XXVI

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JUNGKOOK

—No puedes decirme eso después de cuatro años sin saber donde mierda se encuentra, Kendall voy a volverme loco —no sabía nada de ella, y era algo que me estaba consumiendo.

—He hecho todo lo posible por saber dónde está, pero creo que se ha cambiado de nombre, el senador Adams la ha llevado a otro lugar, no está con él —esa información no me gustaba.

Nunca había fallado con una información, toda su vida junto a mí había sido impecable con la investigación que yo le había ordenado, y ahora no conseguía encontrarla.

—¿Y si al final está muerta? —me entraron escalofríos con solo decirlo, esa idea siempre me rondaba por la cabeza.

—No podemos saberlo a ciencia cierta, no hay indicios de que lo esté Jungkook —me miró mal por saber de sobra mis pensamientos.

—No he cumplido mi promesa porque aún tengo fe en encontrarla viva, pero como llegue a enterarme que murió ese día me iré con ella, se lo prometí —Kendall apretó sus puños y estaba igual de molesto que cada vez que escuchaba de mí esas palabras.

Cuatro años antes

—No sé porqué te comportas últimamente así conmigo Yangmi —le agarré la mano cuando llegábamos a un hotel en las afueras de la ciudad.

La llevé conmigo porque había intentado robar mi móvil para llamar a Jimin. Ya no podía fiarme de su comportamiento cuando no estaba a mi lado. Intentaría hasta lo imposible por escapar.

Tenía un negocio importante entre manos, el hombre con el que debía verme me esperaba aquella noche en el restaurante del hotel donde teníamos la reunión, íbamos a cenar juntos.

Nosotros estábamos en la misma habitación, IU nos había dejado por irse con Taehyung, estaban juntos y ya la veíamos muy poco. Ella fue a la única a la que le recomendé a Yangmi, pero ahora no estaba. Así que cómo eso ya no podía ser, los dos estábamos en la misma habitación.

Yangmi estaba siempre enfadada conmigo y eso me tenía desesperado.

—No quiero ducharme y cuánto que salgas de ésta habitación me iré, lo primero que haré será eso, aunque tenga que saltar por la ventana —estaba de pie pegada a la pared abrazando su cuerpo con sus brazos y molesta.

La miré con dureza.

—Me estás desesperando, no sabes cuánto —yo estaba desabrochando mi camisa para darme una ducha y me acerqué a ella— te he dicho que estoy haciendo todo lo posible por encontrar a tu hermana ¡Demonios Yangmi! Que estoy gastando mucho dinero y tengo a muchos hombres detrás de eso —respiré fuerte allí cerca de ella y peiné mi pelo con mis dedos con desesperación.

Me tenía sumido en la mayor de las desesperaciones. Y su rencor contra mí volvía a salir de sus labios una y otra vez.

—¡Seguro que esto es culpa suya, usted...

—¡Llamame ya de una puta vez Jungkook! Siempre con esa tontería de señor Jeon. ¡Joder! Que no eres una niña pequeña para comportarte del modo que lo haces ¡Deja ya de decir usted y usted para luego tratarme cómo una auténtica mierda! —le grité y luego me arrepentí al ver sus ojos llenarse de lágrimas.

—Estoy cansada, ya no tengo ganas de vivir —sus lloros se intensificaron.

Me abracé a ella y le besé el cuello, siempre peleando los dos y luego me dejaba que besara sus labios y su cuello. Tenía tantas ganas de hacerla mía, pero no quería ensuciarla y que luego no siguiéramos juntos, tenía miedo de que ella no me quisiera cómo yo ya la quería.

—Vístete por favor, tienes que venir conmigo, no puedo dejarte sola —dije allí bajito en su sedoso cuello.

Ella respiró hondo y asintió. Me separé y la dejé ducharse primero.

Bajamos los dos cuando ya estábamos preparados y me sentí la envidia del lugar por tenerla a mi lado.

Entramos al restaurante y estaba tan bonita  que me tenía sumido en un amor que ni con Nina había sentido en el pasado.

Nos sentamos en la mesa que teníamos reservada y me puse a hablar en ruso con el hombre que me esperaba.

Ella miraba sus manos nerviosa, las movía sin saber qué hacer, le atrapé una de ellas con la mía y la bajé debajo de la mesa para acariciarla.

Ella me miró de reojo y la vi sonreír. Teníamos un juego tan absurdo como peligroso. Sacaba su rencor a relucir y luego deseaba mis caricias.

De pronto noté un movimiento sospechoso que no me gustó nada. Los meseros no eran los mismos que nos sirvieron desde el principio.

Me acerqué a su oído y le hablé en un susurro para que solo ella escuchara.

—Cuando yo te lo diga nos iremos —me miró extrañada pero no dijo nada.

—Señor Hang mi prometida quiere ir a retocar su maquillaje y quiere que la acompañe, no sabe por éste lugar y tiene miedo de perderse, espéreme que pronto volvemos —asintió sin problema.

Miré a mi hombre de confianza que estaba en un extremo del salón para que diera órdenes a los otros tres que estaban fuera, y la cogí para pegarla a mi cuerpo.

Andamos por el largo pasillo que daba a la salida, los coches ya estarían listos para llevarnos rápidamente hacia la mansión.

—¿Qué está ocurriendo? —dijo asustada, temblaba entre mis brazos.

—Tú no te separes de mí por ninguna circunstancia —el paso lo fuimos intensificando.

Pero al llegar a la salida se escucharon disparos y le dieron a Yangmi, tenía sangre en su costado derecho.

—¡Peter! —llamé a mi mejor tirador y se puso ante mí para proteger con sus disparos en fuego cruzado.

Yo la tiré al suelo para verla mejor, había entrado la bala y salía la sangre sin control.

—¡Por favor mírame! Voy a cogerte en brazos y nos iremos de aquí, pasa tus manos por mi cuello —me miraba pero no hablaba, no decía nada.

De pronto un disparo impactó en mi pecho y caí a su lado. Arrastré su cuerpo debajo del mío para que no le disparasen más y me subí en ella. Otros dos disparos hirieron mis muslos.

Los dos quedamos en la oscuridad y se la llevaron por fin.

Ya salió Yangmi de su cautiverio y de la mansión Jeon, la arrancaron de mis brazos que la tenían agarrada fuertemente.

Según me contaron mis hombres cuando ellos cayeron heridos y no podían defendernos, es que se la llevaron. Al menos veinte hombres mandaron para llevarse a Yangmi de mi lado.

PRESENTE

—De ella no sé nada y me duele que por mi culpa quieras hacerte daño — suspiró dolido Kendall— pero de su hermana sí he encontrado información, está en un club trabajando —lo miré extrañado ¿Después de tanto tiempo daba señales de vida?

—Partiremos mañana, quiero verla, necesito saber quién hay detrás de su desaparición, tal vez encuentre a Yangmi también...

Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora