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Caminando con tranquilidad por el bosque, observo como la nieve se acumulaba más y más.

Esto se ve inestable —dijo incómodo—. Albus, hay que volver.

En un minuto —parándose respiro—. ¿No te agrada este clima?

¿Ah? Es molesto, y me estoy ensuciando —alzo su pie derecho—. Mis botas se ensuciaron, Albus.

Para ser el amigo de Isao, eres diferente.

¿Qué importa? Volvamos —gruño—. Me congelo más.

Puedes irte sin mí.

No, si te dejo solo... Nox me puede hacer daño —negó con su cabeza y comenzó a saltar en su lugar—. ¡Ya hay que irnos!

Eres demasiado molesto —girándose le sonrió—, Hoshi.

Cayendo de su cama despertó por el golpe detrás de su cabeza.

—Ah, ¡eso duele! —grito tan fuerte que alguien azoto la puerta de su habitación.

—¡¿Exploto?! —dijo entrando un niño—. ¡¿Lo hizo?!

—¿Explotar? —confundido y aterrado se levantó del piso y se subió a su cama—. ¡¿Qué?!

Ambos niños se vieron cómplices y silbaron.

—Olvídalo tío Hoshi.

—Hmm, era una broma —rio el otro—. Duerme tranquilo.

—¿Cómo voy a dormirme si estoy más asustado que tranquilo?

—Es-

—¡Aquí están! —tomando a cada niño los alzo para cargarlos sobre sus hombros—. Son tan... Hola —sonrojado se escondió detrás de la pared—. Bue- Buenos días, Tae... Hoshi.

—Hola —alzo su mano—. ¿Se te escaparon?

—No entiendo por qué el jefe J-Hope volvió a meter niños.

—Tío Kosei, ¡bájame! —grito la pequeña.

—Parece que te has vuelto una buena niñera —riéndose bajo de la cama, el beta bajo a los niños y corrió hacia él para tenderle una mano y ayudarle a bajar—. No era necesario, pero gracias —vio a los pequeños—. Creo que se ha vuelto muy animado el grupo.

—¿Eso crees?

—Lo creo y... —ni siquiera logro continuar cuando se escuchó una explosión, por el fuerte estallido, el rubio abrazo al moreno—. ¡Ah, odio a los niños! —cuando terminaron las explosiones, los niños huyeron del lugar—. Me va a dar un infarto, y no soy tan joven.

—Hyung, eres... Joven —contesto sonrojado.

—¿Interrumpo? —una voz robótica entro a la conversación, y el par que se abrazaba se separó, giro su cabeza para ver al de casco.

—Ah, jefe —Kosei dio una reverencia—. ¡Buenos días!

—Hmm —murmuro y vio ahora el rubio—. ¿Interrumpo? —pregunto de nuevo.

—Los que interrumpieron mi sueño fue el par de gemelos que has traído —dijo furioso—. ¿Por qué no mejor construyes un lugar donde los niños huérfanos y abandonados puedan vivir? El grupo no es seguro —el gamma comenzó a regañarlo—. Si siguen en un ambiente hostil y agresivo, van a terminar como tú —señalo al moreno—, o peor, como tú —ahora señalo al del casco—. Y, no solamente eso, él...

—Va a seguir así por media hora —notifico Kosei.

—Lo sé, no tiene botón de apagado.

—Debería tenerlo —sugirió sarcásticamente—. Me retiraré primero —dando una reverencia, los dejo solos.

oblivion [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora