Capítulo 8

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Un mes

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Un mes. Eso era todo, un récord si lo comparamos con las anteriores fisioterapeutas de Marcus. Las cosas desde la clase de yoga fueron normales, él no hablaba como era su característica principal, pero el ambiente estaba menos cargado con esa sensación de estrés.

Implementé a Baxter en algunas clases y en otras no para poder identificar si era favorable para mi paciente y sorpresivamente ambos se llevaban bien. En esta última semana ellos pudieron conectar favorablemente.

Si esto seguía así podría intentar que Marcus entrara de manera lenta de nuevo en la natación. Había consultado con muchos entrenadores y otros fisioterapeutas que trataron atletas de este deporte para consultar cuales fueron los ejercicios más fáciles y que podrían ayudar a Marcus en su tratamiento, favorablemente muchos me mandaron por correo diferentes instrucciones y documentos sobre cómo tratar e implementar ejercicios en el agua.

—Ya sientes mayor fuerza, ¿verdad? —le pregunté.

—No me duele, puedo sentir que esa capacidad vuelve.

—Eso es muy bueno, implementaré algunos ejercicios de amplitud de movimiento. Si bien creo que eso mejoró mucho aún le falta un poco de desarrollo. —Anoté algunas indicaciones que me hizo cuando estaba haciendo los ejercicios asignados y programaría para mañana las mejoras.

Baxter se acercó y esperó una caricia de Marcus, cuando la consiguió se puso a mi lado. Recibiría muchos premios de croquetas por su buen trabajo.

—Muy bien creo que ahora...—Alguien abrió la puerta de forma brusca.

—Señor Collins, alguien lo espera afuera.

Marcus sonrió.

Él sonrió. Una grande y cálida sonrisa estaba en su cara cuando Rupert le dio la noticia.

—Estaré enseguida, dile que espere. Haz que en la cocina preparen esa cosa rara que ella toma.

—Claro. —Cerró la puerta y se fue.

Gracias por saludar Rupert.

—Supongo que debes irte. —No sabía que agregar.

—Adiós. —Se colocó la camisa y se fue. Por lo menos se despidió.

Toda la situación se me hacía rara. Por suerte tendría más tiempo para hacer mis cosas, esa playa me esperaba. El día de ayer festejé el avance, estaba en la mitad de la playa sentada en el centro, cada vez más cerca del mar.

Guardé mis cosas y llamé a mi perro. Las personas de aquí y Baxter se habían acostumbrado, ahora llevarlo sin correa era algo común, no me gustaba mucho tenerlo atado de esa manera, algunas veces era necesario y otras no. En este momento no lo era y cuando abrí la puerta él fue por el camino de la salida, para él la casa era algo habitual.

Cerré la puerta y observé a Baxter que me esperaba con paciencia.

—Toma, hoy fuiste un buen compañero. —Saqué de mi bolso un pequeño recipiente. Tenía croquetas pequeñas que servían como incentivo.

Solo quiero estar a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora