El europeo parpadeó curioso mirando a su alrededor con atención, en serio era un bosque hermoso y ese claro lleno de flores majestuosas como la Viola Incisa o la Rhododendron Schlippenbachii de colores vibrantes que atraían su mirada en lo que los rusos acomodaban la manta y la canasta dejándole su momento de apreciar el lugar teniendo a Alemania en brazos, aunque el carmesí no perdió la oportunidad de sacarles una foto.
—Ya puedes sentarte a comer, toma lo que quieras, sé que tienes mucha hambre –Llamó Urss dejando la cámara a un lado así como su anterior broma del pañal sucio pues estaba impecable desde que salieron de casa, aunque no tardaría mucho en pedir ser alimentado—.
Sin esperar más el germanoparlante se sentó sobre la manta amarilla dejando al bebé entre sus piernas como si fuesen sus brazos acunándolo y se dispuso a tomar uno de los sandwiches que habían así dándole una gran mordida en la que casi sonrió de alivio, por su parte Rusia comenzó a picotear su platito con fruta picada y el otro castaño sacó un termo con jugo de naranja recién exprimido que iba a servir en vasos para cada uno.
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Una hora después de desayunar el niño de ojos lavanda estaba a algunos metros jugando entretenido con los perros que se habían acercado a curiosear y buscar sobras, por otro lado Reich tuvo que acostarse de lado sobre la manta para poder alimentar al de piel amarilla que se aferraba a su pecho con los ojitos cerrados pero muy tranquilo hasta que terminó de amamantar quedándose inmediatamente dormido en los brazos de su cuidador, quien por cuestiones de comodidad tenía la cabeza apoyada en el muslo derecho del Soviético que observaba a su hijo por si sucedía algo.
—Si tienes ganas de dormir adelante, puedo cuidar a Alemania también –Dijo en tono bajo el euroasiático con su diestra acomodando un mechón de cabello rebelde que tenía el bebé sobre su pequeña frente—.
—¿Seguro que puedes con ambos?.. –El de esmeraldas estaba adormilado otra vez gracias a su estómago lleno y la calidez del ambiente con ligero sol óptimos para inducirlo al sueño—.
—Si, ambos son muy pacíficos.. descansa un poco –Los largos dedos del de camisa remangada se hundieron con suavidad en el rubio cabello ajeno peinando sus ligeras ondas a la par en que se inclinaba, dejándole un beso en la frente como solía hacer con ambos infantes tras arrullarlos—.
Dritte se quedó observándolo con los ojos algo entre cerrados pero tranquilo hasta levantar un poco su mentón en dirección al otro que aún permanecía inclinado, rozando sus narices sin pensar nada en específico hasta que el eslavo se atrevió a unir sus labios una vez más.
El heredero alemán no sabía cómo besar, así que simplemente se quedó quieto dejándose llevar por las sensaciones del momento, ya luego pensaría en qué diablos estaba haciendo. Ahora solo quería darse un momento para engatuzarse por el aroma a pan de centeno recién horneado y la suavidad de los labios eslavos que tomaban el asunto con calma hasta que el aire escaseó, concluyendo con la mirada profundamente pensativa del mayor al escarlata que luego quedó dormido abrazándose al pequeño de ojos celeste. Tiempo después se les unió a la siesta el niño de conjunto azul acomodándose en medio de ambos adultos, debido a la paz del momento incluso URSS se dio la opción de recostarse y cerrar los ojos mientras que seis de sus Pastores del Cáucaso rodeaban el lugar haciendo vigilancia para su amo.
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Para cuando el mayor despertó ya era tiempo de almorzar según la hora en su reloj, aunque fue su hijo el único en levantarse además de él pues los dos alemanes estaban hechos ovillo apegados sin intenciones de querer abandonar su sueño así que suspiró tomando con cuidado la manta para envolver con esta al más pequeño a quien ató contra su pecho como antes había hecho para el facista a quien se echó a la espalda con un poco de esfuerzo agradeciendo que Rusia pudiese caminar solo y los perros fuesen lo suficientemente grandes como para llevar la canasta en el hocico, así pudieron volver hasta la propiedad.
—Rus sé un buen niño y ve a lavarte las manos para comer –El de ojos hielo miró de soslayo a su descendiente que asintió rápidamente y se fue a acatar la petición en lo que él dejaba a la visita indefinida en el sofá para que siguiesen durmiendo—.
Luego de ocuparse del de botas largas y dejar al tricolor en la alfombra rodeado de almohadas fue a la cocina a pensar en qué podía hacer en poco tiempo, al final carne aderezada con patatas y verduras cocidas fue la solución. Aunque rato después debido al aroma delicioso de la carne el rubio se levantó instintivamente caminando adormilado hasta la cocina en donde le dio un susto al dueño de casa cuando apenas estaba girando para apagar el fuego de las patatas.
—¿Ya vamos a comer?.. –Dritte habló arrastrando las palabras ligeramente mientras se frotaba el ojo derecho con la misma mano aún junto al más alto—.
—Falta un poco, ve sentándote a la mesa –Fuera del susto inicial le causó algo de gracia al carmesí así que le dio un par de palmadas suaves en el hombro y siguió terminando de preparar el almuerzo pues también tenía hambre aunque no tanta como el de esmeraldas—.
—¡Papi, papi!, ¡El paja'dito ya vue'da! –Chilló el bicolor desde el segundo nivel, sin querer despertando a Alemania que comenzó a llorar por la forma brusca en la que fue despertado de su siesta—.
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Dad in Training! (URSS & Rusia)
Fanfiction¿Qué si estaba en sus planes?, claro que no, joder. ♡ -¿Qué rayos esperas que me haga yo con un bebé, te haz vuelto loco? . -¿Porqué no te duermes?, me quiero morir, son las 3 a.m. . -¡No no, no toques eso, Rusia malo! . -Si te sientas en esa esquin...