Bajo del carruaje y miro al cielo, sorprendentemente está soleado. No recordaba Londres como un sitio soleado.
Con un abanico me tapo algo el sol y siento la brisa fresca en mi cara.
Estoy de vuelta en el sitio donde padre murió y dónde madre perdió la cabeza.
Gracias a nuestra tía Diana habíamos vivido estos años una vida de comodidades y no nos había faltado de nada.
Mi hermano pequeño Peter pasa casi arrollándome cuando estoy en la puerta de la villa, nuestra antigua casa.
-Voy a elegir mi habitación antes que tú.-Grita Peter a Sam que empieza a correr detrás de él.
-Niños tenéis que comportaros por favor.
Miro a Diana que se disculpa con los dos hombres y la mujer del servicio que bajan nuestro equipaje de los dos carros en los que hemos llegado.
Me limito a sonreír mientras mi hermano Christopher ayuda a bajar del otro carro a su prometida Julieth que mira todo con su ojos críticos.
Somos 4 hermanos, Christopher, Anne que soy yo, Sam y Peter, en ese orden de edad.
Cada uno somos diferentes, Christopher a sus ya 27 años es doctor. Luego están mis dos hermanos más pequeños, Sam de 13 y Peter de 9. Eran sólo unos bebés cuando nos fuimos de Londres.
Por mi parte, a mis casi 21 años, no había encontrado mi lugar. He de admitir que soy impulsiva, arriesgada, y por qué no decirlo malhablada y rebelde como decía mi tía Diana.
En Francia no me habían faltado pretendientes, señores de bien, guapos o algo menos agraciados, pero allí es diferente, se vive de forma más libre, sin pensar en el qué dirán.
Cuando veo la villa por dentro me estremezco, aún recuerdo todo lo vivido. Y ese fatídico día en el que llegaron los amigos de mi padre con él en brazos medio moribundo, Christopher y yo tuvimos que alejar a los pequeños y mi madre gritaba y gritaba.
Trago saliva y subo las escaleras, paso por una habitación, Peter y Sam han elegido las primeras del pasillo, Christopher y Julieth van a quedarse en la habitación de él y en una de invitados, todavía no dormían juntos, y yo me dirijo a la que una vez fue mi habitación.
El papel no era el mismo que decoraba las paredes hace 7 años, antes era en todo malva y ahora es de un tono beige, bonito. La cama si es la misma y está en tonos marrones y blancos. Toco la mesa donde me sentaba a cepillarme el pelo todos los días y siento como si no hubiesen pasado estos años.
Suspiro y me miro en el espejo, puedo verme con 14 años, cepillándome el pelo y hablando con Christopher sobre los bailes, las clases que me daba él y repasábamos mientras estaba ahí sentada y él en la cama para ser una mujer culta en el futuro como decía mi madre.
Alguien toca a mí puerta, es mi hermano mayor que asoma la cabeza por la puerta después de unos segundos.
-Anne, ¿Todo bien?
Sabe que lo pasé muy mal los dos primeros años, no quería irme, mi padre estaba muy unido a mí, lo perdí ahí, murió en su cama desangrado, fue horrible para una niña de 14 años.
-Todo bien Chris, no te preocupes.- Se acerca hasta mí y le cojo la mano.-¿Y Julieth?
-Está dando las órdenes de nuestra ropa y todo el equipaje cómo deben colocarlo.
-¿Qué le parece esto? No parecía muy contenta cuando se bajó del carro.
-Anne...-Ya sabía que no la aguantaba.
-Es verdad, quizás olía a mierda de vaca por la cara que puso, porque claro..."soy una señoga muy impogtante".-Imito su acento y Christopher se ríe aunque me mira después en tono reprochante.
-No me gusta que la imites.
-Te acabas de reír, será tu futura esposa pero cree que es la señora reina
Charlotte.Christopher me vuelve a advertir y sale de la habitación, aunque sé que él se ríe con mis comentarios y he tenido muchas conversaciones con él, no es necesario casarse con alguien por el simple hecho de casarse, es algo horrible. Pero él y Julieth se conocieron hace un año y todo ha sido muy rápido, el padre de Julieth era doctor al igual que mi hermano de un renombre en Francia y había querido que su hija y el prodigioso doctor que estaba empezando se casaran.
Una doncella entra en mi habitación cuando toca la puerta y empieza a colocar toda mi ropa y mis libros. Se le cae uno con la tapa azul oscura envejecida y lo mira. Sé lo que piensa, pero me da exactamente lo mismo. Memoirs of a Woman of Pleasure más comúnmente llamado Fanny Hill. Es un libro erótico que había sido toda una revolución en Francia pero que en Inglaterra eso era algo insólito, y menos que una chica tuviese ese libro en su poder. Además de haberlo prohibido en el territorio inglés. Una mujer que relata todo sobre relaciones sexuales, tríos, orgias o relaciones homosexuales.
Para mí no era solo un libro sexual, sino documentación, ampliación de conocimientos y literatura.
La mujer se pone roja y decido interesarme.
-¿Cuál es su nombre?-La mujer que sería algo mayor que yo me mira y vuelve la vista al suelo.
-Mi nombre es Prudence mi señora.
-Prudence, he visto que ha mirado mi libro. ¿Querría leerlo?-La muchacha se pone aún más roja y niega con la cabeza sin hablar.-¿Qué edad tiene?
-Tengo 29 mi señora.
-Por favor, no diga en cada frase lo de mi señora, estamos solas.-Asiente.- ¿Está usted casada?
-Sí señora, pero mi marido se fue hace un año a una misión militar y aún no volvió.
-No debe avergonzarse por mostrar interés en ese libro. Simplemente puede tomarlo como literatura, información, no como algo con lo que excitarse.
La mujer abre los ojos muchísimo y creo que ya no puede ponerse más roja.
Mi tía Diana aparece por la puerta y me mira, no sin antes ver a la mujer colocar mis libros. Sube una ceja y me mira, sabe que hay algo que ha hecho que la muchacha se ponga roja como un tomate.
-Anne, quería avisarte, luego iremos a ver a Lady Danbury. Debemos informar de nuestra llegada a la sociedad e iremos con ella para que también nos informe a nosotros.-Asiento.-Es costumbre que ella dé una fiesta a la que acudan todos.
-Está bien tía, me daré un baño antes de irnos.
Las doncellas llenaron la bañera y solté la bata para meterme en ella, me dejaron sola bajo mi petición, odiaba que alguien me bañase pudiendo hacerlo por mí misma. Me relajo y pienso en los habitantes que conocí, los Featherington, Lady Danbury, la reina a la cuál había visto bastantes veces en mi niñez, y los Bridgerton.
Recordé que Eloise tenía mi edad, mi mejor amiga, mi alma gemela, Penélope Featherington la cuál era nuestra amiga, Daphne tan ideal, guapa y elegante, Benedict tan amable y gracioso, además de guapo. Y Anthony...oh Dios mío, no sabía nada de ellos y de él mucho menos. Yo tan solo era una niña y vivía enamorada del hermano mayor de mi amiga. Seguramente estaría casado, con hijos, era el mayor de los Bridgerton y debía ser consecuente con su futura posición en la sociedad.
Las habladurías no serían nada extraño cuando todo el mundo conociera que estábamos de vuelta y sin una madre, pero personalmente a mí no me importaba. Siempre he odiado que la gente se meta en la vida de los demás, cada uno debía ser libre y que a nadie le importase nada de lo hacían o dejaban de hacer. Pero era Londres, cuna de los cotilleos y habladurías.
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Back to you \\ Anthony Bridgerton // \\ Benedict Bridgerton //
FanfictionAnne Coleman había vivido en Londres hasta la temprana edad de 14 años. Había cambiado, mucho, ya no era la niña que se había ido de allí después de que su padre perdiese la vida en un accidente de caza y su madre quedara como todos decían "loca". ...