64. mal presagio

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Firmar, desechar y crear.

Esa secuencia la llevo haciendo por más de cuatro horas, más bien, un año completando tantos archivos y una vez hecho, reclamar lo que finalmente podría ser suyo.

—Toc, toc —dijo asomándose sonrientemente su secretaria desde la puerta— ¿Ocupado?

—Un poco, los archivos que me has dado en la mañana son bastante complejos para mi gusto.

—Bueno, a mí no me señales, yo solo soy la mensajera —abrió por completo y paso con una charola de café—, te he traído un poco, para relajarte.

—Antes me relajaba, ahora me he vuelto una máquina vibradora.

—¿Tan nervioso?

—He estado un año completando archivos y demostrando mi valía como alfa, estoy llegando a mí límite —expreso escribiendo en su computadora—. Creo que es hora de merecerme mi premio.

—¿Lo consideras un premio? Es una persona.

—No lo decía de esa manera —se defendió

—Ja, ja, lo sé —asintió con ánimos—. Pues trabaja duro antes de que se vaya.

—¿Eh? —detuvo su escritura y en su mirada se reflejó miedo

—No lo sabía —susurro—. Hace poco hubo una junta de...

—Las familias —mascullo—. Al parecer no fui invitado.

—Nadie de tú... bueno, tu hermano fue.

—Claramente, iba a ir, ¿con quién crees que lo van a casar?

—Acaso...

—Sí —asintió tomando su café—, contra él estoy luchando.

—Oh.

—Ya, oh.

—En fin, hubo una junta y han hablado de que el omega lo mandaran fuera de-

—Corea —interrumpió

—No, de Asia, del continente.

—¡¿Qué?! —se paró de golpe

—Y se decidió la fecha de su emparejamiento —dijo—. Ya no es necesario investigar con quien lo van a emparejar, ya lo sabe usted.

—No se puede ir, no.

—Lo siento, señor —dio una reverencia

—Yo... debo de hacer algo —su secretaria ladeo su cabeza con curiosidad—. Voy a arriesgarlo todo.

—¿Qué va a arriesgar?

—La verdad entre nuestras familias —se sentó de nuevo y comenzó a escribir estrepitosamente en su computadora—. Llama a Baek Dong-Yu —la chica le miro con sorpresa, realmente su jefe y amigo no mentía en lo que iba a hacer.

—Sí señor.














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Troto por el cabaret pavoneándose, ahora que era parte de la cocina no podía ganar propinas, sin embargo, gracias a que una de sus compañeras había faltado y era sábado, claramente necesitaban muchos meseros corriendo de aquí para allá, pasando por todas las mesas del cabaret de Tina.

—Mira —murmuro un hombre señalando con un pequeño sentimiento—. Es famoso por aquí.

—¿Quién es?

—Nadie sabe los nombres de los que trabajan aquí, pero todo el mundo le dice T.

—¿T? —arqueo la ceja el beta— ¿Por?

oblivion [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora