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Capítulo 13

Es tarde, y Benedict sigue pintando el cuadro que ya empezó hace unos días. Estoy cansada de seguir en la misma pose durante tanto rato por lo que me muevo incómoda.

-Voy a terminar, déjame que acabe con algunos matices.

-Date prisa, ya no me siento las piernas de estar sentada tanto tiempo.

Él sonríe y sigue pintando. Me mira y mira de nuevo al lienzo unas 50 veces más hasta que suelta la paleta de colores.

-Voilà.-Dice en mi segundo idioma y me levanto rápidamente.

-Vaya...

El retrato es perfecto. Estoy con una medio sonrisa pero parece un espejo más que un lienzo. Cada detalle, cada pequeño lunar, el pelo...

-Es perfecto.

-Debo decir que mi musa hace que se vea aún mejor.

Le miro y sonrío y vuelvo mi vista al lienzo. Realmente es un gran pintor y se merece todo lo bueno que le pase.

-Me has dejado sin palabras. Realmente soy yo.

-¿Pensabas que haría un monigote con pelo largo?

-No es eso, pero no esperaba que fuera tan real.

-Podría hacer una exposición con solo este cuadro y sería todo un éxito.

Le abrazo y él me devuelve el abrazo. Cuando salimos de allí me acompaña a casa, se nos ha hecho tarde. Veo a Penélope con una capa y montándose en una carruaje, me mira y simplemente saluda con una mano. Llevo días sin saber de ella, la última vez fue en casa de los Bridgerton durante nuestro club de lectura, antes de lo ocurrido con Anthony.

Benedict parece ni haberse dado cuenta y simplemente me mira sonriente.

-Gracias por tu paciencia.

-Gracias a ti por ese retrato, que espero que después de la exposición sea para mí y no esté en venta.

-A nadie le vendería ese cuadro.-Niega con la cabeza y me hace sonreír.

No lo espero, pero se inclina para quedar tan cerca.

-Anne lo que ocurrió en el taller...no he dejado de pensar en ello. Y me encantaría poder ser tu pretendiente.

-Ben...no sé si sería buena idea.

-Déjame tan solo intentarlo.

Veo que quiere besarme pero no deberíamos hacerlo en mitad de la calle cuando aún hay personas paseando.

-Ven conmigo.

Agarra mi mano y llegamos a los jardines de detrás de su casa, no reacciono y le sigo riendo hasta que tras unos árboles para de corretear y me besa. Me besa con tanta pasión y me hace jadear.

Si las señoras de Londres supieran lo que estoy haciendo ahora mismo se caerían al suelo desmayadas.

Las manos de Benedict suben mi falda y toca mis muslos hasta llegar a mi entrada. Seguimos besándonos mientras me toca justo ahí haciendo que jadee y suelte gemidos.

Él está totalmente excitado pero tan solo hace movimientos contra mi cadera. No sé en qué momento pero veo a Anthony en mis pensamientos, esa noche, nuestros jadeos en la cocina y llegando al orgasmo.

-Para Ben, para.

Él me mira extrañado y saca su mano de mis faldas.

-Lo siento, no debemos Benedict.

Veo la confusión en su mirada pero asiente.

-Tienes razón, me he dejado llevar.

-Nos hemos dejado llevar. Me atraes, no lo puedo negar, pero no puedo.