor.

En ese momento vino Anna la tipa que lo buscaba para algo más que negocios, eso se notaba, llegó hasta él que aún me miraba.

—¿Nos vamos querido? —le dijo con una sonrisa.

Yo respiré hondo, todo se estaba poniendo de este modo por mi culpa.

—Sí vamos, adiós Yangmi —se despidió sin más para irse con ella.

Tenia que ir a matar a Yang, ese era mi problema, tenía que hacerlo si quería terminar con mi dolor y volver con Jungkook de nuevo.

Iría a Seul a buscar a Eun Woo y ya que estaba allí lo asesinaría.

✧⁠*⁠。

Salimos al día siguiente Yoongi y yo hacia Seul.

Era de noche ya cuando llegamos a la ciudad y decidimos ir en busca de mi amigo y antiguo compañero.

Estábamos los dos en un coche con cristales tintados esperando que llegara a su casa después de un día agotador de trabajo.

—¿Ese es el poli que buscas no? —señaló Yoongi al ver como bajaba de su coche que había aparcado en la acera frente a nosotros.

Me puse nerviosa al verlo tan cerca, levábamos mucho tiempo sin vernos, no sé cómo iba a contarle todo lo relacionado a mi desaparición y mi nueva vida.

Lo vimos entrar en su casa.

—Espérame aquí Yoongi, ésto debo hacerlo yo sola.

—Ten cuidado Yangmi, él ya es tu enemigo, a los polis no les gusta nuestro mundo —me dolieron sus palabras.

—No te preocupes, nunca me haría daño —de eso estaba segura.

Salí del coche y fui a la parte de atrás de la casa, salté al patio exterior, me dirigí a la puerta que daba al interior y la abrí.

Se estaba quitando la chaqueta del uniforme y resoplando por el cansancio.

—Hola Eun Woo —se volvió a mirar asustado y sacó su arma reglamentaria para apuntarme.

—¿Pero que mierda...

—Soy yo, Yangmi, ¿Vas a disparar? —le puse una sonrisa de nostalgia.

—¡Dios Yangmi! ¿Eres tú?

—La misma —bajó el arma y vino rápidamente a abrazarme.

—No puedo creerlo, te he buscado por todos lados. Desde hospitales hasta mortuorios, no me resignaba a creer que hubieras muerto hasta que viera tu cuerpo con mis propios ojos —me apretaba con desesperación.

—Estoy viva, no te preocupes más, estoy bien Eun Woo —unas lágrimas salieron de mis ojos.

Me separó y respiró hondo.

—¿Te fuiste con él? Eso es lo que ha ocurrido ¿Verdad? —me miraba con dolor.

—Sí, eso es...

—Me da miedo que te veas involucrada en lo que se viene pronto —dijo separándose para mirarme con angustia— mucha gente quiere a Jeon Jungkook muerto, hay presiones de gente influyente.

—Ya sé que eres el jefe de la operación para atraparlo, él también lo sabe y me ha mandado para avisarte que estás en peligro —abrió los ojos sorprendido.

—¿Cómo demonios se ha enterado? Es una información confidencial —se desencajó sin poder creerlo.

—Él lo sabe todo, Jungkook siempre se entera de lo que ocurre en la comisaría, siempre fue así —le puse la mano en el hombro—. Te considero como mi hermano y lo sabes, no quiero que te ocurra nada.

De pronto escuchamos un sonido sordo y miramos y era Yoongi, venía acelerado, había saltado por el patio exterior al igual que yo.

—Apagar las luces —dijo bajo.

—¿Quién eres? ¿Por dónde has entrado? —se apresuró Eun Woo a coger su arma que la tenía en lo alto de la mesa donde la había dejado antes, y Yoongi también sacó la suya.

Entonces Yoongi le gritó.

—¡Suéltala! Yo no soy el que quiere matarte. Hay unos tipos ahí fuera, creo que hay cuatro —me miró a mí— apaga las luces Yangmi...

Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora