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Pov. Park ChanYeol.


Yo... desconocía mucho del mundo al tener 8 años, y, aun así, a esa edad me tuve que alejar de mi familia sin razón alguna, bueno, existía una "razón", y era la preocupación de mis padres por mi educación. Ellos no querían que tuviera una educación como los «demás», así que, con mis 8 años apenas cumplidos, me enviaron a un internado.

En ese periodo, solo se me permitían salir en vacaciones, y mis padres podían visitarme cuando quisieran, jamás había entendido el por qué se preocupaban tanto por mi seguridad, hasta que, después de cinco años, en mis vacaciones de invierno volví, y me encontré la razón, y era un niño de 7 años.

¿Quién es?

—¿Cómo, qué quién? —pregunto mi padre con obviedad

—Es tu hermano —hablo mi madre—, anda, di hola, DaeJin.

El niño de cabello rubio me vio de pies a cabeza, y después me sonrió, cerro sus ojitos y alzo su mano formando el signo de paz.

Má dice que tú no eres malo, ja.

Después de ello, mi padre no pudo evitarlo, él sabía que no era tan estúpido, yo ya tenía 13, y poseía más de la mitad de conocimiento que él pudo haber adquirido a esa edad.

No recuerdo que mamá estuviera embarazada —le dije mientras me apoyaba en el umbral de la puerta—. ¿Me vas a decir quién es o yo investigo?

—¿Sabes? Lo único que me molesta del internado es eso —tomo de su café—, que seas un cerebrito a tan temprana edad.

—Si me dijeras la verdad, no actuaría así.

—Yeol.

—Padre.

—Ah —suspiro cansado—, te lo contaré todo si me prometes que no le dirás nada a él.

—¿Decirle qué? —arquee una ceja—. ¿Qué ustedes son malas personas?

—No es eso.

—¿Entonces? Esto no fue lo que alguna vez me enseñaste —señale molesto—. ¡Eres mejor que esto, padre! —no pude evitar gritar por la impotencia con este asunto

Yongmin, siempre me había enseñado de todo para yo entender el mundo, y poder verlo de una manera más ambigua y atípica, por ello, el que me mintiera, se contradecía.

¿Vas a decir algo o mejor le pregunto a Hana?

—Hijo, escu- —él se detuvo, varios hombres entraron a la cocina por algunas cajas y volvieron a salir—. Salgamos un momento, este lugar no es muy seguro.

Mi padre me tomo del hombro y salimos por la puerta de atrás de la casa, ya que, además de tener cerca el bosque por esa ruta, las cajas de mudanzas cada vez eran más abundantes en la entrada. Dentro de unos días ellos se mudarían a una manada, por la seguridad de aquel niño, que yo no conocía de nada, aunque decían que era mi hermano, por lo cual, había más gente de lo usual en casa.

Hijo, no quiero hacerte esto, no a ti —hablo una vez que llegamos a lo más profundo del bosque—. Todo lo que logre enseñarte lo tiraría a la basura si sigo mintiendo.

—Hmm.

—Él no es tu hermano de sangre.

—Lo sé —acerté como si nada—. El chico tiene cabello rubio y ojos azules, ni tú, ni Hana tienen eso.

—Pueden ser genes de algunos de nuestros padres, ¿sabes? —se encogió de hombros

Es poco probable, es uno en un millón.

Mi padre suspiró, y de su bolsillo interior de su chamarra saco una fotografía, me la mostró, y por un momento recordé aquel par de adultos que vagaban en recuerdos muy antiguos dentro de mi ser.

En aquella foto estaban dos adultos y un adolescente albino, él sonreía en medio de sus padres, sus ojos estaban completamente cerrados, y una de sus manos alzada con el signo de paz. Sus padres, ambos albinos de igual manera, estaban sonrientes. El más alto tenía una mano sobre el hombre del adolescente, y la otra en la cintura del adulto a su lado. Pero un poco más atrás, vi una persona detrás de los árboles, era tan diminuto ese detalle, que, solo aquellos que dejaban de lado la felicidad en esa fotografía podían ver un mal acechándolos.

Sin entender muy bien, le di vuelta a la fotografía por simple curiosidad, y no pude evitar sorprenderme por un mensaje que estaba escrito:

"A quien sea que esté leyendo esto, aléjense de él y salven a mi hijo, no puede ser atrapado." Y este mensaje estaba firmado con las iniciales K.J.D.

En aquel momento no comprendía del todo, hasta que una parte de mí hizo una teoría.

K.J.D. —pronuncié—. ¿Es acaso el niño?

—¿Eh?

—Sí, digo. El niño se llama Seok DaeJin. Tal vez firma con un seudónimo. Algo como K... JinDae ¿no?

—Yeol, tú... —mi padre abrió los ojos con sorpresa y después me dio un fuerte zapé en la cabeza

¡Ey!

—¡No es tan fácil! —refunfuño—. Visualiza mejor al adolescente.

—¿Al chico? —arqueé mi ceja, vi de nuevo la fotografía y de pronto la imagen de un niño de 7 años paso por mi mente—. Acaso... ¿DaeJin... es este adolescente?














"—... También sé que le mienten. Jin no merece que le escondan cosas, y tampoco se merece ser abandonado por el que dice ser su hermano mayor y protector."

Suspire al recordar las duras palabras de Baekhyun.

Era cierto, no podíamos seguirle mintiendo, llevábamos esta farsa ya por 20 años, seguir, causaría un descontrol en la persona de Jin y si eso sucediera, él podría explotar como aquella vez después de haberse desmayado enfrente de aquel árbol.

Saque mi celular y busque un contacto, una vez, espere a que el tono de espera dejara de sonar para escuchar un "hola".

—Necesitamos decirle —dije rápidamente—. Es momento de hablar frente a frente con Jin sobre la verdad que le hemos estado ocultando. Si seguimos causándole daños a su memoria, quien sabe qué podría pasar —trague—. Él no es un omega como otros. Él podría destruir todo lo que conocemos si quisiera.

—Yeol...

—Hana, no podemos seguir así.

oblivion [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora