Сорок пять / 45

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Aprovechando la luz solar y el calor de la mañana, el escarlata prefirió salir al jardín a acostarse sobre una manta junto con algunos de los perros que felizmente fueron a hacerle compañía, mientras tanto URSS lo observaba por la ventana en lo que las eslavas preparaban el almuerzo haciéndole juego al rusito que iba riéndose alegre.

Como no se le requería para absolutamente nada en el lugar, a palabras de Ucrania, el más alto tomó un plato con carnes frías y salió para sentarse junto al rubio que estaba acostado de lado apoyándose sobre su codo izquierdo para hacerle sombra a Alemania que dormía tranquilo disfrutando de la brisa fresca.

—¿Quieres que te traiga té frío o algo? –Habló el de ojos hielo rompiendo el silencio aún de pie junto al otro que ni se molestó en abrir los ojos a pesar de que le estaba haciendo sombra con su gran altura—.

—¿Por qué tan servicial? –Dritte arqueó las cejas abriendo solo el ojo izquierdo para verlo con neutralidad, realmente desde esa perspectiva el carmesí se veía masivo—.

—¿Cuándo no lo he sido? –El eslavo divagó un pocó pero acabó por sincerarse respecto a la razón por la que realmente se había acercado – ........Quiero hablar sobre lo que pasó en la mañana.

—Dudo que sea el momento correcto, está esa gente en la casa. –Una respuesta entre dientes fue lo que dio el rubio frunciendo los labios y desviando la mirada hacia otro lado con intención de cerrar el tema, era bastante extraño intentar descifrar la sensación en su pecho—.

—Aunque no lo quiera son mi familia también, así que no tienes que mirarlas mal porque a ellas solo les interesa Rusia –Esta vez el más alto optó por sentarse junto al alemán en el espacio libre de la manta sobre la que estaba acostado, el clima era el perfecto para estar afuera sin complicaciones—.

—......No me agradan.. –Murmuró el descendiente de Kaiser encogiéndose un poco, la que no le agradaba era esa castaña de cabello largo y rizado que tanto le sonreía al ruso mayor mientras tocaba sus manos—.

—Ucrania es como una prima con sensación de piedra en el zapato y Moldavia como una hermana mayor –Con duda la mano izquierda de URSS se acercó al cabello ajeno hasta quedar sobre las hebras doradas de este y acariciarlas durante un momento antes de dejarse caer con cuidado mirándolo frente a frente—.

Ahora deslizando su mano hasta la mejilla del escarlata que abrió ambos ojos para observarlo en silencio, notando su mirada casi concentrada en deslizar sus grandes dedos por su rostro, también cómo poco a poco se acercaba teniendo precaución con Alemania durmiendo en medio de sus pechos de latidos agitados. El de hoz y martillo acabó por levantarse apoyándose en su codo derecho aún con la otra mano en el rostro ajeno, inclinándose hasta tocar los labios germanos con los suyos en un beso lento en el que cerró sus ojos dedicándose a acariciarle la mejilla con toda la suavidad del mundo.

Con largos segundos de duda el de esmeraldas acabó por corresponder despacio moviendo sus labios con duda inicial para luego dejarse guiar levantando con lentitud su diestra para apoyarla en el pecho contrario casi acariciándolo con la punta de sus dedos, sus latidos a un ritmo diferente y entonces tuvo que separarse un poco para poder respirar sintiendo la frente del castaño apoyada contra la suya mientras este suspiraba.

—.......Siento algo por ti... Reich, no puedo explicar con palabras de exactitud.... pero me gusta como se siente.. –El pulgar izquierdo del euroasiático acarició los labios entre abiertos del más bajo y luego dejó un peque beso en su mejilla quedándose acostado con el pequeño alemán acunado entre sus brazos—.

Aún en silencio el de esvástica procesó lo ocurrido, dándole mil vueltas en su cabeza a la mezcla entre sus propias sensaciones y las órdenes encomendadas por Adolf, generándole gran confusión hasta el punto de la ansiedad por la que instintivamente acabó levantándose para casi correr rumbo a la habitación que solía ocupar, olvidándose de su descendiente y todo lo demás en la casa. Dejando confundido al otro con el bebé en brazos aún acostado en el jardín, ahora mirando hacia el interior de la casa con gran confusión.

•   •   •

Dos horas después las mujeres se marcharon a sus respectivos territorios luego de ayudar a dormir a ambos niños, el de ojos hielo se encargó de dejar a Rusia en la cama de su habitación y a Alemania en la cuna para evitar cualquier accidente antes de acercarse a la primera habitación a la izquierda en el pasillo, dando un par de toquen sin mucho ruido que no fueron respondidos.... por lo que optó por girar la perilla que afortunadamente estaba sin seguro, notando que el germano estaba semi sentado en la cama envuelto en la manta abrazando un viejo sombrero militar con una costura en forma de corazón rojo en un extremo.

Al acercarse despacio notó que el casi durmiente rubio tenía rastros de lágrimas bajo sus ojos y tenía la mirada perdida en el mismo sombrero como si estuviese divagando en cada punto de costura.

—..Mi madre siempre quiso que encontrara a alguien que me quisiera tanto como Vater a ella... pero mi gente no va a aceptar una unión así nunca....... incluso si yo quiero.. –Reich susurró cerrando sus ojos con pesar, todo ese tiempo había repetido las palabras que recordaba de aquella dulce mujer a la que le gustaba contarle anécdotas de su historia de amor mientras le cepillaba el cabello antes de dormir cada noche—.

—Entones estás llorando por eso.. –El eslavo cerró la puerta con cuidado antes de acercarse con pasos lentos hasta sentarse en el borde de la cama destendida– Mi gente también condena eso entre muchas cosas, pero... ellos no pueden controlar lo que siento.

Musitó manteniendo un todo tranquilo pero algo serio como lo requería la situación, pero acabó por levantarse para ahora sentarse en el centro de la cama para hacer que el menor quedase entre sus brazos aún estando envuelto en la manta.

—Incluso si me lo prohibieran, no podrían evitar que mi corazón lata de esta manera.. cada que sonríes o te quedas dormido en el sofá acurrucado en un extremo, cuando haces muecas caprichosas o expresiones de felicidad cuando comes... –Su mano izquierda se encargó de quitar las lágrimas de las mejillas escarlata ajenas, perdiéndose en sus grandes ojos verdes que lo observaban como intentando comprobar la veracidad de cada palabra que decía– No pueden evitar que necesite tanto besarte...

Dad in Training! (URSS & Rusia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora