Capítulo 10

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No sé cómo no me caí pero no pude quitar la mirada de él.

Ninguno de los dos hablo, yo estaba avergonzada y él parecía simplemente no querer hablar.

—Nunca me ha gustado bailar —las palabras salieron como escusa tonta—, solo estaba perdiendo el tiempo mientras te esperaba.

Aun así pareció funcional pues lograron sacarlo de su trance haciendo que parpadeara un par de veces lentamente.

—Puedo enseñarte —se ofreció ante mí queja.

—No gracias, tampoco es que lo necesite —corté sus palabras mientras tomaba de la mesa los libros y los juntaba a mi pecho—, sácame de aquí.

Extendí mi mano sin decir nada más.

Él sonrió de manera triste pero tomó mi mano para llevarme a mi cuarto.

—¿Te molesta si me cambio primero? —pregunté por cortesía.

—Adelante, Iris te llevará al comedor —con eso dicho salió a toda velocidad del cuarto.

Solté un gran suspiro, sentía que estaba más cansada por la breve conversación que por todo el ejercicio que hice bailando.

Cuando termine de cambiarme por un vestido cómodo rojo que combinaba con mi cabello plateado suelto, cuando salí Iris estaba esperando por mí, un círculo mágico se dibujo bajo nosotras.

Aparecimos en un gran comedor que no había visto, seguramente tampoco tenía una puerta así que me dejó de sorprender esa parte.

Ezriel también se había cambiado por una ropa más cómoda de color vino que parecía ser la contraparte de mi vestido, no es que fuera a propósito y seguramente no lo fuera, eso lo hizo más frustrante aún.

Él ya estaba sentado a lo que me apresure a sentarme, no hice contacto visual con él, solo miré mi plato vacío, no estaba segura de querer platicar tampoco, el trato era fácil, comer en compañía a cambio de aprender.

—Mañana temprano tomarnos las primeras clases, por la tarde puedo enseñarte magia o...

Alcé por fin la vista, sus ojos parecían resaltar ante su traje, guardo silencio dudando de sus palabras, sentía que lo cualquier cosa que dijera después no iba a ser de mi agrado.

—¿Tienes algún plan? —pregunté seria.

—Clases de baile, solo si tú quieres tomarlas. —se notaba en su voz que estaba siendo serio.

No necesitaba más interacción con él, aun... no podía ignorar el hecho de que me matará y no quisiera responder mis dudas, en realidad parecía que a estas alturas fuera la única que parecía ser un pollo sin cabeza que simplemente estaba corriendo.

—Limitémonos a lo importante.

No afirmó ni negó, simplemente se quedó callado el resto de la comida, al menos en mi caso fingí que estaba comiendo sola, tenía hambre y estaba cansada, solo quería irme.

Automáticamente me pare de la mesa y di las gracias pero cuando busque la salida recordé donde me encontraba.

—¿No puedes crear puertas con la magia? —mi voz sonó molesta—. Al menos hasta que aprenda, es un poco estresante saber que si no tengo a nadie a mi lado tenga que dormir en el piso.

Mi queja fue al aire pero estaba harta de eso, quería libertad.

—Dame esta noche para arreglarlo.

Volteé sorprendida, sus ojos contemplaban la habitación como si estuviera decidiendo donde quedaba mejor la puerta.

—Iris, ¿podemos irnos? —le pregunte a la joven que en un momento tomó mi mano y nos sacó de ahí.

Estaba nuevamente en el cuarto, por lo menos ahora podía respirar un poco más tranquila.

—Iris...

Llame cuando vi los libros sobre la mesa, la joven me miró tranquila.

—¿Tienen instrumentos aquí? —pensé que fue rara mi pregunta porque su cara fue sorpresa.

—¡Sí! ¿La señorita sabe tocar? —para mí sorpresa ella estaba entusiasmada con la idea.

—Se lo mínimo, pero encontré un libro que tiene explicada la partitura, supuse que podía intentarlo...

No sabía porque me estaba excusado pero al verla tan contenta no quería que hubiera mal entendidos.

—¿Ustedes tocan algo? —pregunté para ver si tendría un maestro.

—¡Por supuesto! —aplaudió mientras sonreía ampliamente con sus hermosos ojos azules—. Mi hermano y yo tocamos algunos instrumentos e incluso el señor Ezriel sabe tocar algunos que son difíciles.

Eso último me llamó la atención, pensé que solo se dedicaba a pelear, no es como que tuviera que tocar instrumentos mientras estaba en la guerra.

—¿Hay alguna sala donde pueda encontrarlos?

—Claro... ¿Pero no sería mejor que la señorita espere hasta mañana? —preguntó ladeando la cabeza mientras pensaba.

—¿Lo dices por las puertas? —alcé una ceja cuestionando.

Iris asintió sonriente.

—De acuerdo.

Muy bien supongo que podía hacer algo mientras intentaba aprender magia y salir de aquí.

La Bailarina Del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora