47. advertencia

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—No vemos en una hora, hmm, ya, sí, aja, lo sé, esta vez solo iré yo, ya lo sé, que sí... Nos vemos —el moreno colgó el teléfono y se dejó caer en su cama

No creyó que unirse a una organización sería mucho trabajo y no malentienda, a él le gustaba ser activo, andar de un lado a otro; sin embargo, esto era más que únicamente estar activo, era más.

El alfa volteo su cabeza a donde estaba su ventana, la ventana contraria a la suya tenía las cortinas cerradas, no se veía nada, mejor dicho, no lo veía a él.

-Quiero dormir-














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—¿A fónfde fas Yfeol? —ladeo su cabeza su hermano

—¿Qué?

—¿Fondfe fas?

—No te entiendo, deja de hablar con la boca llena —este asintió y subió su manita para que entendiera que le esperara, trago

—¿A dónde vas?

—Ah, tengo que ir a algunas cosas que hacer con Jung y...

—¿Y Won? —vio las escaleras esperando a que el alfa bajara

—Se fue más temprano que yo, él tiene otras cosas que hacer.

—Oh, bueno, suerte, aunque no sé qué harás, pero suerte.

—Ya —el alfa se acercó y le dio un delicado beso en la frente a su hermano y olio algo—. Ya casi es tu celo, traeré supresores.

—Ah, qué bien, porque los de la última vez no me ayudaron las que compro mamá.

—¿Cuál era la marca?

—No recuerdo, pero ve a cualquier farmacia que tenga una B enorme.

—¿Por qué?

—Venden los mejores supresores, no es tan difícil buscar hay por toda la manada.

—Bueno —asintió—, enciérrate, mamá y papá...

—Ya sé —le sonrío—. No estarán en casa hasta pasado mañana.

Enciérrate —le señalo con un dedo—. Hazlo por mí.

—Vete ya, se te hará tarde.















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—¿Y bien? —pregunto por décima vez el alfa, pero al parecer su amigo peli-rojo seguía en un viaje astral o alguna de esas mierdas—. Jung —gruño

—¿Eh?

—¿Sucede algo? Si es así, puedo encargarme, dime a quien busco y q...

—No, este... creo que sí  fui un patán.

—¿De qué hablas?

—Olvídalo, amm... ¿Qué querías?

—Lo del tipo que ocasiono el accidente, ¿tengo el permiso de interrogarlo?

—Ah, claro, este... —vio todos los papeles regados en su escritorio—. Solo déjame buscar tu permiso por aquí.

—Pero si tienes diez mil hojas —regaño— ¿Sucedió algo? Siempre ordenas tus cosas y...

—Todo bien, dame... dame tiempo, debe estar por aquí.

—Ya —cruzo sus brazos y negó con la cabeza

oblivion [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora