Capítulo 11

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-¡Me volveré trovadora!

Solté una risita nerviosa ante mi estúpido pensamiento, estaba recargada en el balcón de mi cuarto cuando anuncié alzando las manos hacia el cielo nublado, lo había pensado durante la noche, el libro me enseñaba a bailar, aunque no sabía de que era si practicaba diligentemente podría adquirir algo de gracia e incluso pensé que si lograba robar un instrumento podría hacer alguna gracia para ganarme la vida junto con la magia.

Sonaba estúpido pero en este mundo que iba a llegar al caos lo mejor era intentar despejar los malos momentos y curar a la gente.

Lo pensé por un momento, tenía que escapar pero en mi condición actual solamente me llevarían a morir y no lograría llegar lejos.

Escuché unos toques suaves en mi puerta, cuando se abrió los ojos rojos de Ezriel aparecieron.

-¿Estas lista? -no hubo saludo pero eso parecía más su forma de ser.

-¿Que haremos? -pregunté mientras me acercaba a la puerta.

La única respuesta fue una hermosa sonrisa en su rostro, sin darme cuenta le devolví la sonrisa pero mi vista fue a su brazo que lo extendió en forma de invitación, lo tomé sin casi tocarlo, era extraño ser escoltada de esa manera, no entendía de modales así que me dio igual.

Comenzamos a caminar por la mansión, en esta ocasión había muchas puertas de varias formas a lo largo de los pasillos.

-¿Me estás diciendo que hay un monto de habitaciones y yo no podía ver nada? -me separe de él molesta, esto parecía un castillo.

-Te dije que no había nadie que necesitara usar puertas, pero si lo quieres para tu comodidad, no lo voy a negar.

Me quedé pensando en sus palabras, en esta ocasión tal vez abría una puerta principal.

Comencé a caminar lo más rápido que pude entre los pasillos, en realidad era lo mismo solo que con más puertas, la entrada no estaba lejos.

Me quedé parada en seco cuando vi la gran puerta en donde antes no había nada.

Corrí hacia ella y con un movimiento fácil está cedió.

El aire frío recorrió mis mejillas despeinando mi cabello.

A lo lejos se veía una gran muralla con torres de protección junto a un gran portón de madera, parecía ser la protección de este lugar.

Estaba curiosa de la casa en la que vivía, por lo menos la quería ver una vez, caminé un poco hacia a él portón pero una mano detuvo mi brazo.

Volteé a ver a a Ezriel que parecía serio ante mi actuar, antes de que dijera nada tome su mano y me aleje más hasta detenerme.

En ningún momento quito su mirada de nuestras manos hasta que me detuve.

-Quería ver donde estoy -dije mientas el abría sus labios.

Observe la estructura, era todo menos una mansión, era un gran castillo real, con torres y balcones al exterior.

-Increíble...

Dije sin darme cuenta de que en realidad estaba muy emocionada.

-¿Te gusta? -preguntó Ezriel viéndome solo a mí.

Me tense un poco ante su pregunta pero asentí.

-Es bonito, aunque es un desperdicio para cuatro personas y un gran dragón en su jardín trasero -intenté sonar divertida pero sus ojos rojos se nublaron.

-En realidad yo también quisiera tener más gente alrededor, como en antaño...

Sus palabras me sorprendieron, pensé que era alguien frío y directo sin ganas de relacionarse con los demás.

La Bailarina Del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora