Dad in Training! (URSS & Rusia)

Восемь / 8

Esmeralda contra hielo chocaron en silencio hasta que la risa del bicolor interrumpió la tensión haciendo que ambos mayores lo miraran extrañados, el sombrero del de esvástica llamaba su atención y lo quería tocar pero este hizo una mueca ligera y retrocedió un paso estando de espaldas a la salida, siendo bañado parcialmente por la luz solar que hacía brillar más sus ojos.

Al final este terminó yéndose sin esperar la respuesta del eslavo a causa del llamado de uno de sus guaridas, el pequeño se quedó triste por no haber podido obtener su pequeño capricho y se abrazó a su papá haciendo un puchero a lo que este frotó su espalda dándole un ligero beso en la frente antes de salir para regresar a donde estaba con China. Luego de ese momento la tarde pasó sin mayor problema hasta que al caer la noche el de trenza los acompañó a la estación de Berlín para despedirlos con cortesía, calculaba que llegarían a Moscú cuando el sol ya estuviese en lo alto así que no habría atraso con sus deberes.

A bordo del nuevo tren llegó hasta el vagón destinado al mismo propósito en el que llegó, acomodó sus cosas en el asiento libre y agradeció que fuesen de los reclinables por lo que cerró las cortinas que separaban los asientos para cubrirse con la manta dispuesto a darle la última comida del día al castaño menor que ya bostezaba soñoliento. También estaba cansado así que al comprobar que todo estaba ya en orden se acomodaron a dormir abrazándose bien abrigados.

-Contra la pena, contra la guerra, levantémonos por nuestros niños.. ¡Sol para siempre!,¡Felicidad para siempre!.. Así venció el hombre. -Cantó en murmullos acariciando su espalda y acomodando el cabello rebelde de su cabecita, viendo cómo lentamente su respiración se hacía más calmada hasta que sus ojos se cerraron sucumbiendo al sueño- Que siempre haya sol, que siempre haya cielo, que siempre esté papá y que siempre esté yo..

Depositó un suave beso en su frente y lo rodeó con sus brazos también entregándose al sueño reconfortante pero siempre con la guardia en alto de ser necesario, ahora lo haría todo por él, hasta pelear con un demonio.

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Dos semanas después.

-A este paso tendré que comenzar a esconder las cosas de cristal.. -Se regodeó el de suéter miel, estaba instalando un pequeña reja en el final de la escalera y ya estaba lista la de más arriba.. Rusia había aprendido rápidamente a intentar gatear por lo que ahora era un peligro dejarlo sin supervisión-.

El infante sentado entre cojines en el suelo estaba chupeteando su sonaja favorita mientras lo observaba quejarse, para él era obviamente algo divertido y no se molestaba en ocultar su sonrisa desdentada, por suerte al final también le causaba algo de gracia al soviético que se levantó para tomar la cámara que había comprado días atrás luego de la visita programada del asiático y se inclinó frente a él a cierta distancia.

-Sonríe, Rus.. -Le animó aunque este no entendiera bien a qué se refería pero no tardó en sonreír cuando el carmesí hizo una mueca, también soltó una risa divertida que derritió su corazón haciéndolo acostarse en el suelo junto al de enterizo verde que intentó alcanzar su cabello, no para jalar de el.. sino para enredar sus dedos en este con curiosidad por su textura-.

Lo único que interrumpió el dulce momento fue el característico sonido de la máquina de telegramas, sabiendo que tenían que moverse el bicolor estiró sus manos hacía el rebelde heredero zarista y esperó a que este lo alzara para apoyar su cabeza en el hombro ajeno mientras subían las escaleras moviendo esas rejas nuevas. Entraron a la oficina y se acercaron para recibir el papel, el de ojos hielo arqueó una ceja, estaba todo escrito en alemán.

-Ich möchte einen Besuchstermin auf Ihrem Territorium zum Zweck eines privaten Treffens ohne politische Zwecke reservieren, ich erwarte geduldig Ihre Antwort, Mit freundlichen Grüßen: Drittes großes Deutsches Reich..? -URSS leyó confundido entrecerrando los ojos como si estuviese viendo mal, sin duda el europeo era un tipo raro.. incluso cabía la posibilidad de que estuviese loco, pero no era que tuviese miedo de alguien además la curiosidad por saber qué tipo de asunto querría tratar un tipo como ese con él lo carcomió durante unos minutos antes de comenzar a redactar su respuesta, la cual enviaría en una hora- Debo estar muy confiado o muy imbécil.. 

(Me gustaría separar una fecha para visitar su territorio con el motivo de una reunión privada sin fines políticos, espero pacientemente su respuesta, Atentamente: Tercer Gran Imperio Alemán.)

Por si las dudas pondría sutil vigilancia extra y soltaría a los perros en los alrededores de su propiedad el día marcado, dentro de una semana, no tenía más que hacer en la oficina así que quedó observando a su hijo que le devolvió la mirada siempre curioso. Como si se hubiesen leído la mente volvieron a la sala en donde el mayor se dejó caer con cuidado sobre el sofá más grande y se estiró cómodamente tomando un libro cercano en lo que con su mano libre acomodaba al bebé a un lado sobre su torso devolviéndole su chupón celeste, él leería un poco y el otro se tomaría una pequeña siesta para amenizar la tarde.

Aún leyendo no pudo evitar hacer un recuento mental, había firmado un tratado de comercio importante con China que también significaba enviar un par de divisiones a su territorio que serían cambiadas periódicamente para vigilar al imperio cercano pero con la excusa de ser solo ejercicios militares de integración, además ahora estaba la dichosa reunión con el alemán de vibra extraña con dientes de tiburón.. no le daba buena espina pero tenía que averiguar sus intenciones verdaderas para así estarse atento a cualquier movimiento extraño en el Occidente.