Capítulo 13.

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Sweet but Psycho - Ava Max


Al siguiente día desperté cuando las luces del cuarto fueron encendidas. Me dolía el cuello horriblemente por la posición en la que dormí y lo peor es que ni siquiera podía sobarlo. Le eché un vistazo a Isaac y noté que también se sentía incómodo.

—¡Buenos días! —Escuchamos la voz de Goliat.

Por mi parte, mi boca se hizo agua y mi estómago rugió al notar que llevaba una bandeja con comida. El olor del pan recién horneado, los huevos revueltos, el jamón cortado en pedazos y mi creciente hambre me hicieron notar que llevaba bastante tiempo sin probar alimento, se limitaban a darme un poco de agua para que no muriera deshidratado.

Goliat se dio cuenta de cómo miraba la comida, así que me soltó una advertencia.

—Oh, esto no es para ti, es para el sacerdote.

Puso la bandeja encima de la mesa con todo e instrumentos y se acercó a Isaac para desamarrarlo. Cuando terminó esa tarea, el cura empezó a sobar sus manos. Posteriormente fue por la comida y se la extendió.

—Gracias —dijo Isaac. A diferencia del día anterior, se encontraba un poco más animado. Se sentó en el suelo, estirando las piernas, y colocó la bandeja encima.

—Es un placer ayudarlo en lo que mis posibilidades me permiten.

Isaac le sonrió un poco y se persignó para agradecer los alimentos; segundos después me miró.

—¿En serio él no comerá? —Me señaló. Creo que se dio cuenta de mi mirada anhelante.

—Es para usted.

—Oh... Me gustaría compartir la comida con él. —Goliat hizo una mueca de desagrado, no estaba muy convencido de tener consideraciones hacia mí. Luego de unos segundos, terminó accediendo.

—Está bien, voy a desamarrarlo.

—Por favor.

Lo miré con agradecimiento mientras Goliat me desamarraba.

—Si haces alguna idiotez, te asesino —masculló en un tono muy bajo para que Isaac no lo escuchara.

—No haré nada tonto —me quejé.

—Más te vale.

Empezamos a comer, yo como un muerto de hambre porque así me sentía, y él con un poco más de calma.

En un momento, Isaac notó mi dedo sin uña.

—Pat, ¿qué te pasó? —Preguntó preocupado.

—La psicópata me arrancó una uña —expliqué.

—Oh, Dios. —Se llevó la mano a la boca—. ¿Podrías conseguir algo para desinfectar la herida? —Le pidió al guardaespaldas.

—Eh... —titubeó un poco, pero al final aceptó—. Claro, ahora vuelvo.

Minutos después llegó con un botiquín y procedió a desinfectar la herida y vendar el dedo. Mientras tanto, yo seguía comiendo con mi otra mano, haciendo muecas de dolor de vez en cuando.

—Hey —dijo Goliat de repente—. Hoy vine un poco tarde, mañana vendré más temprano, pero antes de que llegue alguien más, ¿no quieren aprovechar para ir al baño?

Ambos aceptamos. Primero llevó a Isaac y me dejó encerrado. Durante un momento tuve miedo, creí que era una trampa e iban a matarlo pero me tranquilicé cuando minutos después ambos entraron y Goliat dijo que era mi turno. Me llevó a una habitación que estaba al lado del cuarto de tortura, contaba solo con un retrete y un lavabo pero en ese momento me pareció un baño de un hotel de cinco estrellas. Había aguantado mucho para no hacer mis necesidades, así que fue un alivio liberarme. Dos minutos después, Goliat tocó la puerta.

La hacienda de los psicópatas © +18 |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora