XXV

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YANGMI

—Lo siento Yangmi, hice todo lo posible por encontrarla —decía triste mientras seguía yo abrazada a él.

Quería salir de sus brazos que aún me tenían atrapada en el suelo, ¿Todo era desde un principio para calmarme porque iba a decirme que mi hermana había desaparecido?

No había dejado que hablara con ella desde que llegué a éste maldito lugar. Me había privado de estar con ella y eso no podía tener perdón por mi parte.

Ahora ya no podía decirle que aquel día me cogieron en el cobertizo pero que seguía viva, ¿Cuál no habría sido la angustia de Sunhee sin saber que su hermana pequeña estaba viva?

—¡¿Porqué no me dejó que hablara con ella?! ¡¿Porqué no dejó que mi hermana supiera que yo estaba bien?! —estaba tan enfadada y tan angustiada que se me hacía difícil respirar.

No dijo nada solo torció su boca y yo me separé y me levanté del suelo. Él hizo lo mismo y se puso frente a mí.

—Ésta vida es muy difícil Yangmi y los sentimientos a veces hay que dejarlos de lado —se veía menos imponente, bajó el rostro brevemente para luego alzarlo de nuevo.

¿El gran mafioso había bajado su cabeza levemente ? No podía creerlo, ahora no me iba a venir con esas.

—Pero esta vida no me pertenece ¡Es su vida no la mía! ¡Usted ha hecho que tenga que vivirla a la fuerza, usted ha hecho que mi hermana no esté junto a mí! — después de mi furia vino mi llanto. Tapé mi rostro con mis manos y empecé a llorar.

—No llores, por favor no lo hagas Yangmi, no puedo verte llorar —me abrazó de nuevo—. Te juro que la encontraré, lo juro joder.

—¡Quiero irme de aquí! —sus atenciones ahora no servían de nada.

—No te dejaré que hagas eso por mucho que me lo pidas y lo sabes —me dijo con determinación y de forma dominante— ahora más que nunca no te dejaría irte de mi lado.

—!Lo siento pero ésta vez si lo haré, quiero hablar con mi hermano Jimin ahora mismo! —me oyó y se separó para mirarme.

—¿Y qué crees que puede hacer Jimin por tí? Jimin no podrá llegar nunca donde yo sí puedo, y si no encontramos a tu hermana en estos días, él menos lo podrá hacer —dijo algo altivo, no aguantaba mi comportamiento y mis ganas de estar lejos y para ir a buscar a mi hermana.

—Jimin es mi hermano. ¿También me va a separar de él? —lo miré de frente duramente— ¿Quiere que lo odie señor Jeon? Porque lo está consiguiendo, está haciendo que mi corazón se endurezca con usted —me miró sorprendido por mis palabras.

—¿Y piensas que porque me digas eso para hacerme daño voy a dejarte sola por ahí sin estar yo cerca? No puedo hacer eso, lo siento, no podría protegerte si estás lejos de donde yo pueda verte —entonces me dió la espalda y cerró los puños.

Fui a ponerme de frente a él para hablarle. Estaba temblando por la impotencia, por el dolor y por la angustia que sentía, pero tenía que entender, yo necesitaba ver a Jimin porque era quién debía ayudarme.

—Voy a hacer que Jimin venga en mi busca ya sea lo último que haga en ésta vida, no volverá a separarme de mis raíces de nuevo —puse mi dedo en su pecho—. Yo no soy Nina, usted está equivocado si cree que puede sentirse mejor conmigo porque no pudo protegerla a ella.

Su expresión se volvió de un dolor intenso, sentía dolor pero yo también y no me ayudaba, así que cada uno tendría que lidiar con lo suyo.

—¿Crees que hablando así de ella te voy a odiar? No es así Yangmi, tú hace tiempo que estás dentro de mí por ser quién eres y ya te puedo decir sin miedo a equivocarme, que te quiero.

Y cogió mi mano con fuerza y me llevó a su cuerpo para besarme con furia una vez más.

Cuatro años después, antes de la despedida y de ser arrancada de sus brazos...

(*lo que me está doliendo señor)

YANGMI

—Buenos días Yangmi —me dijo mi compañero.

—Buenos días, ¿Ya llegó el señor Robert? —le pregunté al llegar y soltar mis cosas en mi mesa de golpe y con prisa.

—Sí y te espera en su despacho, está que se lo lleva el diablo —se reía el muy idiota.

—No te rías, el maldito tráfico tiene la culpa, ahora me las ganaré ya lo verás —suspiré molesta.

—Eres la hija del senador, no creo que se atreva a tratarte mal —su tono sarcástico me puso molesta.

—Eun Woo ya está bien siempre con lo mismo, no me gusta que crean que tengo privilegios —le dije molesta— ya he demostrado lo que valgo por mí misma, creo yo.

Me miró con su aspecto angelical de mentira.

—Ahora me contarás qué fuiste la primera de tu academia en disparo libre, la primera en artes marciales y la primera en salto de altura —dijo haciéndome mojines con su boca y sus manos.

Yo me acerqué y puse mis dos manos en su mesa y acerqué mi rostro al suyo.

—No te pases conmigo Eun Woo —lo miré con dureza— conocí hace tiempo a alguien que era para tenerle realmente miedo y no consiguió intimidarme, así que no juegues conmigo a que los hombres son mejores que las mujeres porque a mí eso me importa una puta mierda —lo miré mal y me separé de él.

—Solo era una broma sargento Yangmi —me dijo con media sonrisa pero aún sarcástico.

Era uno de los mejores policías de la ciudad pero era un auténtico imbécil. Estaba cansada de que trataran a las mujeres como unas pusilánimes y unas buenas solo para la cama. Yo sé que él no era así pero daba a los demás material para menospreciarme.

Fui al despacho del señor Robert.

—Buenos días.

—Vaya, gracias que apareces yo creía que te habías ido de compras con tus amiguitas —que poca gracia tenía mi jefe, rodé los ojos.

—Señor ya estoy aquí, así que dígame qué tengo que hacer —le hablé correctamente para ver si dejaba de una vez sus putas provocaciones sarcásticas.

Pensándolo fríamente después de todo lo prefería de este modo a que me dieran la rueda con que mi padre era el senador Adams.

Descubrí que era mi padre gracias a que me buscó y pude escapar de la mansión Jeon, no había vuelto a ver a Jungkook desde ese día que íbamos a un viaje y me raptaron unos hombres en un descuido y me llevaron a la casa del que decían que era mi padre.

Jungkook, así es cómo lo llamo ahora en mis pensamientos. Mi vida y mi forma de ser habían cambiado tanto que llamarlo señor Jeon no me salía.

Veía a Jimin a escondidas, a lo que se dedicaba no era compatible con lo que mi otro hermano me enseñó a hacer. Él era policía y me enseñó mi nueva profesión. Mark era el hijo del señor Adams y mi medio hermano.

Mi hermano no le contaba donde estaba a Jungkook, me hizo ese regalo por el tiempo que no pudo ayudarme.

Llevaba cuatro años buscando a Sunhee, meterme en éste mundo fue por eso, tenía que hacerlo por mis propios medios, a nadie le importaba una chica pobre aunque para mí era mi medio yo.

—Hay una pista sobre tu hermana —dijo el señor Robert, yo llegué hasta su mesa rápidamente.

—¿Dónde está? Dígame dónde está Sunhee...

💜💜💜

Veremos pronto como fue la huida de Yangmi...

Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora