Inquieta, me moví en la cama sintiendo un dolor agudo sobre mi pecho, una sensación familiar y antigua. Traté de acomodar las imágenes que se entrecruzaban en mi mente, respirando profundamente en el intento. Sin embargo, una vez más, me había enfrentado al fracaso.
Reuniendo valor, finalmente abrí los ojos. La intensa luz del lugar me cegó momentáneamente y, aunque los cerré de inmediato, los abrí nuevamente para enfrentar la realidad: me encontraba en un hospital, una vez más. Los sonidos y olores característicos me transportaron a aquellos meses en los que pasé bastante tiempo en el hospital recuperándome. Necesitaba calmarme y alejar aquellos recuerdos.
Traté de acomodarme en la cama para dejar atrás el dolor, pero al hacerlo, me percaté de una figura cerca de la ventana. Temí recibir alguna recriminación por su parte, ya que Marcus siempre era impredecible, lleno de sorpresas.
—¿Qué haces aquí? —pregunté un poco somnolienta.
—Me preocupo por ti —Marcus respondió.
Marcus estaba sentado en un sillón gris junto a la ventana, mirándome fijamente. Me sorprendió verlo vestido con ropa deportiva negra, ya que antes lucía impecable en la fiesta. Cuánto tiempo habría pasado en el hospital para que todo hubiera cambiado de esa manera.
—¿Cuánto tiempo?
—Ocho horas.
—¿Qué pasó? —Me animé a preguntar mientras me sentaba en la cama.
—Pasaron muchas cosas. —Su cabeza estaba inclinaba ligeramente hacia un costado mientras me observaba con una expresión curiosa—. Te tropezaste, estuviste a punto de ahogarte y finalmente te desmayaste.
—Suena demasiados problemas juntos —traté de cortar la tensión volcando un poco de diversión en mis palabras.
—Dos borrachos empezaron a pelear, uno de ellos te empujó y en el proceso Tatiana terminó en el agua también. Era complicado volver a la orilla, Tatiana pudo hacerlo, pero tu empezaste a hundirte y no salías más a la superficie.
«¿Lo sientes?, ya viene, ya viene»
Un escalofrío me recorrió. Lo tenía muy claro en ese momento, y no necesitaba recordarlo de nuevo; no debería haber preguntado en primer lugar. La caída se repetía constantemente en mi mente, en todas sus formas, y nunca esperé que fuera tan caótico mi regreso al mar.
—No parabas de llorar cuando llegué y te desmayaste. —Se levantó y puso agua en un vaso de plástico, después con decisión caminó hasta la cama y me lo entregó.
—Gracias. —Tomé un pequeño sorbo.
—¿Quieres contarme qué pasó con el tiburón? —murmuró.
Me tensé ante sus palabras, ahora él lo sabía, era evidente. No había argumento que pudiera utilizar para desviar el tema, ya que prácticamente había mostrado mis traumas ante muchas personas.
ESTÁS LEYENDO
Solo quiero estar a tu lado
Novela JuvenilNichole, una fisioterapeuta en busca de sanar sus propias heridas, desembarca en la encantadora Byron Bay. Su misión: cerrar cicatrices emocionales mientras ayuda a otros. Pero todo cambia cuando Marcus, un paciente rebelde, desafía sus límites. La...