Тридцать три / 33

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El olor delicioso de la carne lo hizo salir de la habitación, ya vestido con un pantalón holgado y un suéter algunas tallas más grande además de solo andar en calcetines hasta llegar al final de la escalera, en el sofá se encontraba el pequeño Rusia con su pijama de enterizo azul mirando los programas infantiles de la televisión sosteniendo su biberón de leche tibia, se veía tan tranquilo que ni siquiera parecía un niño.

Algo de ruido a su izquierda lo hizo mirar la cocina en donde el más alto caminaba con un delantal blanco virtiendo en un par de platos el contenido de la sartén que llevaba, el olor a carne dorada mezclada con otros ingredientes era simplemente tentador por lo que su estómago no tardó en sonar haciéndolo sentir avergonzado por llamar la atención de los otros dos.

-Kuchen! -Chilló el bicolor dejando su biberón a un lado para levantarse a correr hacia el germano estirando sus bracitos hacia arriba con una petición obvia-.

El aludido tardó un momento en entender pero finalmente se inclinó para tomarlo en brazos como le había visto hacer al padre, lo cual hizo feliz al rusito que sonrió y lo abrazó apoyándose en su pecho con cariño, ante eso Reich quedó algo pensativo respecto a porqué el niño le tenía tanta estima desde que era un bebé si se vieron solo un par de veces en lo que llevaba de vida. Aún así apoyó una mano en su espalda y caminó hacia el sofá olvidándose de la otra presencia, sentándose algo ido a ver también la pantalla con el pequeño que no podía estar más feliz por la atención.

Por su parte el eslavo mayor sonrió leve y volvió a terminar de preparar el desayuno para ambos adultos pues la fruta picada y la avena de su hijo fueron lo primero que hizo apenas tocó la cocina, así pasaron algunos minutos más hasta que dejó todo en los lugares correspondientes de la mesa y esperó junto a ella.

-Pueden venir a comer ya -Habló mirando en dirección a la sala así llamando la atención de los otros dos que giraron sus cabezas a la vez casi con pereza, lo que le causó una mueca ligeramente divertida pero se concentró en señalar la comida esperando-.

Eso pareció razonable para el castañito y el de esmeraldas que se levantó con el otro en brazos caminando tranquilamente a la mesa, aún estaba en su mundo olvidando temporalmente lo que sucedió en la madrugada, dejó al menor en su silla con cojines y se sentó en la que había ocupado antes a tomar una pieza de pan sin interesarle esperar al otro que apenas se sentaba con intenciones de entregarle un tenedor a su hijo para que comiese su fruta picada en cubos para facilitar su consumo.

El pan del de esvástica fue llenado con buena cantidad de carne picada con cebolla y tomate que tenía un curioso jugo ligero de olor llamativo, al darle un mordisco suspiró como si hubiese ganado tres guerras consecutivas cerrando los ojos por instinto de poder disfrutarlo mejor.

-Se llama lomo saltado, un amigo de Sudamérica me enseñó la receta hace algún tiempo -El de ojos hielo por su parte comió más tranquilo tras informar el origen de lo que comían-.

-.. Está malditamente rico -El rubio soltó directamente desde su subconsciente y con la boca llena masticando fascinado por el sabor de la carne marinada, sabía que la comida latina era buena pero no creyó que tanto como para maravillado con simple carne y verduras-.

Desde ahí el europeo comenzó a comer un sándwich tras otro incluso rebasando la cantidad del carmesí que era más grande, sorprendiéndolo pero aún así dándole gusto de verlo disfrutando de algo que preparó, hasta que finalmente se terminó lo que había en el plato en el centro de la mesa desencadenando un suspiro satisfecho del fascista que se relamió los labios antes de limpiarlos con una servilleta.

-Kuchen -Rusia lo llamó nuevamente estirando los brazos en su dirección, siendo su capricho cumplido por el otro que con el estómago lleno estaba completamente domado-.

Urss los vió volver al sofá a sentarse casi acostados entre las almohadas que ponía para el de ojos lavanda cada mañana en lo que hacía el desayuno, los otros dos se acomodaron para ver la programación infantil que transmitían en uno de los canales de la unión designado especialmente para los menores, con eso ya puso mayor atención en recoger todo y dejar las cosas limpias antes de subir a su oficina cerciorándose una vez más de que ellos estaban casi hipnotizados por la televisión aunque uno solo ponía atención a las letras del alfabeto que mostraban y el otro se estaban quedando dormido lentamente.

Emitió una risa baja casi silenciosa y subió las escaleras con tranquilidad para hacer su papeleo al menos durante un buen rato así quedando libre en la tarde para salir a caminar al patio y cuidar sus flores antes del almuerzo.

Mientras tanto en la sala el ruso menor estaba felizmente acostado apoyando su mejilla en el pecho del rubio que casi tenía los ojos completamente cerrados vencido por el sueño que le faltaba, así que el pequeño hacía de las suyas acobijándose bajo su brazo a ver a los niños humanos enseñar cosas tras la pantalla de cristal.

Dad in Training! (URSS & Rusia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora