Двадцать два / 22

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-¡No Rus, deja eso! -Chilló el castaño mayor corriendo el dirección al niño para que soltara el adorno de cristal que estaba en uno de los estantes bajos de su oficina, ahora que caminaba todo quería tocar o llevarse a la boca el muy condenado- ¡No no, no toques eso, Rusia malo!

Apenas soltaba una cosa.. ya estaba planeando tomar otra y así durante todo el día, el carmesí comenzaba a agotarse por ese nuevo ritmo de vida.

Pero ahora que era padre debía acostumbrarse quiera o no para que su bebé siempre estuviera bien y seguro, lo cual muy probablemente significaría hacer más modificaciones en la casa. 

Cuatro Meses

El pequeño bicolor ya caminaba más rápido, el de ojos hielo había tenido que cubrir todo el primer nivel con alfombras y cojines para que este no fuera a lastimarse con nada además de que ya mantenía a los perros afuera todo el tiempo debido a que en dos ocasiones habían mandado al suelo a Rusia por ser tan grandes, ya cuando el niño estuviese más estable les permitiría la entrada a la casa.

Cinco Meses 

La primera Navidad del bebé castaño, las mujeres eslavas llegaron a casa con regalos para el más pequeño entre ellos e incluso el callado Kazajistán vino a conocerlo, solo por su hijo el soviético aceptó que tanta gente se metiera a su cocina para hacer la comida otra vez sin dejarlo acercarse. Aunque no tuvo queja absoluta sobre la cena pues todo estuvo delicioso y el de ojos lavanda pudo probar más tipos de comida para luego estar cambiando de brazos cada cierto tiempo porque todos querían cargarlo para estirar con cuidado sus regordetas mejillas infantiles, la ucraniana incluso le había tejido un suéter azul con lobos de color blanco que sin duda fue digno de una fotografía para él solo e incluso también con todos los presentes.

Seis Meses

-Vamos Rus, di "Papá".. -URSS sentó al pequeño en su silla de comer para seguir practicando un poco su vocabulario antes del desayuno, mientras que su avena con grutas se enfriaba sobre la barra-.

-Paa.. ap! -Chilló el castaño menor sonriendo mientras agitaba su inseparable sonaja, a pesar de que le habían regalado muchas cosas esa seguía siendo su favorita.. porque el de esvástica la había usado para jugar con él-.

-..¿Qué es un "Ap", Rusia?.. -El de hoz y martillo ladeó la cabeza mientras lo observaba, pero acabó por darle sus cucharadas de avena mientras suspiraba, tal vez ya sería para la próxima-.

Ocho Meses

El niño corría a su paso agitando su peluche de oso, medía un poco más que los humanos de su edad pero tenía mejor control motriz por lo que ya podía subir las escaleras siempre y cuando el carmesí lo estuviese supervisando para evitar accidentes, Rusia últimamente había estado observando por la ventana a varios aviones pasar en pruebas de vuelo y aunque no sabía bien lo que eran estos, le gustaban mucho por lo que estiraba los brazos de lado y corría imitando su vuelo hasta cansarse.

El soviético ya lo había observado varias veces, así que estaba considerando mostrarle uno de cerca en la seguridad de la tierra hasta que tuviese la edad suficiente para acompañarlo en un vuelo de rutina.

Nueve Meses

Rusia estornudó y frotándose el rostro con sus manitos hizo un puchero, había estado jugando entre la nieve que quedaba mientras su padre hablaba con un hombre de bigote grande y ahora se había resfriado además de tener leve fiebre por lo que no podía levantarse de su cama a orden del mayor, uno de los perros había recibido permiso de entrar a la habitación para hacerle compañía mientras la leche de su biberón era entibiada en la cocina. Le molestaba solo poder respirar de un lado así que comenzó a sollozar en tono bajo, llamando la atención del gran Pastor del Cáucaso que dejó su lugar en el tapete para subir a la cama y acostarse a su lado, dando pequeñas lamidas a su mejilla para reconfortar a lo que percibía como un cachorro lastimado de su amo.

-Ya Rus, papá está aquí.. -Dijo en tono bajo el de ushanka para tomarlo en brazos y sentarse donde estaba antes el niño, acunándolo en sus brazos y colocando el biberón en su boca para que comenzara a comer porque eso le ayudaría mucho al haber combinado la leche con algunas hiervas medicinales cuyo uso le había explicado Bielorrusia hace mucho tiempo-.

Diez Meses

Ya con la Primavera iniciada las temperaturas pudieron comenzar a alcanzar los veinte grados por lo que las plantas previamente congeladas por el cruel invierno estaban floreciendo tímidamente de entre el barro que quedaba por el deshielo, el de ojos fríos y su pequeño estaban en el jardín sembrando algunos brotes de Abedul que habían germinado en casa. La propiedad tenía gran espacio para sembrar todo tipo de cosas por lo que también aprovechando el clima agradable URSS estaba haciendo los planos de un invernadero conectado a la casa donde pudiese tener cosas útiles para sobrevivir sin problema a los días de tormentas de nieve que nunca faltaban.

-¡Papi! -Llamó el de ojos lavanda señalando con su pequeña pala de mano a un animalito peludo que se parecía mucho a su peluche favorito, estaban viendo a un osezno acercarse entre los arboles con curiosidad-.

-Pero si es un osito.. -Este miró a su alrededor hasta encontrar una de las manzanas que habían cosechado, obviamente no podía acercarse con el menor al ser un animal salvaje y sin saber dónde se encontraba su madre por lo que se limitó a hacer rodar la manzana lo suficiente para que llegara hasta el cachorro de oso pardo que se asustó un poco pero luego la tomó con ambas patas para comenzar a comerla- A los osos pequeños les gustan las frutas también, pero nunca debes acercarte a ellos solo, ¿Si?

-...¿Po' qué?.. -Ladeó su cabeza el rojiazul mirando al adulto, los osos se veían bonitos y comían manzana como él o sus perros peludos-.

-Porque los osos grandes comen carne, si no te conocen pueden hacerte daño... como Nastya a ese hombre desconocido que se metió al jardín aquella vez, los animales del bosque que no cuidamos nosotros pueden atacarnos por miedo ya que nunca nos han visto antes -Intentó explicar lo mejor posible a su niño que lo miraba atento recordando como una de los perros había salido corriendo del jardín donde jugaban todos y luego se oyó un grito, había mordido muy fuerte el brazo de un intruso ajeno a sus soldados designados-.

Once Meses

-Y las bu'ujas, fo'tan y fo'tan.. -Canturreaba Rusia en su media lengua infantil ya algo más expandida con nuevas palabras que practicaban a diario, mientras tanto estaba sentado en su pequeña tina jugando con la espuma que hizo el jabón que ya había sido limpiado de su cuerpo con una esponja suave para su delicada piel-.

-Al cielo hasta reventar, pero no hay problema porque siempre hago más.. -El de piel roja continuó una de las canciones que se había inventado para mejorar el vocabulario, por suerte ya se había aprendido los colores principales de las cosas y algunos nombres de frutas pero las palabras con L o R aún no las podía pronunciar bien así que lo llevaban con calma-.

-El A'co I'dis va b'iiar y las aves canta'an -Sus pequeñas manos hacían sonar el agua como un chapoteo mientras que intentaba no mover mucho la cabeza pues el shampoo podría volver a caer en sus ojos y eso le dolía mucho, así que esperaba muy paciente a que su papá lo limpiara de su cabello-.

-Listo mi capitán, ahora vamos a secarte y buscar ropa nueva -Tomando una toalla el eslavo mayor lo alzó en brazos cubriéndolo rápidamente con ella y apoyándolo en su pecho para darle calor en lo que caminaban a la habitación del pequeño que soltó un bostezo al ser su ducha nocturna el sueño lo estaba venciendo-.

Secó toda su piel de manera correcta para luego colocarle el pañal que aún usaba solo por las noches para evitar tener que cambiar sábanas en plena madrugada si ocurría algún accidente de ese tipo, aunque el ruso de ojos lavandas ya sabía que debía pedir ir al baño apenas sintiera ganas. Terminó de abotonar su pijama y se sentaron en el sofá de la habitación para hacer algo de tiempo en lo que terminaba de arrullarse, URSS acarició la mejilla de su hijo antes de remover su camisa dejando su pecho al descubierto para que este se alimentara. Por suerte con los meses notó que ya salía cada vez menos leche por lo que estaba aliviado de estar más cerca a lo que recordaba como un cuerpo masculino normal.

Cabeceó un poco pensando en algunas otras cosas de su trabajo hasta que notó al castañito ya profundamente dormido, se levantó con cuidado y lo dejó en su cuna arropándolo junto con su peluche de oso, dándole un beso suave en la frente antes de salir juntando la puerta para cambiar su propia ropa y acosarse a dormir.

Dad in Training! (URSS & Rusia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora