Сорок шесть / 46

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—¿Me.. amas?... –Se atrevió el de esvástica a decir entre labios, estando rodeado por los brazos del mayor que aún acariciaba su rostro—.

—Siento que cuando tengas que volver a tu territorio va a quedar un vacío grande en casa y mi corazón, por no poder oírte o ver la tranquilidad que emanas al dormir con los niños... –URSS suspiró profundamente terminando de sincerarse respecto a lo que sentía, estando tan cerca podía sentir la respiración del contrario y un poco de sus latidos– Me gusta que sean lo primero que veo al despertar estas mañanas..

Finalizó antes de acostarse apoyando la cabeza en las almohadas ajenas que tenían un leve aroma a manzanilla y tristeza que le generó incomodidad en el pecho, temiendo al más bajo aún sobre este que tras un tiempo aún en silencio se acordó tímidamente quedando acostado así abrazando sus propias rodillas... pero con su diestra sobre la mano más grande entrelazando sus dedos muy despacio.

Así se mantuvieron buen rato jugando con sus dedos de manera relajada hasta que el tricolor se despertó llorando un poco en la habitación de en frente.

—¿Me acompañas?.. –El castaño preguntó tranquilo recibiendo un asentimiento calmado del más bajo a lo que tomó en brazos a este notando de soslayo sus cejas levantadas de sorpresa, pero lo mantuvo así hasta llevar a la habitación de Rusia donde dormía el otro menor—.

Tras ello bajó al de esmeraldas y se dispuso a cambiar el pañal de Alemania quien ya había dejado de llorar apenas los observó entrar en su campo de visión y pasó solo a chupetearse la mano derecha con ligeros gimoteos restantes hasta que estuvo limpio, también siendo alzado en brazos para apoyarse en el pecho del de hoz y martillo. Reich solo sintió una mano acariciar su espalda y luego un beso siendo dejado en su coronilla, por lo que se encogió de hombros ruborizado y se apoyó en el hombro ajeno por un momento antes de encaminarse a la habitación donde seguía durmiendo tranquilamente el niño de un año abrazando sus peluches en cama.

El de suéter delgado se sentó en el sofá de la esquina mientras que aún muy dudoso el rubio se atrevió a acomodarse sobre sus piernas para apoyarse de lado contra su pecho, sintiéndose más cómodo en esa posición segura para amamantar al de piel amarilla que inmediatamente se aferró a su pecho para succionar el pezón derecho, el carmesí se dedicó a frotarle la espalda hasta dejarlo adormilado luego de notar que el pequeño se había arrullado sin soltarse.

Teniendo la oportunidad de hacerlo se tomó el tiempo de acomodar con su mano el cabello del más bajo, recorrer cada facción suya memorizando su tranquilidad y lo cubrió con una manta delgada que estaba al respaldo del sofá, acomodándose un poco para también cerrar los ojos y darse un momento para descansar antes de que Rusia se despertara para almorzar.

.   .   .

Para cuando despertó Rusia lo primero que hizo fue frotarse los ojos bostezando y buscar con la mirada a su padre, al que encontró en el otro extremo de la habitación sentado en el sofá con "Kuchen" y Alemania acurrucados sobre él, por lo que se bajó de la cama con cuidado y fue hacia allá para también subirse con ellos, recostándose en el lado libre del pecho germano que ante el peso aumentado abrió los ojos con pesadez notando la pequeña cabecita castaña acomodándose.

Observó al niño durante un momento y finalmente su brazo libre se acomodó para rodearlo también y seguir durmiendo un rato más hasta que el soviético despertara para almorzar, había algo en la calidez del ambiente y los corazones latiendo tranquilos a su alrededor... Esa sensación tan única, antes no habría querido admitirlo pero le hacía sentirse seguro entre tantos abrazos sinceros, casi como estar con sus padres otra vez..... Y ese recuerdo lo hizo soltar un ligero llanto ahogado en el que se mordió los labios para no hacer ruido que despertarse a los pequeños, pero los movimientos de su pecho provocaron que el de hoz y martillo abriese los ojos pensando preocupado en su hijo por instinto, notando que el europeo tenía abrazados a los infantes contra su pecho pero por alguna razón estaba llorando en silencio.

Con algo de trabajo levantó su diestra con la que lo sujetaba de la cadera para llevarla hasta su rostro y borrar el camino de una lágrima que segundos antes bajó, a lo que con eso captó la atención del de esmeraldas que lo vió directo a los ojos, pero no le dijo nada y solo se inclinó un poco a besar su frente para confortarlo aún sin saber la razón por la cual se encontraba así.

—...¿Quieres que te prepare algo dulce? –Murmuró el mayor con los labios aún sobre la frente ajena, recibiendo un asentimiento leve por parte del alemán que se encogió aún acurrucando a ambos niños contra su pecho—.

Por lo que con sumo cuidado se las arregló para levantarse del sofá dejando a los menores de vuelta en la cama rodeados de almohadas, aunque cuando se dispuso a salir de la habitación para bajar a la cocina un leve jalón a una de sus mangas lo hizo detenerse, notando que la diestra del aún cabizbajo rubio lo había tomado por lo que lo miró esperando a que dijera algo... Aunque le tomó casi un minuto entero descifrar lo que este quería.

Pero al caer en cuenta apretó un poco los labios levantando un poco sus comisuras antes de alzarlo en brazos sintiendo cómo inmediatamente este le rodeaba el cuello escondido también su rostro allí como si fuese un niño, pero lo tenía ningún problema así que lo sostuvo mejor y salió de la habitación dejando a dos perros sobre la alfombra para que vigilaran en su ausencia.

Dad in Training! (URSS & Rusia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora