Capítulo 9

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Tarde dos días en recuperarme por completo a la par que ahora tenía dos sombras a mis pies vigilándome a orden seguramente de Ezriel para cuidarme, así que al final del día tenía que idear algo para volver a aquel lugar y no caer en las trampas.

Iris y Celes solo intercambiaban las palabras necesarias conmigo porque ya no les seguía la corriente, habían cambiado por una imagen más adolecente, fue por eso que pude ser más precavida con ellos.

Después de unos tres días tratando de ver cómo salir de ese lugar caminando por sus pasillos no encontré nada que me ayudara.

No fue hasta el día que por accidente choque contra Ezriel que vi como entraba a varios cuartos.

Un círculo de magia apareció bajo mis pies y antes de que lograra correr unos brazos me sostuvieron para evitar caer de golpe.

Miré fulminante al guardián que me soltó de inmediato con cara de disculpa.

—¿Cómo haces eso? —pregunté tan rápido como entendí su funcionamiento.

Ezriel se quedó callando ladeando su cabeza de confusión mientras su cabello obsidiana en una trenza caía en su hombro.

—Necesitas saber magia.

Para mí sorpresa me contestó.

—¿Sólo funciona aquí? —pregunte señalando la mansión con mi dedo.

Negó con la cabeza.

—Puedes ir a donde quieras si se te otorga el permiso.

—¿Permiso? —repetí extrañada, no sabía nada de permisos para trasportarte, en realidad él llego a mi lado cuando escapaba—. Si lo aprendo, ¿me darás permiso para andar por este lugar?

Esta vez asintió, a lo que yo también lo hice.

Tal vez así podría volver a ir al dragón.

—No puedes entrar ahí, el jardín tiene conexión pero es lo más lejos que llegaras, lo demás lo tendrás que buscar como antes y me temó que terminaras en las enredaderas una vez más.

Como si hubiera leído mis pensamientos aclaro la situación, me mordí el labio con disgusto mientras pensaba en sus palabras.

—De acuerdo, pero si estoy bien enterada la Luna de este mundo no posee magia, ¿cómo demonios obtengo magia?

Como si hubiera hecho un comentario extraño, solo se quedó callado, lo espere hasta que respondió.

—Tú tienes magia.

—Yo... —dije señalándome incrédula con un dedo a lo que él simplemente asintió.

Espere callada para que siguiera su explicación pero solo extendió su mano.

La tomé de mala gana porque si no lo hacía no llegaríamos a ningún lado en esta conversación y mi plan no era quedarme estancada en la nada.

En momentos el piso brillo y nos llevó a una biblioteca.

—¿Por qué no simplemente pones puertas si de todos modos vas a caminar? —pregunté mientras observaba el lugar.

—Nunca hubo alguien aquí para que recorriera los pasillos como tú.

Me quedé callada ante su explicación, fue simple pero note cierta nostalgia en ellas, incluso su agarre se volvió ligeramente más fuerte, no pude soltarme.

—¿Qué tengo que hacer para que me enseñes? —pregunté algo dudosa en mis propias palabras.

Cuando volteé a verlo sus ojos brillaban con intensidad, como si fueran muy felices por mis palabras.

La Bailarina Del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora