Шесть / 6

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Debido a la repentina aparición de Rusia y a otros obvios temas políticos de sus ideales, los deportistas de su nación no habían asistido a los Juegos Olímpicos cuya sede este año era Berlín, pero aún así habían asistido varios de sus conocidos así que decidió encender la televisión para distraerse un poco tras dos horas de papeleo.

Lo primero que vieron al encender la pantalla fue a un enano de traje negro con dientes de tiburón terminando de dar algunas palabras junto a un humano de bigote raro que sonreía mucho, ambos eslavos se miraron como si compartiesen la idea de que ese par de desconocidos eran raros, afortunadamente no siguieron hablando más y se dio paso al sexto día de los juegos iniciando con los gimnastas masculinos de barra fija los cuales dieron un espectáculo bastante interesante que los mantuvo atentos hasta que el ruido en su oficina atrajo su atención por lo que URSS tomó en brazos al bebé para subir al segundo nivel pues no podía dejarlo solo por obvias razones, sabía que se trataba del ruido de su máquina telegrama escribiendo mecánicamente el mensaje recibido en uno de los papeles que poseía y para cuando llegó hasta ella ya estaba listo.

-¿China?.. -Indagó primero el nombre del remitente antes de comenzar a leer, por suerte el mensaje fue transmitido en ruso- Por el presente medio me complace hacerle la invitación de acompañarme en mi estancia privada durante la tarde de mañana en Berlín, espero pueda confirmar su asistencia..

Lo extrañó un poco, no sabía si podían llamarse precisamente amigos pero tal vez este buscaba afianzar lazos debido a la amenaza que se estaba volviendo el Imperio Japonés en Asia.. así que aceptó luego de pensarlo un poco, no habían mayores conflictos en Europa por lo que no sería peligroso sacar al niño de la seguridad de su hogar.

Aún era algo temprano por lo que tenía tiempo de empacar sus cosas para los dos días fuera de casa pues a pesar de quedarse sólo un día en la capital alemana, las horas en el viaje de ida y vuelta hacían casi un día.. sería agotador pasar tantas horas en el tren pero variar un poco la rutina no estaría mal. Ahora sólo debía pensar en como carajos alimentaría al niño, tal vez sería buena idea llevarse un par de biberones consigo para así tenerlos llenos y usarlos cuando a Rusia le diese hambre, además de cargar un maletín con las cosas del menor que debía tener todo el tiempo cerca..... era mucho, ¿Y si mejor se llevaba una niñera?.. 

Bufó considerando durante unos momentos el retractarse, pero debía aprender a cargar con él a todos lados como hacían las mujeres con sus hijos así que no había marcha atrás pero tenía aún el tiempo necesario para hacer un plan de cómo organizarse allá afuera tomando a consideración todas las posibles situaciones a las que podría enfrentarse, como en un campo de batalla. Lidiar con un bebé era como estar en una guerra llega de armas nuevas que no sabes cómo usar o enfrentar así que eran necesarios muchos planes para cada cosa.. por suerte era muy buen estratega así que pasarían el resto del día planeando su operación con pequeñas pausas para no interrumpir los puntos importantes de su rutina diaria como almorzar, cambiar pañales y el baño nocturno para que el bicolor se arrullara más rápido.

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Ya estaban en la estación ferroviaria a primera hora de la mañana, sin ningún pendiente y habiendo avisado a Iosif de su salida del territorio, el tren de manera muy puntual no tardó mucho en llegar y abordó el vagón que normalmente estaba disponible sólo para que los que tenían puestos políticos pudiesen viajar ocupándose de sus asuntos sin las interrupciones de los vagones comunes en los que había mucha distracción de manera frecuente. Estaba solo aún así que se permitió bajar la manta oscura que cubría al dormido castaño menor que no soltaba su chupón y se aferraba con sus manitos enguantadas al suéter de su papá.

Soviet estaba más despierto por lo que solo se limitó a observar el paisaje mientras abrazaba al pequeño y frotaba su espalda suavemente con la diestra para que el sonido de los rieles no lo despertara, por suerte este parecía ser inmune al traqueteo así que no habría mucho problema con eso durante el camino. 

A las dos horas un bostezo pequeño le indicó que el bicolor se había despertado ya dispuesto para comer un poco más, así que con sutileza deslizó parte de la gabardina por su hombro y subió su suéter posicionándolo con la manta cubriendo a ambos de una manera en que no se notara lo que sucedía en realidad. La incomodidad de sentir la primera succión y el aliento caliente sobre su piel siempre le generaban un pequeño repelús momentáneo hasta que se acostumbraba y dejaba de sentir la incomodidad, esperó pacientemente los diez minutos en los que el estómago ajeno se llenaba y luego de limpiarse con un pañuelo dejó al infante acostado en el asiento junto a la ventana para revisar su pañal agradeciendo de que aún estuviese impecable, por suerte podría cambiarlo y tirar el pañal sucio cuando llegaran a la estación de Varsovia donde el tren pararía unos minutos para cambiar de conductor y que abordaran más pasajeros, se suponía que la tela debía lavarse con agua caliente y mucho jabón.. pero él prefería tirarlos muy lejos de su vista.

-Mggug -Llamó el de ojos lavandas buscando alcanzar la gran mano carmesí con las suyas, volviendo a emitir un ligero sonido cuando al fin lo consiguió y comenzó a jugar con los largos y toscos dedos de quien lo observaba divertido de que estuviese tan interesado en algo simple como una mano, pero lo dejó distraerse todo lo que quiso-.

Dad in Training! (URSS & Rusia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora