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JUNGKOOK

Y ya todo se fue a la mierda de nuevo en mi vida, ya todo sería oscuridad de nuevo a mi alrededor. Dos veces que mi mundo se vino abajo fue provocado por no tener a raya mis putos sentimientos.

—Sal del coche Kendall —le dije abriendo con fuerza la puerta del coche cuando salí de la jodida reunión de viejos frustrados por querer arrancarme las pelotas.

—No vayas a hacer una estupidez Jungkook —notaba mi enfado.

—Solo quiero estar solo —le hablé seco y me subí en el todo terreno negro cuando mi amigo había bajado con cara de preocupación.

—Déjame que te acompañe.

—¡No!, solo quiero beber hasta caer al suelo borracho.

Cerré la puerta de un portazo, arranqué y le di al acelerador. El chirrido de las ruedas se mezcló con el grito de frustración que salió al fin por mi boca.

Conducía a toda velocidad con ganas de estrellar mis sesos contra el cristal. Todo podía acabar en un momento, todo podía ser más fácil para mí en un segundo...

YANGMI

— Hola Yangmi —miré con miedo al escuchar mi nombre cuando intentaba abrir la puerta de mi antiguo apartamento. Tenia miedo siempre de que alguien me abordara para hacerme algo malo. Esa sensación la arrastraba desde que abusaron de mí y no se lo contaba a nadie. Estaba bastante oscuro por ser ya muy de noche.

Rápidamente saqué mi arma para apuntar al que se encontraba a mi espalda.

—¡Jungkook! —abrí los ojos al verlo allí de pie mirándome con una sonrisa que no me gustaba nada.

—El mismo, ese soy yo —tenía su rostro alzado, se le notaba su enfado aunque estuviera sonriendo.

—¿Estás borracho? ¿Has bebido? —rodé mis ojos y bajé el arma.

—Nadie me ha apuntado con un arma tanto como lo has hecho tú y aún así sigues viva, tienes suerte...mucha suerte niña tonta —dijo con voz bastante ebria y con algo de gracia que no lo era precisamente.

—¿Cómo has podido llegar a beber tanto? Ven y entremos dentro —abrí la puerta y le quise coger la mano pero la retiró rápidamente.

—No es bueno que un hombre entre en la casa de una mujer a éstas horas, luego pueden hablar mal de tí —su seriedad se volvió una realidad.

¿Qué le ocurría? Sus estados de ánimo cambiaban de un momento a otro.

—Te pueden ver aquí fuera Jungkook, no seas terco, sabes que te buscan, vamos dentro —le hablé ya un poco desesperada.

—Pues aquí está tu oportunidad para colgarte una medallita —rió—. Un buen titular sería el de: La poli Yangmi atrapó al mafioso Jeon Jungkook —se le notó la rabia en su expresión y sus palabras al decir ésto último.

—¿Vienes a pelear conmigo? No he sabido nada de tí por un mes ¿Sabes? Sé que estás enfadado por mi decisión pero no sé porqué te alejaste  sin poder darte mis motivos, te he necesitado a mi lado —le dije triste.

—Eso no es cierto Yangmi tú nunca me has necesitado —peinó su pelo torpemente y se tambaleó, lo cogí y lo acerqué a la pared al lado de la puerta pegando mi cuerpo al suyo para que no cayera, bajó su cara y me miró demasiado triste a los ojos—. Mi pequeña niña que entró en mi vida para ponerla patas arriba —tocó mi rostro con sus dedos.

Respiró hondo y cerró los ojos con dolor. No me gustó verlo tan triste. Lo amaba más que a mi vida pero no podía hacer lo que él quería, no podía dejar mis propósitos atrás sin intentarlo por mí misma, tenía que asesinar con mis propias manos a mi objetivo.

—Entra conmigo a mi apartamento Jungkook, hablaremos ahí dentro por favor —le dije con tono amigable, nos mirábamos de frente.

—Yo quiero algo más que hablar contigo, pero tú no me dejas, ¿Sabes que solo hemos hecho el amor en dos ocasiones en un mismo día desde que nos conocimos?

Si lo sabía y no era para estar orgullosa, él era un hombre para estar amando todos los días.

—Sí lo sé —le puse con una sonrisa amarga.

—Voy a irme lejos Yangmi —me descolocó por completo.

—¿Vas de viaje de negocios?

—Se puede llamar así aunque no del todo —me miró los labios con deseo—. Pero quiero estar contigo al menos una vez más, déjame estar contigo por favor.

Mis miedos eran mi terror por dejar que tocaran mi cuerpo, pero yo también lo deseaba ya desde hace mucho, desde siempre había sido de ese modo para ser exactos, pero me bloqueaba en el momento que lo tenía encima de mí.

—Entremos y lo hablamos Jungkook, ven —cogí su mano y ésta vez me siguió sin rechistar.

Lo senté en el sillón del salón y cogió su pelo con las dos manos para tirar de él, echó su cuerpo adelante y miró el suelo.

No me gustaba ni su aspecto, ni su actitud de derrota. Había algo que lo atormentaba. Me senté a su lado.

—¿Quieres que hagamos el amor? —me miró rápidamente al escuchar lo que le decía.

—Lo deseo desde hace mucho —dijo mirándome aún ebrio— pero ahora no estoy en condiciones, y tampoco quiero obligarte.

No me obligaba, yo era la se lo ponía difícil siempre que se acercaba.

—Ven conmigo —me levanté y me miró sin entender—. Levanta por favor y sígueme.

Se levantó y cogí su mano, andamos hacia el baño, entramos y cerré la puerta.

—Nos daremos una ducha ¿Quieres? —lo vi morder su labio.

—Creo que la necesito y que tú estés cerca cuando lo haga aún lo necesito más —no apartaba sus ojos de los míos.

—Pues que así sea.

Nos metimos en la ducha después de quitar mi ropa y ayudarlo a quitar la suya. Ya necesitaba ver su fuerte cuerpo ante mí. Nunca tendría bastante, ni habría otro cuerpo ni piel como la suya entre mis manos.

El agua caía en nuestros cuerpos desnudos y sus manos acariciaban todos los rincones del mío.

Despacio y sin prisa lo hacía Jungkook, comedido por notar tensarse todo en mí. Poco a poco fue recobrando su actitud natural, el alcohol era mitigado por el agua y mis caricias.

Metió sus labios en mi cuello y besaba despacio pero de forma letal que me hizo gemir contra su hombro. Lo había deseado muchas veces aunque él no lo creyera.

—Entraré en tí cuando me lo pidas, no antes, sino cuando tú estés preparada —me susurró con voz ronca en mi oído.

—Puedes hacerlo, siendo tú será un placer señor Jeon —escuchó el nombre que nos unió y salió de mi cuello para mirarme con una sonrisa insultante. Su actitud de felicidad encogió mi corazón. Le había hecho daño anteriormente con mi negación de estar con él íntimamente, ahora era felicidad lo que su rostro demostraba.

Hicimos el amor con ganas los dos, me cogió entre sus brazos y contra la pared de la ducha lo hizo sin reparo alguno.

Jeon Jungkook, el mafioso es un ser fuerte y rudo en algunos aspectos. Y en este caso no habrá comparación con nadie aunque viviera esas vidas que todos dicen que tenemos...











Mafia Jungkook. Mi Vida, Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora