Сорок четыре / 44

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¿Porqué se dejaba?, ¿Porqué permitía que el carmesí le hiciera eso otra vez?, ¿Porqué... su pecho se sentía diferente cuando estaban tan cerca?

Luego de un rato mirándose tras el comentario de URSS este se inclinó para robarle un beso que nuevamente fue lento y se mantuvo hasta la escasez de aire, solo que estaba vez sintió la mano ajena acariciar delicadamente su mejilla como si buscase hacerlo sentir bien, cosa que funcionó pues no pudo evitar que un suspiro lento saliese de sus labios húmedos.

—.....Warum tust du das?.. –El rubio murmuró mirándolo con los ojos entre cerrados pero confusamente relajado por alguna razón, necesitaba obtener una respuesta—.

(.....¿Porqué lo haces?..)

—Cuando me miras así... todo en mi grita que pruebe tus labios.. –Soltó el de ojos hielo aún sin dejar su mejilla, en esa posición tan cercana e íntima en la que sus pequeños estaban en medio emitiendo tanta paz– Es algo extraño, pero al hacerlo... Simplemente no puedo dejarlo pasar.

Un rojizo más fuerte inmediatamente invadió el rostro del más bajo cuya boca se abrió ligeramente ante la inesperada respuesta, pero el eslavo hablaba en serio así que volvió a besarlo esta vez más breve pero sonoro... Solo que sin tener la oportunidad de seguir debido al timbre interrumpiendo.

—Son las siete de la mañana, quién diablos.. –Gruñendo bajo el de hoz y martillo se levantó de la cama para tomar su bata antes de bajar a la entrada—.

—¿Papi...? –Rusia soltó el pecho del europeo para levantar un poco su cabeza abriendo los ojos y frotándose el rostro con sus manitos—.

—Shhh Rus, quédate aquí mientras papá ve quién es –El carmesí le dio ligeras palmadas en la espalda para volverlo a arrullar y al verlo apoyarse nuevamente en el pecho de Reich salió de la habitación—.

Bajó las escaleras con algo de prisa y el ceño fruncido por la interrupción de aquél momento, solo que al abrir la puerta todo tuvo sentido y bufó.

—Qué tanto bufas, ni que fueras vaca. –La ucraniana alzó una ceja burlona y lo hizo a un lado para entrar a la casa como si nada cargando una canasta con frutas de temporada—.

—Buenos días Urss, ¿Y Rusia? –Moldavia sonrió besando su mejilla como acostumbraba, para ella el Soviético era como un hermano menor y a pesar de lo complicado que era su régimen sabía que era alguien correcto que siempre la trató con respeto de manera personal igual que a las otras repúblicas socialistas—.

—... Está durmiendo arriba, no hagan ruido –Torció los labios sabiendo que no podía librarse tan rápido, solo esperaba que..—.

—¡Papi, papi! –El pequeño bicolor apareció al inicio de la escalera en el segundo nivel tomado de la mano del de esvástica que tenía en el otro brazo a Alemania chupeteándose una mano—.

Al más alto solo le quedó hacer una mueca de derrota sabiendo lo mal que parecía caerle la castaña Moldava al fascista que apenas la vio arqueó una ceja como si lo hubiesen ofendido en algo.

—Ah mira, no sabía que traías visitas a tu casa –La de piel amarilla no conocía casi nada al otro, pero solo con ver su expresión supo que la ocasión iba a estar interesante esta vez—.

•   •   •

Reich no podía ocultar el desdén en su mirada, incluso si estaba siendo irónicamente atendido como un rey por el eslavo que le sirvió el plato más generoso de la mesa, su expresión aún era de disgusto por compartir espacio con ambas desconocidas que no dejaban de mirar a su descendiente.

Así que se dispuso a ignorarlos totalmente a todos para distraerse disfrutando en silencio la comida que no tenía culpa de nada, ya luego indagaría quién era aquél sudamericano responsable del platillo y lo invadiría para preservar la receta en su poder, mientras tanto solo se concentraría en que Alemania no llorase.

—¿Quieres más jugo? –El de ojos hielo preguntó mirando al escarlata quién claramente fingió no oírlo a lo que solo le quedó bufar bajo y volver a darle avena a su hijo—.

Moldavia estaba ajena a la tensión jugando con las manitos de Rusia que iba soltando risas y la ucraniana miraba con cuidado cada expresión que hacían los otros dos, especialmente enfocada en la manera en que los labios del de esvástica se fruncían cada que la castaña soltaba una carcajada. Sin duda estaba más interesada en saber más de la situación en la casa para contarle a su hermana al volver en unas horas, mientras tanto el más alto estaba algo tenso cerciorándose de rato en rato que Dritte estuviese terminando lo que tenía servido y aliviándose al ver que efectivamente los trozos de carne y tomate habían disminuido a diferencia de los de cebolla.

—Y tenemos un paja'dito –Siguió contando Rusia con su sonrisa de dientes pequeños y delgados, él adoraba a todos los tíos que habían ido a visitarlo desde su primer mes de vida, además de que eran los únicos que conocía—.

—Oh que hermoso, las aves son seres muy nobles –La Moldava le sonrió al menor para luego tomar la mano derecha del de hoz y martillo con ambas suyas como acostumbraba hacer para que le pusieran total atención– Se acerca el festival de cosecha en casa, así que más te vale que los vea a ambos allí a fin de mes.

—Veré si tengo tiempo disponible para esas fechas, el Kremlin se está poniendo algo insoportable últimamente –Intentó el castaño mayor desviar el tema sabiendo de la probabilidad de que para ese tiempo el alemán aún estuviese en su casa aprendiendo a cómo cuidar del tricolor—.

Dad in Training! (URSS & Rusia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora