Capítulo 2

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—¿Entonces te irás por el trabajo? —Mi hermana preguntó

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—¿Entonces te irás por el trabajo? —Mi hermana preguntó.

—Dentro de una semana, el papeleo por llevar a Baxter fue el problema. —respondí a través del celular.

—Entiendo. Mamá está preocupada porque te vas lejos, otra vez.

—Mamá siempre se preocupa, estaré bien. —Me senté en el sofá.

—¿Tanto dinero te darán por atenderlo?

—Eso significa varias cosas, primero: no le importa el dinero. Segundo: será un paciente muy difícil. Nadie paga tanto por atender una recuperación, además viviré en su casa o eso entendí. —Traté de explicarle mis especulaciones sobre la rara situación en la que me encontraba.

—Espero que sea grande la casa porque convivir contigo desde ahora será un problema. —se burló.

—No digas eso, soy buena compañía.

—No lo asustes con esas mascarillas para la cara que siempre te pones.

—¡Stephanie! —le reproché. Las mascarillas ayudaban, mi rutina nocturna para la piel siempre era algo que me beneficiaba.

—Solo bromeo —rio—. Volviendo a tu paciente, no pensé que ganaran tanto esos tipos de atletas.

—Bueno, lo investigué un poco, ya sabes, para prepararme psicológicamente. Tiene su dinero, publicidad principalmente, por lo que entendí es alguien importante en el mundo del deporte. —Si bien era algo muy del exterior me daba o ayudaba a formar una idea de cómo podría ser como persona, no debía creerle siempre a la prensa y todo eso. Solo me enfoqué mayormente en sus logros como atleta.

—Raro que te quieran a ti. No te ofendas.

—Ayer hablé con su representante, en realidad soy la cuarta en la lista por lo que no me ofende. —Tomé una cucharada con helado.

—Eso explica muchas cosas —respondió.

—Por otro lado, el dinero solo será depositado en su totalidad si paso el mes completo, sino solo será la mitad. Me hicieron firmar muchas cosas para no divulgar nada. —Como siempre. Entendía la situación, no querían historias a la prensa de lo que podría ver y que saliera a la luz.

—Típico. ¿aguantarás un mes?

—Traté a muchos pacientes en toda mi carrera, puedo con uno más. —Tomé de nuevo helado. El televisor estaba en pausa, la novela turca que mi mamá me recomendó en realidad era muy entretenida.

—Sé que puedes hacerlo, solo no te fastidies mucho si las cosas no salen como planeaste al principio.

—Escanear al paciente y tratarlo unos días para ver cómo puedo ofrecerle un tratamiento que se ajuste a sus necesidades. Lo tengo claro. —Siempre aplicaba lo mismo.

—Cambiando de tema, papá me ayudó mucho en mi entrevista de trabajo. —Parecía ilusionada de decirme aquello.

—¿Cómo te fue? —Mi hermana era buena en su trabajo y se preparó con los mejores, siempre.

Solo quiero estar a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora