4

5.3K 353 16
                                    

YANGMI

Allí estábamos los tres con nuestras armas en mano y con las luces de la estancia apagadas.

—Creo que son cuatro tipos, los he visto llegar en un coche de color negro —Yoongi miraba con cuidado por la ventana para no ser visto.

—¿Él es un hombre de Jeon? —me preguntó Eun Woo sorprendido por lo que estaba pasando en su casa.

—Es su socio, son como amigos —le respondí intentando poner un punto de inflexión en todo este caos.

Yoongi se volvió hacia nosotros con mal aspecto.

—No creo que sea buena idea que le des cierta información de nosotros a un poli, lo que quiere es atrapar a Jeon, no me da confianza —se miraron los dos mal.

—Es difícil de explicar pero es mi trabajo por si no se ha dado cuenta —le dijo con severidad— lo estoy pasando también mal porque tengo algo de aprecio al señor Jeon —dijo mi amigo sinceramente.

—Míralo que tierno —le respondió el otro riendo.

—Por favor no es el momento de ésto —les dije a los dos.

En ese instante escuchamos que intentaban abrir la puerta de entrada.

—Ya están aquí —dijo bajito Yoongi— ahora solo somos tres personas que tienen que salvar su vida, así que vamos a olvidar nuestras putas profesiones.

Nos escondimos deprisa detrás del sillón que había en la sala y esperamos que al final entraran, todo estaba a oscuras.

—¿Tienes enemigos? —pregunté bajito a Eunwoo— ¿Quién puede estar interesado en matarte?

—Estoy inmerso en una investigación sobre un empresario de la ciudad —dijo Eun Woo en un susurro— tiene mierda encima para tenerlo encerrado por años.

Recordé la conversación de Jungkook en la mansión.

Tiene más enemigos, está investigando demasiado y van tras él, así que tienes que decirle que se relaje un poco si no quiere acabar metido en una caja y bajo tierra.

—¿A quién estás investigando?

—El señor Yang Cheol —mi arma cayó de repente al suelo y los dos me miraron extrañados.

Los que pronto entrarían eran los hombres de mi violador, de ese ser que me daba tanto asco que no podía ni dormir por las noches. El monstruo que me hizo una persona diferente y el que me estaba haciendo no querer estar con la persona que amaba.

Seguro que estaba enredado también con los chinos contrabandistas de armas, por eso aquel día estaban allí donde mataron a mi padre mientras daba su discurso, me secuestraron a mí y a Jungkook lo hirieron con dos disparos.

Mi cabeza empezó a trazar una línea imaginaria que me hizo enloquecer, mi pecho se contraía para hacerme respirar con dificultad.

Cogí el arma del suelo y salí corriendo para ponerme frente a la puerta donde ellos se encontraban en el exterior, extendí mis brazos empuñando mi arma. Necesitaba matar a alguno, tenía que quitar algo de frustración de mi interior, quería descargar mi cargador en el momento que viera un jodido rostro aparecer.

—¿Estás loca? —Yoongi vino hacia mí—. ¡Vuelve a tu sitio!, ¿no te enseñó nada Jungkook? Así no se hacen las cosas Yangmi...

JUNGKOOK

—Jeon hoy estás realmente guapo —me dijo Anna cuando íbamos a una reunión que teníamos en un casino de apuestas en una ciudad contigua a Seul.

—No empieces con lo mismo que ya te dije que nuestros encuentros son solo por negocios —no le gustaba lo que le decía, siempre intentaba coquetear conmigo.

Llegamos a uno de los sótanos donde el humo de los cigarros inundaba el lugar, olía a hierva y chocolate, el cannabis se fumaba en todas las reuniones clandestinas. Y esta no iba a ser menos.

Mi abuelo me enseñó que para ser alguien realmente bueno en éste mundo no había que ceder ante los vicios. En no ser un esclavo de ellos estaba el éxito en éste negocio. En estos sitios era donde daban rienda suelta a sus adicciones, estaba totalmente prohibido hacerlo a la vista de todos porque serían arrestados por posesión de sustancias ilegales.

Había otras clases de drogas que unas chicas semidesnudas ofrecían a los que jugaban a las cartas en una gran mesa.

Anna era mi conexión para hablar con ellos.

—¡Anna! —la llamó un tipo alto y corpulento.

Ella siguió cogiendo mi brazo con fuerza, tenían que ver que era alguien de confianza para ella.

—Robert, me alegro de volver a verte —le dijo y paramos frente por frente.

—¿Y él es? —me señaló y frunció el ceño.

—No te hagas de nuevas, lo conoces de sobra porque sé que habláis de él bastante  —dijo ella dando con su dedo en su pecho.

El tipo me miró primero a mí y luego a los otros que seguían jugando a las cartas.

—¡El gran mafioso Jeon Jungkook ha venido a vernos chicos! —no me gustó su tono burlón al decirlo.

Todos se volvieron hacia mí dejando lo que estaban haciendo, estaban allí de pronto atentos a mi cara y  mi comportamiento.

Los miré erguido y con una mirada lo suficientemente dura para que entendieran que era alguien temido, pero que no provocara ninguna rencilla que me alejara de mis propósitos.

—Hola a todos —dije correcto totalmente serio.

—¿Que buscas? ¿Porqué dice Anna que querías vernos? —el tipo si estaba todo altivo.

Eran los mejores matones a sueldo que había en Corea, tenía que dejar que me hablara de ese modo aunque me estaba frustrando su actitud, quería sacar el cuchillo que no me habían encontrado los guardianes del exterior y cortar su yugular en este momento.

—Quiero que matéis a alguien, no puedo hacerlo por mí mismo porque la poli está detrás de mí —les dije la verdad, era una tontería no hacerlo porque estaría al tanto si investigara.

Si yo mataba a Yang los federales lo sabrían, estaba vigilado por la maldita foto y no quería que cogieran a Yangmi haciéndolo tampoco, podrían encerrarla en la cárcel.

No se lo había contado, no sabía de mis intenciones, pensé en un principio que podría hacerlo por ella misma, pero me había dado cuenta en su entrenamiento que no era nada visceral, el rencor le podía hacer cometer algún fallo, sería mortal para ella.

—¿A quien quieres matar? —preguntó el tipo.

—Al empresario Yang Cheol —le dije.

—¡Joder! Eso te costará una buena pasta, tiene buenos tiradores ese tío.

—Por el dinero no te preocupes, pagaré lo que me pidas, jodió la vida de alguien muy importante para mí —le conté apretando mis puños.

En ese momento sonó mi móvil. Lo cogí del bolsillo de mi chaqueta y vi que era Yoongi.

—Lo siento tengo que contestar —le dije enseñando el teléfono— es uno de mis socios.

Me alejé de Anna y del asesino a sueldo para contestar.

—¿Qué ocurre Min?

—¡Han disparado a Yangmi!...


Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora