oblivion [NamJin]

85. esperar

Todo cambio de un momento a otro.

El mundo de paz y naturaleza que relumbraba más que cualquier manada, ahora se estaba convirtiendo en llamas, la manada que por siglos existía, se fundía en solo unos minutos, porque la envidia, los celos, el rencor y la supremacía lo hundió, y gracias a ello, perdía su divinidad.

Desde la más alta torre vigilaba su caótica y realista obra teatral, orquestando perfectamente el final de aquellos que no aceptaban su opinión y el amor que compartía con el omega.

—¿Contento? —pregunto con desagrado—. ¿Estás feliz?

—La verdad, sí —sonrió ladino

—No puedo creerlo...

—Eh, que lo hago para ser felices.

—¡¿Y acaso él lo sabe?!

—Él... me ama —mascullo—. Ahora silencio.

—Wook.

—¡Cállate! —tomo el vaso de vidrio y lo estrello contra la pared, logrando que varios pedazos del cristal recayeran en la persona a su lado—. Solo porque él te haya "escogido" no significa que no sea mío.

—Si lo amaras, dejarías que fuera feliz.

—La única manera en que lo vea feliz es conmigo —su mano la colocó en su pecho—. Él es inmaduro para saberlo.

—Solo se llevan tres años, no puedes considerarte un adulto.

—Nosotros, los albinos alfas, maduramos más rápido, pero es algo que no puedes entender —se bufó del chico y camino con honor hasta él—. Ahora, si me disculpas, tengo que... ir por mi bella «musa».

—Estás obsesionado.

—El obsesionado eres tú, Joon —se hincó y tomo una daga que estaba en su cintura, acaricio la fina hoja en la cara del moreno—, la verdad es que, si no lo estuvieras, no habrías sido su amigo, no le contarías cosas, no le apoyarías a cumplir sus sueños, no lo hubieras cortejado, no te hubieras convertido en su novio —respiro hondo y le escupió—. Sí, yo soy el acosador.

—¡Se le dice amor! —también le escupió, pero exactamente logro ensuciar sus caros zapatos—. Ja.

—Hijo de...

—¡Su-Wook! —su mayor y fiel amigo azoto la puerta de la habitación—. ¡El chico está escapando!

—¡Sí! —aulló con felicidad

—¡No! ¡No puedo permitir que huya de mí y nuestro amor!

—¡Ríndete, Su-Wook! ¡Él se irá de aquí a donde jamás te lo imaginas! ¡No puedes saber a dónde irán!

—¡Lo buscaré por siempre! —rugió y se transformó en un grande lobo blanco—. ¡Cuando vuelva, lamentaras seguir vivo, Joon!

—Ja, ya veremos —negó y el hombre que hace poco había entrado tomo de una mesilla de metal unas tijeras

—Nos vamos a divertir como nunca, chico.

—Qu- ¡¿Qué haces?!

—Él te cuidara mientras estoy fuera, ja, ja, ja.

El lobo blanco salió corriendo de la pequeña sala arriba de la torre y aulló, dándole a entender a su bella «musa» que iba a ir por él, que no podía irse sin él, porque eran los dos contra el mundo.